WrestleMania: Campeonatos de la WWE sin público, esto es lo único que hay

LAS VEGAS, NEVADA - OCTOBER 11:  WWE logos are shown on screens before a WWE news conference at T-Mobile Arena on October 11, 2019 in Las Vegas, Nevada. It was announced that WWE wrestler Braun Strowman will face heavyweight boxer Tyson Fury and WWE champion Brock Lesnar will take on former UFC heavyweight champion Cain Velasquez at the WWE's Crown Jewel event at Fahd International Stadium in Riyadh, Saudi Arabia on October 31.  (Photo by Ethan Miller/Getty Images)
Logos de la WrestleMania. (Photo by Ethan Miller/Getty Images)

El espectáculo deportivo en los Estados Unidos no podían esperar más. Se anunciaba una serie de luchas de campeonato de la lucha libre más popular de este país, a todas luces se anunciaba la WrestleMania 36 de la WWE.

El costo era atractivo y nada elevado, mucho más económico que acudir a una arena, pagar boletos en más de 40 dólares, beber y comer ahí. El Pago por Evento costó $ 34.99, un espectáculo anunciado por sus máximas estrellas como Rob Gronkowski y Stephanie McMahon, quien señaló que antes de la pelea la compañía estaba allí para ofrecer una “distracción” al país.

El show de tres horas el sábado y otras tres horas el domingo para eso sirvió. Se transmitía un evento que nos transportaba a una película de ciencia ficción, como si lo que vivimos con la pandemia del coronavirus no fuera suficiente marco para sentirnos protagonistas de un filme futurista.

La lucha libre cumplió su cometido, distrajo y trajo consigo la realidad del show deportivo que evita la aglomeración de masas y toda la logística para transformar una arena en un coliseo. Faltó solamente el ingrediente que jamás pensamos que faltara: el público.

NORTH HOLLYWOOD, CA - JUNE 06:  Stephanie McMahon arrives at the WWE's First-Ever Emmy "For Your Consideration" Event at Saban Media Center on June 6, 2018 in North Hollywood, California.  (Photo by Steve Granitz/WireImage)
Stephanie McMahon. (Photo by Steve Granitz/WireImage)

La WWE lo intentó, lo que dieron por casi 40 dólares fue muy bueno, los atletas profesionales totalmente, la misma planeación, impecable.

Los organizadores se vieron obligados a crear el evento en el centro de rendimiento de Orlando, básicamente un estudio de televisión con un anillo al centro. Las 18 peleas programadas se grabaron del 25 al 26 de marzo y se transmitieron el sábado y el domingo. ¿Qué más virtual que eso? Ni siquiera fueron en vivo.

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Esto es una señal inequívoca de lo que vendrá si otros deportes vuelven a las gradas vacías, como sucedió con esos parcos partidos de Champions League y de la Liga MX que vieron estadios monumentales totalmente mudos.

Pero el negocio funcionó, los seguidores hartos de repasar partidos y documentales, se vieron cara a cara con el futuro del espectáculo deportivo. Para la lucha libre de los Estados Unidos esto significó mucho.

Stephanie McMahon le dijo a Sports Illustrated que a nadie se le permitió ingresar al centro de rendimiento si “tenían una temperatura de más de 38 grados centígrados”.

Aún así el espectáculo fue raro, en cierta forma insípido. Como comparar un corte de carne cocinado en una sartén con otro cocinado en un horno de microondas. Los luchadores no tenían a nadie con quien interactuar. No había quién abucheara ‘rudos’ o ‘técnicos’. No había nadie para reírse de los chistes o reaccionar a las maromas espectaculares. Las victorias no provocaron celebraciones.

No importaron los movimientos más salvajes, más acrobáticos y más demoledores. Nadie los vio ahí, supimos de su existencia gracias a la magia digital, como filosofar si el ruido que hace un árbol al caer se escucha aunque no haya nadie ahí, sin exagerar.

Pero no demeritemos el esfuerzo, para un fanático férreo y asiduo a la lucha libre, esto probablemente fue suficiente. Para los fanáticos más consuetudinarios o aquellos que por curiosidad pagaron el paquete, algo hacía falta.

La pelea por el Campeonato Intercontinental Sami Zayn contra Daniel Bryan, en la que el primero defendió su cinturón, fue brillante, no lo podemos negar. Había que dar show y estos gladiadores lo dieron.

Como primera vez se alaba el esfuerzo así como la imaginación de los organizadores y la grata respuesta del público desde casa.

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Pero no todos los espectáculos deportivos podrán estar a esta altura. Se deberá ofrecer mucho más, ni siquiera una final de Champions League en un escenario sin aficionados podrá dar eso que lo enriquece tanto, aunque lo veamos por televisión. Un patético escenario de una puesta en escena en la que su principal escenografía, su público, se mantiene encerrado.

El futuro está aquí, pero que eso no signifique que estos espectáculos deportivos parezcan más una película de bajo presupuesto y excesivamente editada, como lo fue al final este fin de semana de WWE.