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Wimbledon. Roger Federer ganó, brilló y volvió a sonreír: “Es lo que necesitaba desesperadamente”

Venerado como pocos: Roger Federer, en Wimbledon, tras superar a Gasquet y avanzar a la tercera ronda.
AELTC/Ben Solomon

Cada golpe. Cada movimiento. Cada sutileza puede ser la última. Roger Federer lo sabe. El mundo de las raquetas, atiborrado de melancolía, lo entiende (mas no lo acepta). Por ello, cada actuación del suizo que en agosto cumplirá 40 años es muy especial, mucho más si es sobre el césped de Wimbledon, la superficie traicionera que dominó como el mejor equilibrista y en la que garabateó sus capítulos más estupendos.

Roger Federer y una devolución ante Richard Gasquet
Alberto Pezzali


Roger Federer y una devolución ante Richard Gasquet (Alberto Pezzali/)

Roger, que el año pasado se sometió a dos cirugías de rodilla derecha, está dando ventaja; se nota. No es el mismo. Es un artista al que todo le cuesta el doble (o el triple). Y, si bien lo respetan, muchos de sus rivales ya no lo veneran como siempre; no le temen. Por eso, cada partido es una oportunidad.

Federer, al servicio; el suizo ganó en sets corridos y deleitó a la multitud en el court central del All England
Alberto Pezzali


Federer, al servicio; el suizo ganó en sets corridos y deleitó a la multitud en el court central del All England (Alberto Pezzali/)

A Federer pudo haberlo frustrado Adrian Mannarino, en la primera ronda, el martes. Pero un resbalón sobre el húmedo césped del Centre Court dejó maltrecho al francés, que se retiró comenzando el quinto set. No fue la forma en la que Roger hubiera querido triunfar, pero respiró con alivio. En su rincón, los integrantes de su equipo y sus familiares presentes, apenas aplaudieron, serios, advirtiendo que las cosas no habían estado bien.

Pero Federer tuvo la capacidad de reinventarse en pocas horas, de energizarse. Así, otra vez en la Catedral (¿dónde lo van a programar si no es en la central?), ante otro francés (Richard Gasquet, de 35 años, actual 56°), Federer logró, probablemente, la actuación más valiosa del año. Es verdad que del otro lado de la red tuvo a un rival al que había vencido en 18 de 20 partidos, pero el actual 8° del mundo lució pinceladas de aquel con el que todavía se sueña. Ágil, en tiempo, con el saque calibrado, optimista, ingenioso. La victoria por 7-6 (7-1), 6-1 y 6-4, en 1h51m, lo colocó en la tercera ronda frente al zurdo local Cameron Norrie (34°, 25 años).

A un paso de los 40 años, Roger Federer es el segundo jugador de mayor edad en alcanzar la tercera ronda de Wimbledon
GLYN KIRK


A un paso de los 40 años, Roger Federer es el segundo jugador de mayor edad en alcanzar la tercera ronda de Wimbledon (GLYN KIRK/)

“Es lo que necesitaba desesperadamente. Una hora de tenis donde se sintiera igual que antes. Fue un sentimiento maravilloso. Espero poder aprovechar eso en los próximos partidos y tener minutos en los que pueda marcar la diferencia”, reconoció Federer, que anotó 49 tiros ganadores, 9 aces, no cometió doble faltas ni le rompieron el saque y logró el 84% de puntos ganados con el primer servicio. No hizo falta escucharlo en la rueda de prensa para advertir el ánimo del ocho veces campeón de Wimbledon. Aún con las pulsaciones altas, obsequió sonrisas y bromas en la breve entrevista pactada al pie del court y dejó la cancha con una expresión de felicidad enorme, con el brazo en alto y erizando la piel de los miles presentes.

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Con 39 años y 337 días, Federer se erigió en el hombre de mayor edad en alcanzar la 3ª ronda en Wimbledon desde el australiano Ken Rosewall en 1975, con 40 años y 245 días. Además, Roger llegó a la rueda de 32 en el All England por 18ª vez, logrando un nuevo récord masculino en la Era Abierta, superando a Jimmy Connors (con 17). Antes del Grand Slam británico, Federer avisó que su objetivo era llegar a la segunda semana. Está a un triunfo de lograrlo. A Norrie lo enfrentó en una oportunidad, aunque antes de la doble cirugía de rodilla. Fue en la Copa Hopman, Australia, en 2019, con una victoria por 6-1 y 6-1. Las condiciones ahora serán otras, obvio. Norrie, entrenado por el argentino Facundo Lugones, no posee títulos ATP pero esta temporada alcanzó tres finales: Estoril, Lyon y Queen´s (esta última sobre césped).

“Estaba muy feliz con mi partido ante Evans este año [NdR: en la 1ª ronda de Doha], el partido de (Marin) Cilic en París [en la 2ª rueda de Roland Garros] también fue bueno. Creo que este está entre los tres primeros. Me sentí bien físicamente. Mucho más relajado en muchos sentidos, ya que pude jugar un muy buen tie-break, luego tener una gran clase de 32 minutos y en el set final, casi una hora, una hora y 15. Lo que pude hacer hoy me da mucha confianza. Puede empezar a jugar con mucha más libertad. Pude hacer mis tiros. Logré variantes, también me moví correctamente, estuve mucho más claro en mi cabeza”, analizó Federer, amado por el público británico que asiste a Wimbledon como, probablemente, nadie. En el próximo desafío se medirá con un jugador local y, en unos pocos momentos, el apoyo se dividirá.

Todos contentos: Federer deja el court central envuelto en una ovación
Alberto Pezzali


Todos contentos: Federer deja el court central envuelto en una ovación (Alberto Pezzali/)

“¿Cuándo recuerdo la primera vez que sentí el apoyo del público aquí?”, escuchó Federer durante la rueda de prensa. “Buena pregunta”, agregó. “Quizás en la primera ronda de 2002. Vencí a Pete (Sampras) el año anterior y jugué contra (Tim) Henman en los cuartos de ese año [2001]. Luego la gente pensó que obviamente yo era uno de los favoritos en 2002. Estaba preclasificado, no sé, quizás entre los 10 primeros en ese momento. Sentí que allí tenía el apoyo de la multitud. Fue de corta duración. Perdí la primera ronda ante (Mario) Ancic y me fui a casa”, rememoró el ganador de 20 trofeos grandes, con ese nivel de detalle que suele escoltar cada una de sus respuestas.

Recuperó la sonrisa, Roger. Y se sabe: cuando ello pasa, el tenis en su conjunto ostenta otro color, mucho más si es sobre el césped de Wimbledon.