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Wendie Renard, la chica del fin del mundo a la que el futbol cambió la vida

PARIS, FRANCE - JUNE 04: (EDITORS NOTE: Image has been converted to black and white.) Wendie Renard of France poses for a portrait during the official FIFA Women's World Cup 2019 portrait session at Hotel Clairefontaine on June 04, 2019 in Paris, France. (Photo by Catherine Ivill - FIFA/FIFA via Getty Images)
Foto: Catherine Ivill - FIFA/FIFA via Getty Images

Por Estefanía Camacho Jiménez

Contra Barcelona o contra Chelsea, el nivel de juego que tiene el Olympique de Lyon femenil es soberbio. El triplete de la talentosa Ada Hegerberg le consiguió la cuarta copa consecutiva de la Champions 2019 al Lyon y de paso a sí misma.

El entendimiento de Ada con la capitana del equipo. Wendie Renard, es lo que parece impulsar las victorias de este equipo. Wendie le ha sido fiel al equipo de Lyon desde que comenzó su carrera profesional a los 16 años de edad. Y la razón de su lealtad al equipo es porque la aceptó sin dudar de su capacidad y potencial a pesar de que ella tendría que viajar desde Martinica, de donde es Wendie, hasta Lyon.

France women's national soccer team player Wendie Renard attends a training session ahead of the FIFA Women's World Cup in France at the Clairefontaine training center, outside Paris, France, Wednesday, May 29, 2019. France will compete in Group A at the 2019 FIFA Women's World Cup with South Korea, Norway and Nigeria. (AP Photo/Francois Mori)
Wendie Renard entrena para la Copa Mundial Femenil de la FIFA en Francia. Foto: AP Photo/Francois Mori

Y ella lo llama destino. "Fuimos de obtener sólo bonos por partidos ganados cuando llegué en 2006, sin salarios fijos, a firmar nuestros primeros contratos profesionales", recuerda Wendie en un texto que escribió para The Players Tribune en donde relata cómo fue ese camino.

“¡El sol!“

"Voy a sonar como una verdadera chica de isla ahora, pero el sol es todo para nosotros en Martinica. Honestamente, cualquier persona en el Caribe diría lo mismo. Somos como plantas", describe Wendie el lugar que la vio crecer o como ella lo llama "El fin del mundo". Lo llama así porque no hay nada frente a ti, más que el mar.

El mar también lo era todo para ella y algo que superaba esa inigualable atracción, era el futbol. Aunque no era común que las mujeres y niñas jugaran futbol en Martinica, Wendie lo practicaba cada tarde con sus amigos en la playa. Y para ella lo raro era que fueran las mujeres de su familia quienes la alentaran a jugar.

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"Ellas eran las que amaban el futbol tanto como yo. Mi tía era una árbitra en la isla y mi mamá jugaba un poco o veía los partidos todo el tiempo", recuerda Renard. Uno de esos beneficios era que, al discutir con sus hermanas por el control de la televisión, su mamá siempre se ponía de su lado.

La relación entre ella y su madre se fortaleció cuando Wendie perdió a su padre a los ocho años a causa de cáncer. Fue un evento que le demostró que el océano no es infinito, aunque no entendía mucho sobre la muerte a esa edad. Una tarde Wendie y su madre veían un partido de futbol del equipo femenil francés y recuerda que en la pantalla no veía a nadie más que a Marinette Pichon, la primera francesa en jugar en la primera liga profesional de fútbol femenino estadounidense, la Women's United Soccer Association (WUSA).

Y ella le dijo a su madre: "Un día, me verás en la tele usando ese jersey".

Cuando Wendie cumplió los 14 años de edad, un entrenador de su escuela en Martinica le propuso hacer pruebas en el instituto nacional de Clairefontaine. Renard se sentía feliz, emocionada y aterrada. "Cuando llegué... no era nada como Martinica, hacía tanto frío, estábamos en el bosque y ¡no había mucho sol!", se quejó Wendie.

Quizá era la falta del brillo solar, el frío o la lejanía, pero Wendie no quedó en esas pruebas. Le llamó al entrenador para agradecerle, pero él le dijo que la querían en el Olympique. De inmediato Wendie tomó el tren a Lyon, hizo más pruebas y quedó. "El sol brillaba", recuerda Renard.

"Yo le llamaba a mi madre, que por mucho tiempo se sintió avergonzada que a otras jugadoras sus madres las cuidaban en Lyon, pero yo le repetía que iba a hacer mi propio dinero. Como mujer. Jugando futbol", insistía Renard.

Pasó de ver a 50 espectadores en las butacas, a jugar el balompié en frente de 20 mil personas en la final de la Champions femenil, que también fue solicitada por transmisiones televisivas.

“Quiero los insultos”

France's defender Wendie Renard gestures during the friendly football match between France and China on May 31, 2019 at the Dominique-Duvauchelle stadium in Creteil. (Photo by FRANCK FIFE / AFP)        (Photo credit should read FRANCK FIFE/AFP/Getty Images)
Wendy relató cómo el apoyo de las mujeres de su familia fue crucial para llegar a los 16 a una ciudad desconocida y jugar futbol sin un salario. Foto: Franck Fife vía AFP/Getty Images.

Wendie sabe el papel que representa para generaciones de mujeres atletas más jóvenes. Agradece a las pioneras que pisaron la cancha antes que ella; a su tía que aún media partidos en Martinica; a sus hermanas que la dejaban quedarse jugando más tiempo con sus vecinos y a su madre, que nunca le dijo que no podría hacer nada que ella quisiera.

Renard cree que, para nivelar el juego, requiere de trofeos, claro que quiere los trofeos. Y los obtiene. Quiere récords y quiere rivalidades. Quiere los insultos que todos lanzan a sus compañeros hombres cuando entran al estadio. "Porque no estamos peleando por el espacio de los hombres. Estamos peleando por nuestro espacio”, explica.

Wendie Renard de 28 años jugará como defensa de su selección en la Copa Mundial Femenil 2019. De llegar a la final, representaría una seria amenaza para su contrincante, pues ella entrenó en el estadio Groupma, en donde se disputará la Copa. Ese estadio alberga al Olympique, por lo que la vio crecer, mejorar y ganarle copas al Lyon junto a Ada. Ese estadio no ha sido pisado por jugadores hombres.