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Las dos viejas y oxidadas bicicletas de Richard Carapaz

Parroquia El Carmelo (Ecuador), 12 jun (EFE).- Dos viejas bicicletas desarmadas y oxidadas, una de color azul y otra roja, recuerdan en la parroquia El Carmelo, a pocos kilómetros de la frontera de Ecuador con Colombia, el origen humilde del campeón del Giro de Italia de 2019, el ecuatoriano Richard Carapaz.

Se trata de las dos primeras bicis que tuvo y que sus padres conservan pese a su malogrado estado.

"El papá traía bicicletas como chatarra, entonces él le dijo: ¡Papi, regáleme esta bicicleta!", relató a Efe Ana Luisa Montenegro, madre de Richard Carapaz, mientras expone una azul, sin neumáticos ni sillón, y en cuyo marco pueden leerse las letras "BMX".

Esas fueron las dos primeras de quien el año pasado, por esta época, se consagró como campeón del último Giro.

En su tierra natal, El Carchi, es visto con su familia y amigos más cercanos.

"Mi hijo empezó en el ciclismo desde el tercer año del ciclo básico (7-8 años)", dijo la progenitora.

En 2000, añadió, llegó a la ciudad el "profesor Juan Carlos Rosero a invitar al colegio a todos los niños que querían seguir ciclismo".

Natural de esa misma provincia, cuna del ciclismo ecuatoriano, Rosero fue su primer entrenador y compitió en los Juegos Olímpicos de 1992 en Barcelona, y falleció en 2013.

"Richard se hizo anotar, llegó a la casa y me dijo que se había inscrito. Yo le dije: ¡Muy bien mijo, siga".

Desde la vivienda que tienen en el sector de la Playa, en la parroquia El Carmelo, casi en la frontera con Colombia, hay una imponente vista de los verdes Andes ecuatorianos, entre gallinas, vacas y cultivos de papa.

Montenegro recordó que la primera victoria de su hijo fue en la Clásica al Retorno de Ibarra (ciudad unas decenas de kilómetros más al sur), victoria que le "motivó a seguir hasta el presente".

"Es muy disciplinado. La vida de él es muy complicada, unos y otros lo llaman, pero sí nos viene a ver los momentitos que tiene libre", aseguró la madre mientras su esposo supervisa el cultivo de papas que rodea la granja familiar, y donde la hermana del campeón, Cristina Carapaz, ordeña una vaca antes de la tarea de labranza.

El escalador, que reside en la vecina parroquia de Julio Andrade, se encuentra en Carchi desde el 6 de marzo, donde ha pasado la cuarentena del coronavirus y entrena a diario en monte y carretera para mantenerse en forma de cara a los compromisos por llegar en lo que queda de 2020.

En la vivienda de sus padres, de una sola planta y con una sección sin revoque en las paredes, está aún también la segunda bicicleta de Carapaz, un esqueleto rojo completamente desarmado, sin cadena ni pedales.

Su madre, que la guarda como una reliquia, cuenta que a Richard "no le gustaba" esa bicicleta, y que por ello "la desbarató y ahí la dejó".

Hoy, el adhesivo sobre una de las barras del cuadro apenas permite leer "GTX 2002TR", y su decadente estado no deja de reflejar el contraste con las sofisticadas bicicletas que desde hace unos años monta.

Montenegro destaca que en la azul, la que le regaló el papá, "sí sabía jugar hasta cansarse", pero que la roja estaba destinada al desguace desde que la vio.

(c) Agencia EFE