Yahoo Noticias Vergüenza: Una confirmación lamentable
El pasado 3 de octubre, cuando aún Boca y River no habían clasificado a la final de la Copa Libertadores, como una manera de pronóstico previo nos preguntábamos: ¿Es viable disputar en Argentina una final Boca-River? (Hacer click aquí para leer la nota)
Desde nuestro punto de opinión, creíamos que no. En alguno de los párrafos decíamos lo siguiente: “La coyuntura actual indica que no. Son varios los factores que llevan a esta lamentable conclusión. Argentina no está en condiciones de hacerle frente a una definición que podría generar consecuencias inesperadas.
El conflicto social por el que atraviesa el país si bien no es de extrema gravedad, sí es de ponerle atención. Parte de la sociedad vive alterada por las circunstancias que genera la situación económica y eso se ve reflejado en el ánimo de la población”.
Hoy, domingo 25 de noviembre, casi dos meses después y remitiéndonos a la triste realidad que nos toca enfrentar comprobamos que no estábamos tan equivocados.
Hoy, domingo 25 de noviembre, un día después de los vergonzosos episodios vividos en la previa a la segunda final que debía disputarse en el estadio Monumental, comprobamos que en Argentina (país del que soy orgullosamente nativo, aunque no precisamente por estas oscuras razones), es IMPOSIBLE jugar una final así.
Con sólo pensar qué hubiese sucedido si se jugaba el partido y Boca ganaba, los escalofríos corren por el cuerpo imaginando las nefastas consecuencias.
La FIFA cuenta con 211 países afiliados en todo el mundo. Dentro de los que podríamos llamar “más poderosos en cuanto a la historia y al potencial futbolístico”, sólo en uno se juega sin visitantes, las barras bravas se manejan con absoluta libertad de acción generando desmanes a voluntad, manejan negocios millonarios en cuanto a la reventa de entradas, aprietes a jugadores y directivos (entre otras tantas barbaridades), todo bajo la complicidad de las autoridades pertinentes. Ese país es ARGENTINA.
Teniendo en cuenta todas estas “virtudes”, ¿alguien dudaba de que se pudiera desarrollar en paz una final entre los dos equipos más grandes, cuyas barras bravas son más poderosas que la propia policía y/o los distintos órganos de seguridad?
A los hechos nos remitimos. Fue una verdadera y absoluta irresponsabilidad permitir que esta final se jugase. La Conmebol debió haberlos hecho enfrentar y eliminar en la Semifinal, instancia que si bien no dejaba de ser de alto peligro, no era lo mismo que un partido definitorio, donde en este caso Boca podría dar a vuelta olímpica en cancha de River con las muy posibles consecuencias fatales que esta situación pudo haber provocado.
Lo que sucedió con la llegada del autobús de Boca Juniors a las proximidades del estadio ya es conocido. No hubo que lamentar víctimas fatales por obra y gracia del destino. ¿Qué pasaba si alguno de esos inadaptados arrojaba una molotov dentro del vehículo? ¿Qué pasaba si se les ocurría abordarlo y atacar a los jugadores?
Unos días antes, en la misma ciudad de Buenos Aires, los barras bravas de All Boys, un club de barrio de los considerados chicos, atacó a la policía, haciéndolos retroceder y huir como si se tratara del ejército ruso o estadounidense el que iba al frente.
Argentina NO ESTÁ EN CONDICIONES DE ORGANIZAR UN PARTIDO ASI y aun quedan noventa minutos por jugar.
La pregunta es: ¿se debería jugar en otro país? ¿se debería declarar la copa desierta, es decir, dejar la corona vacante?
Hay un hecho cierto: Conmebol debe tener un representante en el Mundial de Clubes que comienza en menos de un mes. Ahí está el gran problema.
Dirigentes, ustedes tienen la palabra, ustedes deben manejar los hechos con sensatez, con conciencia y olvidarse de la ineficacia que los caracteriza. Ya basta de dejar todo librado al azar en un país donde este tipo de espectáculos no son viables.
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