El VAR: Conmebol demora el cambio cultural

El VAR quizás haya tenido apenas una pequeña victoria en la Copa América: la convicción del aficionado de que la culpa no es de la tecnología, sino de las personas. La utilización discrecional, antojadiza y opaca de una herramienta creada para eliminar las injusticias del juego, con su mal uso, se transformó en un artefacto que obstaculizó la visión del juego. Lo que debería ser un soporte para asistir al árbitro, la CONMEBOL lo convirtió en una especie de "joystick" para ejercer un sospechado control a distancia y regular las acciones de los partidos. Mostró y ocultó a demanda, según un sinuoso criterio de lo que tiene que ser un protocolo.

La CONMEBOL hizo retroceder varios casilleros el esfuerzo colectivo de aceptación del VAR, que representa un cambio cultural en el modo de entender el fútbol. La primera trinchera para esa nueva pauta fue el rápido y reiterado fastidio de relatores y comentaristas, enojados con cualquier recurso que altere el estado de cosas en el juego. El fútbol decidió adoptar tecnología de video, como otros deportes ya lo habían hecho, para asistir a los árbitros en fallos y situaciones que no pueden apreciar. El concepto de cambio cultural entonces se vuelve profundo porque esa novedad alcanza incluso hasta cómo se transmite y se describe lo que sucede en un campo de juego. La tarea se vuelve ardua, porque quienes deberían ser los principales difusores de la innovación, se resisten a hacerlo. Suele decirse que los cambios tecnológicos no preguntan ni piden permiso, pero acá la Conmebol hizo bastante para que los relatores tuvieran razón.

Durante Rusia 2018, la FIFA se encargó de mostrar datos y ejemplos que certificaran la eficacia en el uso del VAR. Cada conferencia de prensa al respecto en Moscú de Pierluigi Collina (presidente del Comité Arbitral de FIFA), Massimo Busacca (Director de Árbitros) y del propio Gianni Infantino, era un pedido de paciencia para que la herramienta pudiera evolucionar hacia el acostumbramiento de los fanáticos del fútbol. La tarea continuó en Francia 2019, en el Mundial femenino, donde el uso del VAR fue recurrente según las necesidades de cada partido. La AFA debe recordarlo perfectamente: la remontada en el partido contra Escocia se consumó cuando el VAR, en dos ocasiones, confirmó el penal pateado una y otra vez por Florencia Bonsegundo. Las buenas prácticas en el fútbol se reconocen, especialmente, cuando favorecen los deseos propios.

Si creerle a la FIFA también constituye en cierto modo un cambio cultural, el margen se vuelve escaso cuando se trata de interpretar qué tipo de uso le dio la Conmebol al VAR. Al no comunicarle a la audiencia el motivo por el cual el árbitro y los asistentes de la sala de control echaban mano al recurso, el sesgo de transparencia quedó sepultado. No se adivinó a lo largo de toda la Copa América una intención de CONMEBOL de ser didáctica y ejemplar en el uso del VAR, siendo la primera vez que se la utilizaba en esta competición. Y con una segunda vez, en 2020, tan cercana en el horizonte.

Mientras la FIFA avanza hacia el uso del "tracking" óptico en los estadios para que más sensores perfeccionen la herramienta, la CONMEBOL eligió usar el dispositivo en modo avión. El desastre se simboliza en cómo la organización deportiva hizo enojar a Messi, su principal activo para atraer audiencias y patrocinadores, hasta convertirlo en su enemigo número uno. El cambio cultural en estas tierras tiene sus particularidades.