¿Cómo es la vacuna del coronavirus que España ha comprado?

España adquiere 30 millones de dosis de la vacuna de Oxford | Ilustración de Jakub Porzycki/NurPhoto
España adquiere 30 millones de dosis de la vacuna de Oxford | Ilustración de Jakub Porzycki/NurPhoto

En las últimas horas, dos noticias destacan en el ajetreado panorama nacional. La primera de ellas es que España ha adquirido 30 millones de dosis, dentro de la compra conjunta que la Unión Europea ha realizado para la futura vacuna de Oxford. La segunda noticia es que el Ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunciaba que si todo va como está previsto la vacuna podría estar lista a finales de este mismo año. Dos anuncios esperanzadores que, no obstante, abren multitud de cuestiones: ¿Cómo es esa vacuna?, ¿Es segura y eficaz?, ¿Quién la está desarrollando?, ¿En qué fase de desarrollo se encuentra en estos momentos?...

En estos momentos, contamos con más de 150 proyectos de vacunas frente al coronavirus en todo el mundo. De todos ellos, existen seis candidatos que ya están en fases muy avanzadas, incluyendo la polémica vacuna rusa de la que ya hablamos en un artículo anterior titulado: “Temeridad y falta de transparencia de Rusia en la vacuna Sputnik V”. De los cinco proyectos restantes, tres son vacunas chinas, una es la estadounidense de la farmacéutica Moderna, y finalmente, el proyecto de la Universidad de Oxford en colaboración con la compañía médica Astrazeneca.

Los adenovirus usados como vectores han sido modificados genéticamente con dos objetivos: reducir o anular la capacidad de replicación en el huésped vacunado y asegurar la expresión en la superficie de los antígenos diana. La vacuna de Oxford se basa en adenovirus y esto le confiere dos grandes ventajas: su alta seguridad, demostrada en vacunas anteriores incluso con virus letales como el ébola, y la tecnología disponible puede proporcionar una elevada capacidad de producción.

El 20 de julio, la Universidad anunciaba que su vacuna, con el impronunciable nombre de ChAdOx1 nCoV-19, había pasado con éxito la fase II de desarrollo. Los resultados, publicados en la base de datos europea Clinicaltrials confirmaban que la vacuna era segura y que despertaba una respuesta inmunológica frente al virus. Tras la oportuna revisión, los resultados también fueron publicados en The Lancet, señalando que la vacuna había demostrado excelentes resultados en un ensayo, aleatorio y con simple ciego, realizado en el Reino Unido con “1077 adultos sanos de entre 18 y 55 años, sin antecedentes de infección por coronavirus confirmados por laboratorio”. Durante los siguientes 28 días después de la vacunación, los investigadores siguieron la evolución de los participantes con especial atención a la seguridad, reactogenicidad y respuestas inmunes celulares y humorales.

Los resultados de julio no dejaban lugar a dudas: la vacuna era segura y ofrecía respuestas de anticuerpos que, junto con la inducción de respuestas inmunitarias humorales y celulares, respaldan la evaluación a gran escala de esta vacuna candidata en un programa de fase 3 en curso. Esta fase del desarrollo ya se está realizando con ensayos en Inglaterra, la India, Brasil, Sudáfrica y Estados Unidos.

Casualmente, un enfermero español residente en Inglaterra, ha participado en el ensayo de Fase 2 y, según sus propias palabras: “Los resultados han sido muy buenos. Mi estado de salud es bueno, no tengo ningún síntoma y cada semana me hacen pruebas, he generado muchos anticuerpos y células T”.

Los ensayos publicados de la vacuna de Oxford ofrecen una alta inmunidad en los voluntarios que recibieron una sola dosis. Después de una segunda dosis (de refuerzo), todos los participantes tuvieron actividad neutralizante.

La afirmación del ministro Salvador Illa de que podría estar lista a finales de año no es nada descabellada puesto que la compañía, confiando en la seguridad y eficacia demostrada en fase 2, ya ha iniciado la fase de producción en paralelo a las pruebas clínicas de la fase 3. Las apuestas están en todo lo alto, trabajar en la producción mientras aún se realiza los ensayos clínico, adelantaría mucho tiempo y, si todo sale como está previsto, se podrían tener las primeras dosis en octubre o noviembre.

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