US Open: la burbuja vulnerable y el trato desigual entre los tenistas tras el caso Pella-Dellien

En el US Open ya se generó la polémica. Después de que la Asociación de Tenis de los Estados Unidos (USTA) retirara, hace algunos días, al argentino Guido Pella y al boliviano Hugo Dellien del Masters 1000 de Cincinnati por el (¿falso?) positivo de Covid-19 de su preparador físico, Juan Galván (a partir del segundo test dio negativo), la entidad no actuó de la misma manera con otros jugadores, la mayoría franceses (hombres y mujeres), que tuvieron contacto directo con Benoit Paire, quien dio positivo de coronavirus el sábado pasado.

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Paire, 23 del ranking mundial, llegó a Nueva York apenas cuatro días antes del inicio del torneo de Cincinnati, en Flushing Meadows (el sábado 22 de agosto), el tiempo mínimo reglamentario, y hasta el fin de semana pasado siempre había dado negativo en los distintos controles de Covid-19. Pero luego dio positivo y a los jugadores más cercanos a él, entre ellos los franceses Richard Gasquet, Adrian Mannarino, Gregoire Barrere, Eduard Roger-Vasselin y Kristina Mladenovic, entre otros, se les permitió participar en el US Open (hasta se comentó que otro de los implicados es el ruso Daniil Medvedev, finalista del torneo en 2019). Pero, evidentemente, la USTA alteró el protocolo en pocas horas ante el temor de que la amenaza de un boicot general por lo que pasó con Pella y Dellien se concretara.

Fue el estadounidense Noah Rubin, actual 228° y uno de los perjudicados por la cancelación de la clasificación del US Open, quien elevó la voz, una vez más, después de que Stacey Allaster, presidenta del US Open, dijera sobre el caso de Paire: "Mantenemos a todos los jugadores en la competencia, basándonos en la ciencia médica y todos los hechos corroborados".

Rubin es el creador de "Behind the Racquet (Detrás de la raqueta)", un espacio en las redes sociales que empezó a desvestir psicológicamente a los tenistas y que muchos de ellos lo tomaron como una suerte de terapia. Y, en las últimas horas, lanzó: "Se contradicen y van en contra de todo lo que ha hecho Nueva York. ¡Es increíble! No me jodas con esta burbuja cuando todo el mundo hace lo que quiere, pasa el rato con quien quiera. Lo que está pasando es absurdo. Estoy profundamente preocupado. Se trata de ser coherente y seguir las reglas. Y aquí estamos cambiando las reglas de nuevo".

De las dos burbujas de seguridad conformadas por la USTA y las autoridades sanitarias de Nueva York en dos hoteles de Long Island, una de ellas, la del hotel Garden City, no es cien por ciento hermética, ya que recibe otros pasajeros que no participan del Grand Slam de tenis. La otra, la del Marriott, sí es reservada para los jugadores y sus acompañantes. Paire está en el Garden City...

Según publicó el diario francés L'Equipe, en Nueva York la USTA pide a todos que no utilicen la palabra "burbuja", sino la de "ambiente controlado", un cambio semántico. Paire, asimismo, encendió todavía más la polémica al publicar, en Instagram, "Estoy bien por ahora no tengo síntomas. Dudo en contar lo que realmente está pasando en esta FALSA BURBUJA".

También Diego Schwartzman se refirió a la disparidad en las decisiones de la USTA: "Son cosas distintas. A los franceses los trataron como deberían haberlo tratado a Guido hace muchos días. Si lo corrigieron y fueron otros los favorecidos. Por ahí a Guido y a Hugo [Dellien] les tocó ser los primeros en este tema y creo que los trataron de mala forma, no por parte de la ATP, es algo nuevo, no era una situación fácil y lo corrigieron la segunda vez que pasó. No con Paire, sino con los que tuvieron contacto estrecho, y así debería haber sido como se manejó el tema con Pella y Dellien".

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Según el protocolo de la USTA, el denominado personal de categoría 2 (personal de transporte, médicos, cocineros, etcétera), que se supone que puede estar en contacto directo con los jugadores (Categoría 1), no está obligado a alojarse en uno de los hoteles de la organización. Y, por lo tanto, el virus puede circular entre los protagonistas del US Open. Y así, claro, la burbuja es vulnerable y puede reventar.