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Un Madrid sin fichajes, sin estrellas... y al que le falta un punto de mala leche

Karim Benzema en el partido del Real Madrid en Anoeta ante la atenta mirada de Zidane. (Foto: Baldesca/DeFodi Images vía Getty Images)
Karim Benzema en el partido del Real Madrid en Anoeta ante la atenta mirada de Zidane. (Foto: Baldesca/DeFodi Images vía Getty Images)

El fútbol es en muchas ocasiones ilusión y esta llega, no nos engañemos, con los fichajes. El subidón que provoca los títulos es incomparable, pero una parte importantísima para el aficionado es ver cómo llega el jugador deseado, las caras nuevas del equipo, cómo lo hará ese nuevo jugador al que le tienes una fe infinita pese a las dudas de otros.

Y eso, en el Real Madrid 2020-21, no existe.

El entusiasmo desbocado de la afición atlética con Luis Suárez tiene un punto de locura, pues se trata de un jugador que está claramente en su cuesta abajo, no hay más que mirar la curva descendente de sus números. Pero el tema no es tanto sus goles y su indiscutible calidad como el carácter que va a imprimir a un equipo que ya tiene a Diego Costa (¡madre mía, qué dúo!) y que además cuenta con la garra que imprime desde el banquillo el Cholo Simeone.

Entonces nos vamos al Real Madrid, que es el actual campeón de Liga, no me olvido. Aún así, veo a un equipo que le falta algo, más allá del manido mantra de que es un equipo que no tiene gol. Esa personalidad arriba, ese hambre por marcar, esa garra, esa fuerza es la que se echó de menos en San Sebastián y en buena parte de la temporada pasada. No es tanto la ausencia de un nueve goleador, que todos sabemos que Benzema no lo es, como tener una referencia arriba, un jugador con el que contar cuando vienen mal dadas, que saque la garra necesaria para ciertas noches.

Pero vayamos más allá. Veo a un equipo algo bisoño, demasiado tierno. En Anoeta jugó un Madrid de niños de futuro indiscutible con Vinícius, Rodrygo y Odegaard. Talento impresionante y proyección que ilusiona, pero me sigue faltando algo, insisto. Un Cristiano Ronaldo. Un Suárez o Costa. Alguien arriba capaz de pegarse en las peores plazas. Desde que se fue el luso, esa figura no existe.

Al Real Madrid le queda Sergio Ramos, que tiene alma de delantero pero que no lo es. Pensar que con sus subidas al área a la desesperada se va a solucionar algo es demasiado utópico, no vale más que para un día. Pero su garra, su personalidad, su fuerza, es lo que le falta a este equipo y le veo demasiado solo en esa misión.

Sin una gran figura mundial, sin un Cristiano o Mbappé o Neymar, a este Madrid le falta algo que lo podría suplir, el punto de competitividad que da un tipo de jugadores que ahora no tiene. A Zidane no le discuto porque él es el que se encarga de callarnos siempre la boca con sus resultados. Pero mi impresión es que a este Madrid le llega para competir -y ganar- en la Liga española pero que le falta mucho para hacer lo propio en la competición europea. Y en el Madrid, la Champions es una religión, dos años sin pasar de octavos es un mundo y tiene mucho que ver con ese perfil de jugador que se echa en falta en estos momentos. Y el que tenga dudas, que se ponga el partido del Madrid en Mánchester ante el City.

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