Un exfutbolista inglés irá a la cárcel por secuestro y tortura
Últimamente no es raro encontrar nombres de futbolistas involucrados en asuntos judiciales. En general los delitos por los que se les procesa suelen tener carácter económico: evadir impuestos, defraudar a Hacienda, como mucho la implicación en alguna estafa o robo. Sin embargo, el inglés Jamie Clarke ha subido el nivel hasta límites insospechados.
Este poco prolífico delantero londinense, que hoy tiene 30 años y lleva retirado desde 2010, acaba de ser condenado por un tribunal de Leeds a 15 años de prisión. Se le considera culpable, junto a otro criminal que ha recibido la misma pena, de haber retenido ilegalmente y haber agredido de forma “sádica” y “humillante” a un hombre de 32 años. El móvil de los hechos fue una disputa por un alijo de cocaína valorado en unas 300.000 libras (unos 340.000 euros, 395.000 dólares, al cambio actual).
Según ha determinado el tribunal en la sentencia que acaba de salir tras cinco semanas de juicio, los hechos tuvieron lugar en la localidad de Batley, cerca de Leeds, al norte de Inglaterra, en enero de 2018. Creyendo que la víctima estaba implicada en el robo de la droga, Clarke y su cómplice irrumpieron en su casa con armas blancas, le ataron, le taparon los ojos y se lo llevaron a otro piso que habían alquilado en la misma ciudad. Allí le sometieron a actos violentos como arrojarle agua hirviendo sobre sus testículos y sus nalgas, además de golpearle con objetos contundentes, incluyendo un bate de béisbol. Para reírse de él también le hicieron bailar y cantar “canciones antiguas de Whitney Houston”, según contó el secuestrado en el juicio.
Andre Jermaine Clarke, conocido como Jamie Clarke, exjugador del Blackburn Rovers, fue condenado en la ciudad de Leeds a 15 años de prisión por secuestro y torturaras sádicas a Michael Dewar., un ciudadano Ingles. pic.twitter.com/d5hhd0lEPP
— Amilcar Mina (@amilcar_deporte) 15 de octubre de 2018
Además, le obligaron a ducharse varias veces con el fin de evitar que quedaran marcas de sangre en el apartamento. Tras once horas de torturas, tal como cuenta el medio británico Examiner, el hombre pudo escapar cortando sus ataduras con una cuchilla, aprovechando que uno de sus captores se había quedado dormido. El afectado, que tiene dos hijos, sufrió como consecuencia varios huesos rotos en todo su cuerpo, incluida la cara, además de graves quemaduras y cortes en su piel. En el juicio señaló que pocos días antes de ser secuestrado Clarke ya le había amenazado, acercando un cuchillo al vientre de su novia (en aquel momento embarazada) e instándole a “empezar a hablar” si no quería que lo rajara.
Clarke destacó a mediados de la década de 2000 en la cantera del Blackburn Rovers, hoy recién ascendido a la segunda categoría pero entonces uno de los equipos más fuertes de la Premier League. Sin embargo, no llegó a debutar con la primera plantilla y salió cedido en 2008 al Accrington Stanley, en el cuarto nivel del fútbol inglés. Sus cifras goleadoras más bien modestas (apenas cinco tantos en 17 partidos) impidieron que se le renovara el contrato; pasó por el Rotherham y el Lincoln, sin gran fortuna, antes de optar por colgar las botas.
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