Un cañón impreciso, grietas, materiales erróneos y fallas de software plagan al avión F-35

El avión caza furtivo F-35, fabricado por Lockheed Martin bajo un contrato de inmensa magnitud con el Pentágono, ha sido considerada la aeronave más avanzada y poderosa de su tipo, capaz de asegurar la hegemonía aérea de las fuerzas estadounidenses.

Pero su producción y entrada en operación han estado plagadas de problemas.

Una de las más recientes, y de suyo escandalosa, es la revelación de que el poderoso F-35 (cada avión de su clase pude llegar a costar más de 100 millones de dólares) en uso por la Fuerza Aérea de Estados Unidos tiene un cañón cuya precisión de tiro es “inaceptable”.

Tres aviones F-35 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Se ha reportado que el cañón de 25 mm de ese caza furtivo tiene una precisión de un nivel "inaceptable". (Reuters)
Tres aviones F-35 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Se ha reportado que el cañón de 25 mm de ese caza furtivo tiene una precisión de un nivel "inaceptable". (Reuters)

De acuerdo al Pentágono, el cañón de 25 mm en la citada variante del F-35 tiene una precisión inaceptable al disparar sobre objetivos en tierra y, para colmo, está montado en una estructura que sufre agrietamientos, indicó la agencia Bloomberg.

En total se han reportado 873 deficiencias adicionales en el software de la aeronave, menos que las 917 identificadas en 2018 pero aún una cantidad que luce enorme, sobre todo considerando que el F-35 está ya en plena operación desde hace algunos años en la Fuerza Aérea y los Marines y desde el año pasado en la Marina.

Es claro que un avión caza cuyo cañón falla en alcanzar su objetivo implica una severa minusvalía en combate que, potencialmente, puede recortar sustantivamente la superioridad que pretende ofrecer en el campo de batalla.

Además, de acuerdo a un reporte al respecto citado por Bloomberg, algunas de las fallas o vulnerabilidades del F-35 tienen que ver con cuestiones de ciberseguridad. Algo que en un entorno de alta tecnología resulta crucial.

Otra de las fallas, indica la revista Air Force Magazine, es que cientos de F-35 tendrían juntas o sujetadores erróneos en áreas estructurales críticas: esos elementos debían haber sido hechos de inconel (una aleación de níquel y cromo) pero los instalados en esos aviones están hechos de titanio.

Además de implicar problemas de resistencia, ello podría provocar corrosión en la aeronave.

Resolver esas fallas, lo que presumiblemente no será inmediato y requerirá considerable costo y labor, es crítico para el Pentágono (el F-35 es su principal apuesta en aviones caza) y ha de hacerse, al menos en 13 casos que deben ser ineludiblemente resueltos, antes de que el desarrollo de esa aeronave pase a una nueva etapa de desarrollo que implica un gasto de 22,000 millones de dólares, indicó Bloomberg.

El reto es, al parecer, de gran magnitud. A la fecha 491 de esos aviones caza han sido entregados, y requerirán importantes arreglos. Y, en paralelo, las compras y entregas de F-35 continúan, tanto por parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos como de aliados selectos.

Y, por añadidura, se indica que la flota de F-35 de Estados Unidos no es capaz en una gran proporción de cumplir actualmente con el objetivo del Pentágono de que esos aviones puedan realizar, durante el 80% del tiempo en el que se les necesite, al menos un tipo de misión de combate.

Es decir, aunque letal y muy dominante, el más poderoso, los F-35 aún no tendrían plenas capacidades para cumplir con lo que se les exige en casos de combate. El modelo de la Fuerza Aérea, en ese sentido, ha cumplido mejor que el de la Marina. La versión de los Marines, indica Bloomberg, estaría entre ambas en el cumplimiento de esos requerimientos.

El avión caza furtivo F-35, de Lockheed Martin, es presentado como el avión de su tipo más poderoso, la base de los aviones de combate de las diversas ramas de las fuerzas armadas de EEUU. (Getty Images)
El avión caza furtivo F-35, de Lockheed Martin, es presentado como el avión de su tipo más poderoso, la base de los aviones de combate de las diversas ramas de las fuerzas armadas de EEUU. (Getty Images)

Con todo, tras muchos años desde su planeación e inicio de fabricación, y con esos aviones ya operativos, no es previsible que se dé un cambio en la estrategia de tener en el F-35 el avión caza base para asegurar la superioridad de las fuerzas aéreas de Estados Unidos. Hasta ahora se han ya invertido cerca de 428,000 millones de dólares en el proyecto de F-35, y más se gastará en él en su operación, arreglos y desarrollos futuros en las décadas por venir.

Lockheed Martin, de acuerdo a FlightGlobal, proyecta que fabricará 180 aviones al año para 2024 (en 2019 produjo 134 de esas aeronaves) con clientes que, además de las ramas de las fuerzas armadas de Estados Unidos, que son el operador mayor, incluyen a Canadá, el Reino Unido, Italia, Holanda, Noruega, Australia, Japón, Corea del Sur e Israel. Singapur, Bélgica, Dinamarca y Polonia, por ejemplo, planean ordenar F-35 y, en el caso de Turquía, diferencias entre Washington y el gobierno turco bloquearon la expansión de las compras de ese país.

En todo caso, logar que su cañón sea preciso y corregir las numerosas fallas críticas del F-35 resulta de una urgencia evidente para que el poder furtivo F-35 sea invisible en el sentido victorioso.