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El tortuoso camino de un homosexual en el fútbol brasileño

Foto: TresB
Foto: TresB

Por Joshua Sequera

Ser futbolista es un sueño para muchos niños en el mundo, en especial si eres un niño nacido en Brasil. Este fue el caso para Douglas Braga, quién se mudó a los 12 años a Río de Janeiro para tratar empezar su camino hacia el fútbol de primera división. Lo que el joven Braga no sabía es que los obstáculos que enfrentaría, iban más allá de sus habilidades dentro de una cancha.

A los 12 años, Douglas fue fichado por el Madureira, un equipo de la tercera división del fútbol brasileño. A los 18 años, luego de 6 años en divisiones inferiores, fue fichado por el club Botafogo. Uno de los equipos más grandes de Río.

Todo parecía que iba en el camino correcto para Braga, lo que no se esperaba era que al mismo tiempo, empezara a descubrir su sexualidad. “Comencé a sentir deseos por otros hombres” dijo en una entrevista al portal de la BBC.

Su carrera continuaba progresando y veía cómo varios de sus compañeros comenzaban a ser seleccionados para el equipo nacional. A los 21 años, se dio cuenta que tenía una decisión muy difícil que tomar. “Era ser yo mismo, o ser futbolista. No era posible ser ambas.” Fue en ese entonces cuándo decidió retirarse del fútbol.

Brasil es un país altamente homofóbico, especialmente cuándo se trata de fútbol. Uno de los insultos más comunes en el país es llamar al rival “viado” lo cual se traduce a “maric…”. Muchos en Brasil sienten que no hay lugar para homosexuales en sus equipos, “Es un deporte para machos, para hombres de verdad” expresaron varios fanáticos brasileños a la BBC.

De acuerdo con varios estudios, 387 brasileños fueron asesinados en ataques homofóbicos durante el 2017. Un número sumamente alto y un aumento importante en relación al año anterior.

La situación es tan grave, que hasta en el metro de Sao Paulo, se han visto a hinchas del equipo Palmeiras, adoptar un cántico que dice “Alerta maric… Bolsonaro va a acabar con ustedes”. Haciendo referencia al recientemente electo Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.

Bolsonaro ha hablado abiertamente en contra de las relaciones homosexuales, incluso ha declarado que si viera a dos hombres besándose, los atacaría físicamente.

Han pasado 15 años desde que Douglas Braga se retiró del fútbol profesional, pero el fútbol no se ha ido de su vida. Hoy en día, Douglas juega en el equipo Beescats. Un equipo perteneciente a la liga amateur gay. Su compañero de equipo, André Machado, fundó el equipo para que miembros de la comunidad LGBT pudieran jugar al fútbol en Río de Janeiro.

Ha sido un éxito tan rotundo que esto animó a que otros miembros de la comunidad a que comenzaran a formar sus propios equipos a lo largo y ancho del país. Es tanto el crecimiento de estos equipos que incluso han creado su propia liga de fútbol, la “Champions LiGay”. Este torneo ya va por si tercera edición y ha sido un éxito rotundo en dónde se ha disputado. “La LiGay fue hecha para que podamos jugar al fútbol en un ambiente seguro” afirmaba André Machado.

Sin duda que no es la primer división pero es un comienzo para los miembros de la comunidad LGBT que quieren disfrutar de este gran deporte de una manera competitiva.

Douglas Braga aún disfruta del fútbol, pero no se olvida lo que pudo ser. “Me duele ver a mis ex-compañeros que continúan jugando cómo profesionales. Aún hoy, después de tantos años, todavía me duele”.

Es difícil ser un hombre homosexual en el mundo del deporte, y aunque seguramente hay muchos que juegan cómo profesionales hoy en día, no hay ninguno que lo haga de manera abierta en Brasil. Esperemos que este tipo de historias, cómo la de Douglas Braga, puedan abrir los caminos para que cualquiera, más allá de su orientación sexual, pueda cumplir sus sueños a base de talento y trabajo duro.

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