Turismo Carretera. Economía en crisis, ilusión y protocolos: la trastienda de la primera disciplina deportiva que se pone en marcha

Semáforo rojo que pasa a verde. Después de 180 días, el automovilismo nacional recupera la agenda y se convierte en la primera disciplina deportiva en reactivarse en el país. El Turismo Carretera romperá el silencio con los motores multiválvulas en el autódromo de San Nicolás, desde este viernes y hasta el domingo, para cumplir con una fecha doble, correspondiente a un calendario que será acotado en carreras y comprimido en tiempo.

El retorno de la actividad es el primer movimiento de una rueda que debía girar, más por la asfixiante situación económica de las estructuras que por una necesidad deportiva. Por ese motivo, la desazón envolvió a dueños de equipos, pilotos, mecánicos y motoristas, después de los aplazamientos de las citas de La Plata y de Rafaela; por esa razón, el TC deberá ensayar una puesta perfecta con el cumplimiento de los protocolos sanitarios y de seguridad para que el resto de las categorías también se activen: el Súper TC2000 estrenará reglamento y temporada el próximo fin de semana en el autódromo Oscar y Juan Gálvez, de Buenos Aires.

"Cada postergación era un golpe duro para el equipo. Estábamos con el agua en la nariz. El automovilismo no es un hobby, como muchos piensan: es un deporte del que vive muchísima gente, que involucra a muchos actores. Algunos pilotos quizás tienen mayor margen, pero todos estábamos necesitados. Es una alegría volver a competir, pasamos mucho tiempo de incertidumbre, tristeza, desilusión", comenta Facundo Ardusso a LA NACION. El parejense -actual puntero del campeonato de TC- compite también en el STC2000 y el Turismo Nacional y genera sus ingresos con las publicidades, además de tener contrato con Renault Sport Team.

Para Christian Ledesma, campeón en 2007 de TC, el automovilismo es el sustento de la familia. La pandemia lo empujó a cerrar la concesionaria de automóviles que junto a un socio inauguró este mismo año en Mar del Plata, por lo que volver a correr era una urgencia. "La economía nuestra, como actividad, no escapa a la de quien tiene un restaurante o un bar: hay personas que pueden aguantar seis meses con la persiana baja, pero la mayoría dejó de ganar o debió endeudarse para sostenerse", relata el piloto de Chevrolet, que proyecta participar de todas las carreras de 2020, aunque advierte que esto será un análisis día a día y carrera a carrera.

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Reunir el presupuesto de un auto de TC significa llegar a la cifra de 1.200.000 pesos por carrera. Para el reinicio en San Nicolás, pilotos como Lionel Ugalde, Sergio Alaux, Martín Serrano, Christian Dose y Juan Martín Bruno se ausentarán por motivos económicos; Leandro Mulet retornará, después de faltar a las competencias en Viedma y en Neuquén, mientras que Santiago Mangoni participará de la reanudación, pero no confirmó si podrá sostenerse. "Si el dinero que destino alcanza, seguiremos; mínimamente tengo que salir empatado en los números, de lo contrario me tendré que quedar en casa", aseguró el balcarceño.

Si la actualidad de los pilotos es compleja, la de los equipos resultó más devastadora. "En una temporada normal, los gastos recién se empiezan a equiparar a partir de la cuarta fecha. Pero tuvimos solo dos y después la canilla siguió goteando durante seis meses. Nosotros estuvimos 100 días con el taller cerrado y pagamos sueldos al 75%. Como empresario, volver es una locura, pero esto es una pasión", señala Walter Pérez, de Las Toscas Racing, que tiene 18 personas en el taller y alista siete autos en las categorías fiscalizadas por la ACTC.

El histórico equipo JP Carrera pagó salarios con asistencia del ATP del Gobierno, tomó crédito y logró adelantos de dinero de los sponsors para mantener la estructura. "Si en marzo me decían que volvíamos en septiembre, cerraba el taller. Fueron meses muy, muy, duros", señala Gustavo Lema, que diseña un presupuesto con una fórmula que multiplica por cantidad de fechas y divide por los meses.

"La verdad, el año es como que recién está arrancando para nosotros; en épocas normales estaríamos hablando del proyecto de 2021, con las publicidades, cerrando las negociaciones con los pilotos", aporta el dueño del conjunto que le brinda atención a los autos de Guillermo Ortelli, Manu Urcera y Valentín Aguirre en el TC y que durante el receso se reinventó como vendedor de termómetros digitales importados, mascarillas y protectores.

"Cómo y cuántos pilotos van a seguir, no lo sé. Pero necesitábamos volver. Será difícil, porque seguramente esta situación económica y financiera actual tendrá continuidad el año que viene", afirma el preparador de motores Rody Agut. Un impulsor tiene cuatro componentes importados, que se rigen por el valor del dólar: resortes de válvulas, aros, cojinetes y bulones de biela. "Yo cobro el service y la mano de obra de los dos motores que alquilo y de los que atiendo a sus dueños, los repuestos lo pagan los inquilinos o los propietarios", acota el preparador que tiene el taller en San Martín y que para mantener a la estructura generó turnos de trabajos de media jornada.

La reducción de costos de servicios como la torre, radios y neumáticos equivale a un monto cercano a los 200 mil pesos y el bolsillo podría recibir una nueva ayuda si las siguientes paradas del TC son en los autódromos de Buenos Aires y de La Plata. "La logística y el personal es el 50% del costo del equipo: el viaje, el combustible, el hotel, la comida. Esos ítems se podrían reducir en esos dos circuitos", delinea Pérez. "Con el 85% de los equipos establecidos en el AMBA, si se logra correr en fines de semana consecutivos, lo que se traduce en dejar tras el primer domingo los autos sellados, sería un ahorro muy grande. Ese era el modelo original de calendario pos pandemia", explica Lema.

La nueva normalidad

Un total de 70 autos, 43 de TC y 27 de TC Pista, se presentarán en San Nicolás, un circuito que las categorías utilizaron solo dos veces: en 2018 ganó Alan Ruggiero y se consagró campeón Agustín Canapino, que resultó vencedor el año pasado. El cronograma señala: viernes, un entrenamiento de 30 minutos y las clasificaciones para las carreras del sábado y del domingo, por lo que un acertado setup será una tarea que precisará máxima sensibilidad. "Abrirá la brecha más de lo normal. Hay que encontrar una buena puesta a punto inicial y ser autocrítico después del entrenamiento: pensar qué si en una escala de 1 a 10 estás en 4, quizás más allá de 6 no llegues. Pero para el piloto hay otro desafío, porque hace seis meses que no estamos arriba del auto. Lo primero será generar confianza, que el auto no haga trompos. Desde ahí se podrá ir creciendo", comenta Martín Ponte, que después de las series y la final de mañana realizará su otro trabajo: comentará por la señal Fox3 la segunda fecha de los Playoff de NASCAR.

"Las carreras se ganan en el taller, más allá de la puesta a punto. Si caes bien con el auto al circuito, evolucionás rápido. El primer contacto con el auto no va a ser cómodo, me pasó cuando me subí al karting: no la pasé bien. Pero a medida que vas girando lo disfrutas. Es un fin de semana extraño: el vienes, con poco tiempo para trabajar en el auto, será un inicio de estrés entre la práctica y las dos clasificaciones; los dos días siguientes serán más tranquilos", afirma Ledesma. "Hay que buscar equilibrio y no contundencia, porque el espacio para recuperarte es poco. También depende de la capacidad de adaptación a la pista y de la calidad del auto", enuncia Ardusso.

El convoy de equipos arribó al predio ferial emplazado en la autopista Buenos Aires-La Plata y por turnos -nadie podía bajarse sin ser convocado- aquellos que no realizaron los test de Covid-19 en La Plata, en agosto, debieron hacer el análisis; luego, se tomó la temperatura, firmó la declaración jurada y se acreditó. El protocolo que se consensuó con el Ministerio de Salud, además señala: cuatro personas más el piloto por auto; los integrantes de un box no podrán invadir otro garaje y tendrán senderos para trasladarse hacia las casillas; el piloto estará en la casilla y solo entrará al box para el entrenamiento, la clasificación, la serie y la carrera final y nadie podrá manipular su casco, guantes o bebidas; la tradicional reunión de pilotos, de carácter obligatoria, será vía Zoom y la verificación técnica previa de los autos se realizará en el box.

El TC se instaló desde la noche del jueves en una burbuja habilitada para 350 personas, entre equipos, pilotos, organización, banderilleros, bomberos, cuerpos médicos... La experiencia será determinante para que el automovilismo, que es una pyme de la que viven 40 mil familias, siga su aventura.