Trump a modo de las que él califica como 'dictaduras': no garantiza un traspaso de poderes pacífico si pierde las elecciones

Falta poco más de un mes para las elecciones estadounidenses y la carrera se sigue presentando muy apretada entre Joe Biden y Donald Trump, aunque el candidato demócrata continúa teniendo ventaja en las encuestas. Una situación que está provocando una reacción del magnate que no se había visto nunca antes en unos comicios en el país.

Han sido varias las veces que el candidato republicano ha puesto en duda el proceso (asegura que está amañado) y que ha alimentado la existencia de un supuesto complot del Estado Profundo que tiene como objetivo sacarle de la Casa Blanca.

Donald Trump no garantiza una transición pacífica del poder. (Photo by MANDEL NGAN/AFP via Getty Images)
Donald Trump no garantiza una transición pacífica del poder. (Photo by MANDEL NGAN/AFP via Getty Images)

Sin embargo, este 23 de septiembre ha ido un paso más allá y se ha negado a comprometerse a una transferencia pacífica de poderes si pierde las elecciones. Unos comentarios que no son propios de una democracia sino más bien de un régimen dictatorial de los que Trump suele criticar.

Durante su legislatura, el presidente estadounidense ha cargado a menudo contra varios regímenes extranjeros, tales como Venezuela, Cuba, Corea del Norte, Irán o China. El caso venezolano es de los más paradigmáticos.

En los últimos años Trump ha criticado en numerosas ocasiones al Gobierno de Maduro y ha llegado a calificar al presidente como “títere de Cuba”, “dictador” o “gobernante ilegítimo”. Unos calificativos que han ido acompañados de mensajes en defensa de las libertades ciudadanas.

“Mi administración siempre ha estado del lado de las libertades y contra el régimen opresivo de Maduro”, escribió en Twitter en junio de 2020. Sin embargo, su actitud de no reconocer el proceso electoral en Estados Unidos (sin ninguna prueba de las graves acusaciones que hace) deja estas palabras pronunciadas en el pasado en nada.

Con Cuba, las relaciones también han sido tensas durante todo este tiempo. Precisamente, este mismo 23 de septiembre anunció el endurecimiento del embargo prohibiendo la compra de ron y puros del país. Nuevamente la defensa de la libertad fue el motivo: “la libertad prevalecerá sobre las siniestras fuerzas del comunismo”.

Irán ha sido otro de los objetivos recurrentes de Trump. Ya en 2017 se refirió al país como “un régimen de asesinos” y señaló al Gobierno como “una dictadura corrupta que se presenta como democracia y que ha convertido un país rico, con gran cultura, en un país arruinado”.

China y Corea del Norte han sido otros de los actores internacionales que han sufrido las palabras del mandatario estadounidense. En lo que se refiere a los primeros, les ha culpado del coronavirus (“el virus chino”), mientras que con los segundos ha tenido importantes cruces de declaraciones con sus gobernantes.

Una política exterior convulsa en el que las amenazas y las palabras gruesas han convivido con pequeños gestos y llamadas a la paz. Todo a golpe de tuit, medio preferido por Trump para comunicar sus advertencias.

Así, durante años el magnate ha utilizado la defensa de la libertad y las críticas a estos regímenes poco respetuosos con los derechos humanos como argumento para exigir la realización de reformas o forzar el cambio de Gobierno. Una trayectoria que ahora pierde sentido a raíz de sus últimas declaraciones.

¿Aceptará la derrota?

Cabe recordar que Trump lleva meses hablando de que las elecciones serán fraudulentas habida cuenta de que se va a producir un gran trasvase de voto presencial a voto por correo. La pandemia de coronavirus va a provocar que una gran cantidad de personas opten por esta fórmula, especialmente en las grandes ciudades, donde hay más concentración de personas.

Los últimos datos reflejan que el 66% de los votantes republicanos se acercarán a un colegio a votar, mientras que solo el 26% de los demócratas lo hará en persona. Unas intenciones que pueden provocar que la misma noche electoral Trump domine en el voto, pero que tras revisarse todas las papeletas por correo sea superado por Biden.

El voto por correo puede ser decisivo para Biden. (Photo by JIM WATSON/AFP via Getty Images)
El voto por correo puede ser decisivo para Biden. (Photo by JIM WATSON/AFP via Getty Images)

De ahí el temor a que el mismo día de las elecciones el actual presidente se proclame vencedor y no admita el cambio de resultado. Así, la única manera de que no haya polémica puede ser que el demócrata obtenga una victoria inapelable, cosa que parece que no va a ocurrir a tenor de las encuestas.

La posibilidad de que Trump rechace los resultados no tiene ningún precedente y supone un serio riesgo para la robustez de la democracia estadounidense. En redes sociales han proliferado los mensajes en los que la gente muestra su sorpresa por las intenciones del magnate. Varios han señalado que es una renuncia a la democracia y le han calificado como dictador.

No es la primera vez

Cabe recordar que no es la primera vez que Donald Trump está envuelto en una polémica similar. Ya en 2016, en las elecciones a las que se enfrentó a Hillary Clinton, el republicano no se comprometió a aceptar los resultados si terminaba ganando su oponente. Aunque finalmente se impuso, no dejó de denunciar el supuesto fraude cometido para justificar que Clinton hubiera ganado el voto popular por tres millones más de papeletas que él.

Así pues Trump es reincidente en este aspecto. En 2016 pese a estas graves acusaciones terminó ocupando la Casa Blanca, ¿¿qué pasará en 2020 si termina siendo derrotado?

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