Tokio 2020. F. 1, PGA Tour, mundiales, NBA: Japón, un país que vibra con el deporte y no se priva de nada

TOKIO.- El deporte se cuela entre la modernidad, la cultura y la naturaleza y sorprende a quien pisa Japón por primera vez. Cruzar el umbral de la estación central de trenes ofrece el primer contacto con la realidad luego de un largo viaje. Allí, frente al clasicismo del edificio de Tokyo Station, con el resplandor de los rascacielos de la zona comercial de Ginza al fondo y los jardines del Palacio Imperial más allá, un reloj digital de cuatro metros de alto indica en forma de cuenta regresiva cuánto falta para el inicio de Tokio 2020.

Los Juegos Olímpicos serán un acontecimiento central en un país que disfruta el deporte como pocos. En los últimos tiempos, Japón se ha convertido en un imán para certámenes y espectáculos deportivos de primerísimo nivel mundial. Prácticamente no hay disciplina masiva que el año pasado no haya desfilado con sus mejores representantes por la tierra del sol naciente: rugby, básquetbol, golf, tenis, automovilismo, béisbol... Mejor anticipo para los Juegos no existe.

Tan significativo es el deporte en Japón que hasta tiene su feriado nacional. El segundo lunes de octubre de cada año se celebra el Día del Deporte, en conmemoración de la ceremonia inaugural de Tokio 1964, los primeros Juegos en el continente asiático, realizada el 10 de octubre. Este año, la fecha fue corrida excepcionalmente al 24 de julio, día en que comenzará oficialmente Tokio 2020 con la fiesta inicial.

El primer gran hecho de 2019 tuvo lugar en marzo, con los dos partidos que abrieron la temporada de la Major League Baseball (MLB), entre Seattle Mariners y Oakland A's. El béisbol es el deporte más popular en Japón y albergar al retiro de la leyenda Ichiro Suzuki fue todo un suceso.

No obstante, en el nivel global el gran acontecimiento del año fue el Mundial de Rugby, que por primera vez atravesó las fronteras de los países centrales de ese deporte. La apuesta resultó un éxito de público, con 99,3% de asistencia a los estadios.

Durante los 45 días que cubrió el certamen hubo otras competencias significativas. La NBA desembarcó con dos convocantes partidos de pretemporada entre el campeón, Toronto Raptors, y el estelar Houston Rockets. El PGA Tour llegó por primera vez a Japón, mediante el Zozo Championship, con Tiger Woods al frente de un podio que completaron el local Hideki Matsuyama y el norirlandés Rory McIlroy. Soñado. Paralelamente, Novak Djokovic se acercó al Nº 1 del ranking ganando el ATP 500 de Tokio y la japonesa-estaodunidense Naomi Osaka se consagró en el Pan Pacific Open, jugado en... Osaka. Unos días más tarde, el finés Valtteri Bottas ganó el GP de Japón de Fórmula 1 en el tradicional circuito de Suzuka.

Más allá del poderío económico de este gigante del Pacífico que con sus yenes atrae a lo más encumbrado de cada disciplina, cabe preguntarse qué tan efusivos son los nipones por el deporte. Tatsuo Ogura, el director de Comunicaciones Internacionales de Tokio 2020, responde para LA NACION: "Después de Río 2016 se realizó un desfile con los medallistas japoneses por las calles de Ginza, y asistieron 800.000 personas a lo largo de dos kilómetros. Eso muestra el entusiasmo de los japoneses por los Juegos, a cuatro años. Cuando se abrió la venta de entradas para los residentes hubo 7,5 millones de solicitudes. Creemos que los Juegos van a ser algo alocado, con una gran atmósfera y clima festivo".

Japón puede no ser una potencia en deportes más populares, pero lo es en el olimpismo. En Río de Janeiro 2016 terminó sexto en el medallero, con 12 doradas y 41 en total (la Argentina ganó 3 y 4), y en la tabla histórica figura 13º, con 142 y 439 (la Argentina tiene 21 y 74). Además de los Olímpicos Tokio 64, Japón organizó los Juegos de Invierno Sapporo 1972 y Nagano 1998, por lo que tiene una frondosa tradición. Los pebeteros de estos tres acontecimientos adornan la entrada al Museo Olímpico, frente al flamante Estadio Nacional, terminado el 30 de noviembre.

El nuevo estadio es una obra maestra de la modernidad, con robots que llevan comida a los asientos y lectoras de reconocimiento facial a los acreditados. Está emplazado donde se erigía el Estadio Olímpico y conserva su legado. Se ubica en medio de los bosques Meiji Jingu Gaien, uno de los tantos espacios verdes que airean la asfixiante metrópolis, y está adornado con plantas y árboles por todos lados. Cuando la llama olímpica le dé vida, será también una síntesis de este país: modernidad, tradición, naturaleza y... deporte.