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Los sueños rotos de Bélgica

Bruselas, 3 jul (EFE).- A Bélica le cuesta tragar. Se le atasca en la garganta una Eurocopa áspera que los Diablos Rojos mordieron sabiendo que estaban entre los grandes favoritos y de la que Hazard, De Bruyne, Lukaku y Courtois se van sin hacer historia, ni acercarse.

"Enorme decepción para Bélgica. Otro fracaso de los Diablos Rojos", señalaba la web del diario francófono Le Soir tras la derrota contra Italia por 1-2 en Múnich en cuartos de final, lejos de su mejor registro, la final de 1980.

Bélgica es un país con carácter humilde que está acostumbrado a perder al fútbol. Lo ha hecho siempre, salvo en los Juegos Olímpicos de Amberes de 1920, hace un siglo. Por eso, esta eliminación duele un poco más.

"Somos poco nacionalistas, poco patriotas, poco ambiciosos, modestos y acomplejados. No tenemos la mentalidad de querer ser los mejores. Así que, por una vez, no podemos impedirnos decir: tenemos un equipo que, sobre el papel, puede ganar. Y no sabemos muy bien qué hacer con ese sentimiento ganador", explicaba a Efe el profesor de ciencia política de la Universidad Libre de Bruselas Jean-Michel De Waele horas antes del partido.

UN LARGO VIAJE

Ese sentimiento no ha surgido de pronto, sino que ha ido madurando. Siete de los futbolistas que jugaron contra Italia cayeron en el Mundial de Brasil 2014 contra Argentina en cuartos de final. Pero era la Argentina de Leo Messi, a la postre subcampeona del mundo, y suponía la reaparición de Bélgica en un gran torneo desde 2002. Dejó buen sabor de boca.

Después tocó la Eurocopa de Francia en 2016, en la que comparecieron con más experiencia y ciertas expectativas y cayeron estrepitosamente en cuartos tras dejarse remontar por el País de Gales de Gareth Bale. Le costó el puesto al seleccionador, Marc Wilmots.

Entonces llegó el Mundial de Rusia 2018, con Roberto Martínez en el banquillo. Bélgica se presentó con muchas ganas pero con pocas certezas. Fue tercera, perdiendo en semifinales con la Francia de Mbappé -campeona- y eliminando por el camino a la todopoderosa Brasil de Neymar. Se celebró por todo lo alto en Bruselas.

Los grandes futbolistas belgas rondaban entonces los 27 años y empezaban a sonar entre los mejores del mundo. Volvieron a casa pensando que habían rozado la gloria y se prometieron que la próxima vez no se les escaparía.

Y por fin llegó la Eurocopa de 2020, celebrada en 2021 por la pandemia. Las estrellas llegaban consagradas y con una edad perfecta: entre 28 y 30 años y acostumbrados a competir por títulos en clubes de primer nivel.

LA GENERACIÓN DE ORO

De Bruyne (30) comparecía como mejor jugador de la Premier con el Manchester City, Lukaku (28) con el mismo trofeo en Italia con el Inter, Courtois (29) como uno de los mejores porteros del mundo y el capitán, Hazard (30), renqueante tras dos años de lesiones en el Real Madrid pero con el objetivo de brillar en la Eurocopa y pasar página.

En el centro del campo y el ataque les acompañaban Carrasco (27), Witsel (32), Meunier (29), Tielemans (24), Mertens (34), Thorgan Hazard (28), Batshuayi (27), Chadli (31) o Doku (19). Y una defensa muy veterana: Vermaelen (35), Alderweireld (32) y Vertonghen (34).

Al frente de la estrategia, Roberto Martínez, un técnico trabajador y poco estridente respetado en la prensa y la opinión pública belga, un español nacido hace 47 años en la localidad catalana de Balaguer y curtido en el fútbol inglés como jugador y entrenador que lleva cinco años al frente de los Diablos Rojos.

Pero Hazard y De Bruyne llegaron tocados a la Euro, volvieron a lesionarse durante el torneo y el del Real Madrid no se recuperó para el duelo contra Italia. Demasiadas piedras en un camino estrecho.

"El capitán y su experiencia nos han faltado, un jugador referencia nos ha faltado", lamentó Martínez tras caer contra la Italia de Roberto Mancini.

UN FUTURO INCIERTO

Bélgica se pregunta ahora desde la tristeza si era su última oportunidad, si a su generación de oro no se le habrá pasado el arroz, si no llegarán mayores a Catar, si la demografía de un país pequeño (11,4 millones de habitantes) le permitirá volver a concentrar tanto talento en su mejor forma.

"Sí, la Eurocopa ha sido un fracaso. Y sí, temo que fuera nuestra última oportunidad", decía un comentarista en el plató del diario flamenco Het Laaste Niews a propósito del equipo con la plantilla más veterana del torneo.

Las miradas se dirigen ahora hacia el seleccionador, que tiene contrato hasta después del Mundial de Catar de 2022 y ha cosechado 47 victorias, 9 empates y 4 derrotas. Una serie estadísticamente brillante, pero ninguna final.

En la Federación decían antes del partido que su continuidad estaba garantizada y el entrenador no quiso pronunciarse. Un momento "demasiado triste" para hablar de esas cosas, dijo Martínez, quien alabó la implicación de sus futbolistas.

La prensa local propone que se abra una reflexión sobre el banquillo belga.

"No tiene que ser una cuestión tabú. Prohibirse plantearse esa cuestión es malsano", dijo en el análisis inmediatamente después al partido el director de cine Stephan Streker, comentarista en la cadena pública RTBF que difunde los partidos en Bélgica.

Javier Albisu

(c) Agencia EFE