Enorme foto de una coliflor podría ayudarnos a resolver los misterios del universo

Imagen del romanesco con el que los científicos del laboratorio SLAC probaron el plano focal. (Crédito imagen: Laboratorio Acelerador Nacional SLAC).
Imagen del romanesco con el que los científicos del laboratorio SLAC probaron el plano focal. (Crédito imagen: Laboratorio Acelerador Nacional SLAC).

¿Conocéis el romanesco? Pues deberíais. Es una variedad italiana de coliflor fascinante debido a la forma que adopta, basada en la geometría fractal.

Si uno tuviera que probar una súper cámara destinada a fotografiar el firmamento aquí en la Tierra (y hablo de una cámara con un grado de resolución tan enorme como para permitirte ver una bola de golf, en una foto cenital del campo de juego tomada desde 24 kilómetros de altura) el romanesco sería un candidato ideal debido precisamente a su intricado diseño.

Bien, pues eso mismo es lo que acaba de suceder. Un equipo de ingenieros del Laboratorio Acelerador Nacional SLAC (dependiente del ministerio de energía de los Estados Unidos) acaba de conseguir la primera fotografía digital de la historia con una resolución de 3,2 gigapixels obtenida en un único disparo. Y sí, el objetivo en el que probar semejante potencia era una inflorescencia de romanesco.

Tal vez hablar de una resolución de 3.200 megapixels no os diga gran cosa, pero si tenéis en cuenta que una de las cámaras de mayor resolución del mercado (la Canon EOS 4000D) tiene una resolución máxima de 24,2 megapixels, seguro que os vais poniendo en situación.

Para que os hagáis una idea de lo grande que es una imagen de 3,2 gigapixels, decir que si quisiéramos verla en su tamaño completo necesitaríamos de un total de 378 pantallas de televisión de ultra alta definición (las así llamadas “4K”) colocadas las unas junto a las otras, como las cuadrículas del papel de nuestros años escolares.

Obviamente, cuando la cámara esté ensamblada en su destino final: el Observatorio Vera C. Rubin (OVR) de Chile, cambiará los brócolis por galaxias, y entonces los astrónomos podrán beneficiarse de su enorme potencial, con la esperanza de que les ayude a resolver algunos misterios del universo que hasta ahora no tienen explicación. ¿Ejemplos? La naturaleza de la energía oscura y de la materia oscura, extraños fenómenos que no vemos, pero cuyos efectos podemos percibir.

Pero volvamos con el logro de los científicos de SLAC, que es precisamente la construcción del plano focal, el cual concluyeron el pasado mes de enero. Este dispositivo (que funciona como el sensor de las cámaras que usamos en nuestros teléfonos móviles, capturando la luz y transformándola en señales eléctricas) no solo es extraordinario por su enorme resolución. Además, cada uno de sus pixeles es increíblemente pequeño (hablamos de una anchura de 10 micrones), por lo que cuando se emplee en el cielo austral, permitirá capturar objetos hasta 100 millones de veces más oscuros que los que vemos en la Vía Láctea.

Para poder hacer las primeras pruebas con esta descomunal cámara digital, los ingenieros de SLAC tuvieron que abrir un pequeño orificio de solo 150 micrones, a través del cual proyectaron imágenes (como la del romanesco) en el plano focal.

Cuando el plano focal esté montado en el OVR junto al resto de componentes, conformará la cámara digital más grande jamás construida. La idea es usarla para tomar imágenes panorámicas de la totalidad del cielo austral, espaciadas cada pocas noches y durante un período de 10 años. Con todos estos “fotogramas” se producirá la mayor película astronómica de todos los tiempos.

En realidad cada una de esas fotografías panorámicas contendrá tanta información, que deberá trocearse en piezas para su estudio. Con ellas, el observatorio Rubin realizará un catálogo de tantas galaxias como sea posible, aunque ya nos anticipan que su número será superior al del total de habitantes de la Tierra.

Con el tiempo, los astrónomos contarán con una secuencia de tiempo completa de la totalidad del cielo del hemisferio sur. Esto les permitirá detectar las estrellas que hayan cambiado de brillo, o cualquier cosa que se haya movido ante su ojo vigilante, como asteroides y cometas.

Se espera que la cámara del OVR comience a tomar imágenes celestes a finales de 2022. Mientras tanto tendremos que conformarnos con el romanesco.

Me enteré leyendo la web del Laboratorio SLAC así como el diario Independent.

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