Siguen las dudas de seguridad para el US Open

CIUDAD DE MÉXICO, agosto 23 (EL UNIVERSAL).- Un segundo positivo del japonés Kei Nishikori ha demostrado que el Covid-19 aún tambalea a las piezas de un US Open cuyo tablero y reglas lucen inamovibles.

Hace una semana, el nipón adelantó que no se presentaría en el Masters de Cincinnati 2020 —con sede en Nueva York por cuestiones de logística— debido a que el coronavirus había entrado a su cuerpo.

Ante la reciente noticia de que el aislamiento protocolario no surtió efecto, su participación en el Grand Slam de Flushing Meadows, donde fue subcampeón hace seis años, fue puesta en jaque. Esto, sin embargo, no ha modificado la posición de la Asociación de Tenis de los Estados Unidos, que se mantiene firme en su intención de celebrar el Major de la Gran Manzana.

Como nunca antes, las posturas de las figuras colisionan. Serena Williams, por ejemplo, ha puesto un asterisco en todo lo que suceda durante esta edición del US Open. Otros, como Novak Djokovic, se aferran al sueño sin importar el costo.

La forma de pensar del serbio es compartida por la organización del torneo. A pesar de las decenas de bajas forzadas o voluntarias, la corona de este año no quedará vacante en ninguna de sus modalidades.

Y aunque nada más ocho días separan al deporte blanco de uno de sus mayores eventos, la certeza es un elemento faltante que cae a cuenta gotas conforme transcurre el Western & Southern Open. La competencia que, en condiciones naturales, se llevaría a cabo en Cincinnati ya está en acción y la ausencia de asistentes asiduos, como Roger Federer o Rafael Nadal, no ha opacado el rebrote de calidad de algunos otros tenistas.

Tal es el caso del británico Andy Murray, quien ayer volvió a la competencia y derrotó 6-7, 6-3 y 1-6 a Frances Tiafoe, para instalarse en la segunda ronda, donde enfrentará a Alexander Zverev en busca de erradicar el escepticismo sobre el US Open.