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Cómo Sergio Ramos ha echado a perder su imagen en el Real Madrid

Sergio Ramos, en la grada, abre los brazos y gesticula
Sergio Ramos gesticula desde el banquillo durante un partido. Foto: Diego Souto/Quality Sport Images/Getty Images.

Quizás te acuerdes de una vieja gloria del Real Madrid llamada Sergio Ramos. Seguro que te suena: un central andaluz, fichado del Sevilla en el lejanísimo 2005 por una millonada, que ya de adolescente apuntaba maneras y que en el Bernabéu se consolidó como uno de los futbolistas más importantes del mundo en los últimos años. A su categoría como defensa central, heredando la camiseta con el mítico número 4 de Fernando Hierro, convirtiéndose en titular desde el principio en uno de los planteles más exigentes del panorama europeo y acaparando un palmarés al alcance de muy pocos, se le sumaba su capacidad de liderazgo que le permitió heredar la capitanía que dejó vacante Iker Casillas tanto en su club como en la selección española.

No sabemos qué habrá pasado con aquel futbolista legendario. Sospechan sus antiguos seguidores que desapareció hace unos meses sin dejar rastro y ya casi han perdido toda esperanza de volverle a ver. En su lugar, sin embargo, ha surgido un tipo sorprendentemente parecido a él, a simple vista indistinguible, y que además lleva el mismo nombre y la misma cifra en la parte trasera de su equipación... pero resulta mucho más antipático.

Hemos llegado a un punto en que a muchos madridistas ya no les importa si, tras tantas habladurías en la recta final de esta temporada que tan mal ha terminado para su equipo, el hombre que suele lucir el brazalete no renueva el contrato que termina a finales de este mismo mes de junio y se marcha a otro club sin dejar un solo céntimo en la tesorería. Los intentos infructuosos de llegar a un acuerdo, sumados a su rendimiento más bien discreto el poco tiempo que su salud le ha permitido estar en el césped en lo que llevamos de 2021, han ido mermando su reputación. El héroe de Lisboa, el jefe carismático y referente de una plantilla que coleccionaba Champions Leagues, se las ha apañado para quedar como un pesetero a quien, si se va, nadie echará de menos.

Sergio Ramos y Florentino Pérez dándose la mano en una grada.
Florentino Pérez (izquierda) saluda a Sergio Ramos en la grada de Valdebebas durante un partido. Foto: David S. Bustamante/Soccrates/Getty Images.

Porque este intento (por ahora fallido) de renovación ha sido un culebrón que al principio entretenía, porque se intuía que se formaría el paripé habitual de ofertas y contraofertas pero al final el club y el jugador estaban condenados a entenderse. Pero sin embargo, se ha ido enquistando con el paso del tiempo, hasta el punto de que a estas alturas parece un tema irresoluble. Y aunque sin duda habrán ocurrido muchas cosas en los despachos de las que nadie que no estuviera presente se ha enterado, sí que hemos ido conociendo casi en tiempo real las líneas generales de la negociación y algún que otro detalle particular gracias a que los protagonistas lo iban filtrando a la prensa más afín, en una estrategia que al público deseoso de saciar su curiosidad morbosa le resulta de interés, pero que indudablemente no es la más elegante. Ya dice el refranero español, siempre tan sabio, que "los trapos sucios se lavan en casa".

Así, por ejemplo, Manolo Lama, célebre (entre otras muchas cosas) por su habitual defensa a ultranza del zaguero de Camas, pudo trasladar en la COPE allá en enero el mensaje de Ramos asegurando que no había recibido propuesta alguna para prorrogar el vínculo. En ocasiones los espacios deportivos de la emisora de los obispos parecían convertirse en un combate entre defensores de Sergio, comandados por el propio Lama, y partidarios del presidente Florentino Pérez.

Otro periodista tradicionalmente cercano a Ramos es José Ramón de la Morena. El presentador de El Transistor, el espacio deportivo nocturno de Onda Cero, siempre ha defendido la necesidad de que el Real Madrid y uno de los jugadores más icónicos de los últimos tiempos para la Casa Blanca llegaran a un acuerdo para que la relación se prolongara. Pero en la primera semana de junio ha habido un cambio radical en el equilibrio de fuerzas, porque el informador de Brunete narró hechos que dejan en mal lugar al futbolista sevillano.

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Lo cual sorprende porque, hasta hace bien poco (esta intervención en El Hormiguero es del mes de mayo, apenas unas semanas antes), parecía que su relación era cordial y amistosa. ¿Tal cambio es porque a De la Morena, que ya anunció hace unos meses que iba a "colgar el micrófono" para centrarse en su familia, le da igual quedarse sin una fuente importantísima en el panorama futbolero español pero que a él personalmente ya le valdrá de poco? Eso solo lo sabrá él.

El caso es que De la Morena contó el pasado miércoles 9 algo tan grave como que Ramos le había llamado para intentar evitar que contara una historia que le afectaba. Concretamente, que el todavía capitán del Real Madrid habría llamado a todos sus compañeros para recomendarles que no aceptaran la rebaja del 10 % de su salario que planteaba Florentino Pérez. El dinero ahorrado aparentemente iba a utilizarse para afrontar el fichaje de Mbappé.

Dice José Ramón que Sergio se enfadó mucho con él por no haberle llamado para contrastar una noticia que el central calificaba de falsa, pero que le ofreció salir en antena para desmentirla personalmente y este se negó. Insistió, sin embargo, para que el tema no fuera tratado. En ese punto De la Morena rechazó que fuera el futbolista quien pretendiera marcar la agenda de contenidos de su programa. Planteó además su sospecha: "Tú me has dicho que eso es mentira y si ahora no quieres que lo diga, tengo que sospechar que es verdad. No querrás que esos jugadores vayan diciendo 'hay que ver, Ramos, que va diciendo que es mentira cuando a mí sí que me ha llamado'. Si es mentira, no tendrás ningún temor en salir a aclararlo".

Pero Ramos no salió. Lo que contribuye a que su imagen quede como la de un manipulador chantajista a quien encima, para mayor ridículo, los planes le salen mal, como a los villanos de dibujos animados. Esto viene a sumarse a la fama que se ha labrado de pesetero. Porque el problema de la renovación de su contrato es económico, ni más ni menos: el jugador no estaba dispuesto a aceptar la propuesta del club de ampliarle una temporada más, en lugar de las dos que él quería, reduciendo su sueldo precisamente un 10 % en vez de subirle el sueldo como él esperaba. El Real Madrid pretende aplicar esta rebaja a toda la plantilla, justificándose en las pérdidas que ha causado la pandemia del coronavirus.

Sergio Ramos, de pie y cabizbajo, con un escudo del Chelsea al fondo
Ramos se lamenta tras un gol encajado en el partido contra el Chelsea de semifinales de la Champions League. Foto: Glyn Kirk/AFP via Getty Images.

Sergio Ramos cobra actualmente, según el diario As, 12 millones de euros netos por temporada; es el jugador que más ingresa, solo por detrás de el último gran fichaje estrella, el belga Eden Hazard, y de Gareth Bale, aún cedido en el Tottenham. A esta cantidad se llegó en el acuerdo de 2015, alcanzado tras unas negociaciones que también fueron polémicas porque se habló de una oferta muy superior del Manchester United. Pero en aquel momento Ramos estaba en una posición de fuerza, gracias a su rendimiento deportivo extraordinario.

Ahora mismo la situación es muy diferente. La participación de Sergio con el Real Madrid ha sido escasa y mediocre últimamente. Se ha pasado mucho tiempo de baja por lesión, en parte por su propio egoísmo: ha forzado más de la cuenta al disputar partidos irrelevantes con la selección en busca del récord mundial de encuentros internacionales. Y cuando ha jugado, como por ejemplo en la eliminatoria de Champions contra el Chelsea, ha dejado mucho que desear. Tan mal está la cosa que incluso se ha quedado fuera de la Eurocopa con España.

El central no tiene, por tanto, argumentos deportivos a los que agarrarse para justificar su exigencia de que no le toquen el salario. Y todavía colean en la memoria de los madridistas aquellas declaraciones de amor al club, aquel "jugaría gratis", que hoy suenan a populismo vacío. El poso que está quedando es que, más que pasión, todo era una cuestión de interés y de afán por engrosar la cartera.

El problema para el jugador es, precisamente, que está en un momento de forma tan negativo, y sin perspectivas de mejora a corto plazo, que no solo no consigue que el Real Madrid le mejore su propuesta... sino que tampoco parece haber nadie ahí fuera dispuesto a hacerse cargo de él si finalmente, como parece, acaba teniendo que marcharse. O más bien, no hay nadie que quiera o pueda asumir un salario como el que tiene en la capital de España. El Sevilla vería con buenos ojos la vuelta de su hijo pródigo (aunque hay muchísima tensión con cierto sector de la hinchada), y grandes clubes europeos como el PSG o el Manchester City quizás le podrían reservar un hueco... pero difícilmente pagarían un millón al mes a un jugador de su edad, con sus problemas físicos recientes y que tendría que adaptarse a un campeonato y una vida completamente nuevos.

Una última filtración a la prensa se está interpretando como un intento desesperado de, por lo menos, quedarse con el mal menor: Deportes Cuatro dijo, citando al As, que Ramos finalmente está dispuesto a aceptar la oferta a la baja en las condiciones que planteaba desde el principio el Real Madrid. Otra cosa es que, tras medio año de desplantes, dimes y diretes, la directiva no se haya hartado y esté pensando más bien en el futuro Real Madrid sin él en la plantilla. De momento el único refuerzo confirmado por ahora es el austriaco David Alaba, que precisamente suele jugar en la defensa.

Los próximos días, o semanas, servirán para despejar la incógnita sobre la continuidad o no de Ramos en el Real Madrid. Ocurra lo que ocurra, de cara a la afición su reputación se va a ver dañada de un modo gravísimo, quién sabe si irreparable. La codicia que ha aparentado y las formas con que ha manejado la operación han echado por tierra buena parte del cariño que se había ganado a lo largo de tantos años. En el Real Madrid no les tiembla el pulso a la hora de echar a alguien por la puerta de atrás, por muy importante que haya sido (que se lo pregunten a Iker Casillas); posiblemente Sergio se haya ganado a pulso seguir el mismo camino.

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