Serena Williams denuncia la desigualdad salarial que sufren las mujeres negras

ARCHIVO – En esta foto del 28 de enero de 2017, Serena Williams festeja junto al trofeo del Abierto de Australia, tras imponerse en la final a su hermana Venus en Melbourne (AP Foto/Aaron Favila, File)
ARCHIVO – En esta foto del 28 de enero de 2017, Serena Williams festeja junto al trofeo del Abierto de Australia, tras imponerse en la final a su hermana Venus en Melbourne (AP Foto/Aaron Favila, File)

Ocurre en ocasiones que un deportista de élite trasciende su ámbito de actividad y se convierte en un referente social cuyas opiniones se escuchan y se valoran como las de cualquier otro líder. Le pasó a mitos como el boxedor Muhammad Ali, le ocurrió también (en cierta medida) a Diego Maradona, o a Michael Jordan. En la época actual hay una importante novedad histórica, pues, lamentablemente, no ha sido lo habitual que ese puesto lo ocupe una mujer.

La voz que todo el mundo atiende en 2017 es la de Serena Williams. Galones no le faltan: con 23 títulos individuales de Grand Slam, otros 16 en dobles, cuatro oros olímpicos y más de 300 semanas en el número 1 del mundo, la estadounidense de 35 años está considerada una de las mejores tenistas de todos los tiempos. Tenistas, en general, no solo “tenista femenina”, como ella misma se encarga de recordar a menudo. Porque precisamente ese es uno de sus principales campos de batalla: la lucha por la igualdad de las mujeres.

Otro de los asuntos a los que se suele referir es la discriminación racial que sufre la población negra en lugares como Estados Unidos. Y precisamente, en su última intervención pública ha combinado ambos temas. Lo ha hecho a través de un ensayo que ha escrito para la revista Fortune, con motivo del Día para la Igualdad Salarial de las Mujeres Negras, que se celebra el 31 de julio.

En su texto Serena recuerda estadísticas vergonzosas: por cada dólar que ingresa un hombre, una mujer negra solo alcanza los 63 centavos. De media, las negras cobran un 17% que las mujeres blancas. Y no es un problema de educación, puesto que la diferencia también se encuentra en puestos cualificados y en profesionales con estudios universitarios. Pero quizás lo más lamentable es que apenas el 44% de los hombres blancos consideran que todo esto es un problema. “Los ciclos de pobreza, discriminación y sexismo son mucho, mucho más difíciles de romper que el récord de títulos de Grand Slam”, explica.

La propia Serena es un ejemplo viviente de lo discriminatorio de la situación. Sus cuantiosos éxitos le reportan unos beneficios anuales de 27 millones de dólares. Muchísimo dinero, tanto como para convertirla, según Forbes, en la mujer deportista más pagada del mundo… pero cae al puesto 51 de la lista si se incluyen competidores masculinos. Sus ganancias, por ejemplo, están muy lejos de los 64 millones anuales que se lleva Roger Federer.

Serena exige cambios legislativos y reclama a las mujeres negras que no se resignen, apelando a su propia experiencia. “Me han tratado injustamente, mis colegas hombres me han faltado al respeto y, de las maneras más dolorosas posibles, he sido sujeto de comentarios racistas dentro y fuera de la cancha de tenis. Mujeres negras: no tengáis miedo. Hablad por la igualdad salarial. Puede tomar mucho tiempo darse cuenta de ello. A mí me llevó tiempo. Pero todas lo valemos. Como llevo tiempo diciendo, tienes que creer en ti misma cuando nadie más lo hace”. Confiemos en que su mensaje cale y las injusticias sociales en este ámbito pronto se conviertan en pasado.

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