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El secreto de la ambiciosa apuesta del atletismo ecuatoriano

Quito, 8 jul (EFE).- La creciente incorporación de afroecuatorianos al atletismo mediante un Plan de Alto Rendimiento, ha llevado el deporte local a logros antes impensados en torneos internacionales y a la espera de una medalla olímpica desde el oro de Jefferson Pérez en Atlanta'96 y de plata en Pekín 2008.

"Aunque el número de medallas obtenidas a lo largo de la historia es equitativa en razas, en los últimos seis años los atletas 'afros' han conseguido mejores resultados", dijo a Efe el presidente de la Federación Ecuatoriana de Atletismo (FEA), Manuel Bravo.

Su porcentaje en la población de Ecuador ronda el 7 u 8 %, pero equivale al 22 % dentro del Plan de Alto Rendimiento de la Secretaría del Deporte (SD), y un porcentaje aun mucho mayor en la cuota por medallas, al menos en los últimos años.

Y aunque desde siempre han estado en la línea de salida con el dorsal de su país, en los últimos años su aporte a la alta competición parece remontar un vuelo sin retorno, con nombres como las levantadoras de peso Tamara Salazar y Neisi Dajomes, o los velocistas Alex Quiñónez, Ángela Tenorio y Anahí Suárez.

Todos ellos generan esperanzas de medalla olímpica entre millones de ecuatorianos.

Medallas que solo ganó hasta hoy el cuencano Pérez, el especialista de los 20 kilómetros en marcha.

El común denominador de todos esos nuevos aspirantes es su pertenencia a una comunidad, la afroecuatoriana, que se ha convertido con mayor intensidad en cuna de destacados deportistas, y no sólo en fútbol como hasta ahora.

Han sido ellos los que han catapultado el éxito reciente de Ecuador en el ámbito deportivo con medallas como la de bronce de Quiñonez en 200 metros en el Mundial de Doha, y las dos de bronce de Salazar en el Mundial de pesas de Tailandia, ambos el año pasado.

Combate, atletismo y halterofilia son las disciplinas más recurridas por sus características físicas, apuntó la Secretaría del Deporte (SD) en un informe estadístico.

"El 37 % de atletas que aportaron al medallero general" tenía raíz afroecuatoriana", subraya la SD en alusión a los Juegos Panamericanos de Lima 2019, en los que Ecuador obtuvo 10 oros, 7 platas y 14 bronces.

Bravo, el presidente de la FEA, recordó que "la mayoría de los deportistas de lanzamientos, saltos y velocidad" son afroecuatorianos pues "dentro de su biotipo ellos tienen la predominancia de la velocidad y la fuerza".

Los afroecuatorianos son uno de los grupos étnicos dentro de la amalgama de culturas, pueblos y nacionalidades que conviven en Ecuador, y cuyos antepasados fueron traídos como esclavos durante la época de la colonia española (circa 1531-1822) y después de ella.

Según el último censo de 2010, entre ese 7,2% se cuentan todos los ecuatorianos que se definieron a sí mismos como "negros y mulatos".

Y aunque hoy diseminados por todo el país, históricamente estaban asentados en la provincia de Esmeraldas al norte de la región costa y el valle del Chota (noroeste) región sierra, conocida cuna de estrellas del fútbol nacional.

De allí provienen los mejores velocistas, aseguró Nelson Gutiérrez, entrenador de atletismo y también encargado de la captación de talentos.

"Hay regiones en el Ecuador que tienen diferentes características, dentro de ellas, un nivel de coordinación muy alto y desarrollo de la fuerza rápida natural", precisó.

En la gestación de esta nueva cantera están los campeonatos por todo Ecuador que la FEA promueve en el primer trimestre del año, y que sirven para identificar a talentos que luego podrán acogerse al Plan de Alto Rendimiento, nacido en 2013.

En el Plan hay 299 atletas, de los que el 22 % son afroecuatorianos, un 2 % más que en 2019, y más allá de deportes de tiempo y marca, destacan asimismo en lucha, boxeo, judo, baloncesto y, por su fuerza muscular, levantamiento de pesas.

En los Panamericanos de Lima las 6 medallas que aportó el levantamiento de pesas a Ecuador fueron todas de afroecuatorianos: Neisi Dajomes, Angie Palacios, Alexandra Escobar, Tamara Salazar, Lissete Ayoví y David Arroyo.

Pero el máximo exponente en este momento es el velocista Quiñonez, quien en una gran temporada en 2019 ganó el oro en los Panamericanos, la presea de bronce en Doha, y la marca olímpica en 200 metros para Tokio 2021.

También hay esperanzas en las velocistas Ángela Tenorio, que en Río 2016 llegó a semifinales en 100 y 200 metros, y en la saltadora de vallas Maribel Caicedo, campeona Iberomaericana en prejuvenil en 100 metros planos y 100 vallas en México 2015.

El deportólogo Oscar Vizuete explicó a Efe que en deportes de resistencia como la marcha, el fondo, la natación y la gimnasia, los deportistas mestizos o blancos sobresalen más por su mayor porcentaje de fibras rojas.

El potencial de estos deportistas ha destacado por la reciente acumulación de medallas en competiciones internacionales, si bien las corredoras Nancy Vallecilla y Liliana Chalá fueron las pioneras de un fenómeno que echó raíces en los ochenta.

El peso de la comunidad afroecutoriana se deja sentir también entre los deportistas con discapacidad, que desde 2010 cuenta con una estructura organizada en la SD.

De los 37 que pertenecen al proyecto de Alto Rendimiento, el 46 % son afroecuatorianos, con inclinación también al atletismo, y el año pasado consiguieron en su conjunto 69 preseas internacionales.

Alejandra Pérez

(c) Agencia EFE