Se casó vistiendo la camiseta de su equipo favorito

Momento de la boda de Julen Ojeda, que se casó con la camiseta del Athletic. Foto: Twitter
Momento de la boda de Julen Ojeda, que se casó con la camiseta del Athletic. Foto: Twitter

De los aficionados al fútbol más apasionados se suele decir que sienten amor por sus colores. Que quieren a sus equipos como si estuvieran viviendo una relación de pareja (raramente correspondida) con ellos. Normalmente pensamos que no es más que una exageración, pero a veces encontramos ejemplos que nos demuestran que, en efecto, este amor puede a llegar a niveles insospechados.

El último caso llega desde Las Palmas de Gran Canaria, donde Julen Ojeda y Jasmina Rodríguez contrajeron matrimonio el pasado sábado. Una de tantas parejas que se casan, salvo por un detalle: el novio, fanático del Athletic Club de Bilbao (pese a ser canario de nacimiento), no vestía con el traje y corbata habituales, sino que llevaba una camiseta rojiblanca del club del norte de España.

Y no solo eso. Su flamante esposa sí que iba de blanco, pero con flores rojas en el pelo y las uñas pintadas de rojiblanco. Y quizás lo más impactante: en lugar de marcha nupcial, en las instalaciones municipales donde se ofició la ceremonia atronó el himno del equipo, como si estuvieran en el mismísimo San Mamés.

¿Qué le parecería a la novia todo este espectáculo? Aparentemente se lo tomó bien, ya que en el vídeo que circula por las redes sociales se la ve coreando el célebre “Athletic Geuria”, aunque en un discreto segundo plano con respecto a su marido, que vive el momento arrodillado en el suelo y jaleando a los invitados. En todo caso, tal como dijo Julen al diario local La Provincia, “eso ella lo sabía desde el principio, que formaba parte del contrato”. El novio se define como seguidor “desde siempre” del equipo vasco, al que acude a ver a Bilbao al menos una vez al año, y cita a Markel Susaeta como su jugador favorito.

La ceremonia, oficiada por el concejal socialista Mario Regidor, contó con más detalles futboleros, como el brazalete de capitán con la ikurriña que lucía el novio o los manteles rojiblancos sobre los que se sirvió el convite posterior. Hubo incluso un punto que puede considerarse romántico: la camiseta mostraba el número 19, en honor al día en que se celebraba el matrimonio, y sobre él podían leerse los nombres de los dos contrayentes.

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