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El coronavirus lleva a Sarah Fuller a cambiar el fútbol femenino por el fútbol americano masculino

NASHVILLE, TENNESSEE - OCTOBER 31: Justin Ball #84 of the Vanderbilt Commodores huddles with members of the Vanderbilt team prior to a game against the Mississippi Rebels at Vanderbilt Stadium on October 31, 2020 in Nashville, Tennessee. (Photo by Frederick Breedon/Getty Images)

El covid-19 está haciendo estragos en equipos de muchas disciplinas deportivas, como por ejemplo en la sección de fútbol americano de la Universidad de Vanderbilt. Ante la falta de jugadores de cara al partido contra Missouri del próximo sábado 28 de noviembre, el entrenador de los Commodores tiene intención de recurrir a la portera del equipo de soccer, Sarah Fuller, como kicker. Si finalmente saltase al emparrillado, la joven haría historia al convertirse en la primera mujer en participar en un partido de la Power 5, es decir, de las cinco conferencias de mayor nivel de la NCAA en lo referente al fútbol americano.

Sarah Fuller se ha convertido en toda una estrella del equipo de soccer femenino de Vanderbilt. Fue una de las protagonistas de la machada histórica de su equipo la pasada semana, cuando se llevó la victoria sobre Arkansas, el mejor conjunto de la temporada universitaria en esa disciplina, y se coronó campeón de la Conferencia SEC contra todo pronóstico. Ahora, siendo senior, lejos de irse despidiendo del deporte NCAA, parece que su sitio está en el campo de football.

El entrenador Derek Mason lo dejó claro en una entrevista reciente. “Fuller es una opción”, comentó después de que la futbolista de último año en la NCAA entrenase con el equipo el pasado martes, debido a que muchos de los especialistas del equipo de football se ausentaran al estar en cuarentena por culpa del covid-19. El head coach del equipo de fútbol americano habló con el entrenador del equipo de soccer y éste le dio el visto bueno para que probase a su jugadora, al tiempo que le comentó que no dudaba de sus posibilidades en el emparrillado. No participó en ninguna jugada de ‘acción’ durante la sesión, pero estuvo en la banda vistiendo las protecciones y el uniforme del equipo practicando las patadas. “Tiene potencia en su pierna. Veremos cuánto puede rendir. De momento parece una opción bastante buena, así que veremos cuando llegue el sábado”. Para estar seguros de las capacidades de la jugadora, el cuerpo técnico de los Commodores ha estado haciendo un seguimiento exhaustivo de la distancia y potencia de los chuts de Fuller durante los últimos días y todo apunta a que la portera no debería tener problemas en condiciones reales de juego.

Viendo la temporada de Vanderbilt, no es de extrañar que el entrenador Mason haya pensado en Sarah Fuller para ocupar el puesto de kicker. Se trata de la posición más débil de unos Commodores que no han sido capaces de ganar en ninguno de los siete partidos que han disputado hasta la fecha esta temporada. El que supuestamente iba a ser su kicker titular decidió no jugar este año por culpa de la pandemia de covid-19 y el sustituto que tuvo que dar un paso obligado al frente sólo ha anotado tres de los siete intentos de field goals de los que ha dispuesto. “Para nosotros, poder contar con Sarah… Es una campeona, y no estoy haciendo un juego de palabras. Es una competidora nata y una opción para el equipo. Es esa situación nos encontramos”, aseguró Mason.

Mujeres en la historia del football universitario

Sin embargo, Sarah Fuller no sería pionera en el fútbol americano universitario. En 1997, la kicker Liz Heaston se convirtió en la primera jugadora en anotar un punto en la NCAA mediante un extra point a favor de la Universidad de Willamette. Tres años después, en 2000, Katie Hnida fue la primera mujer en anotar en un partido con título en juego (bowl game) en Division I de la NCAA cuando vestía el uniforme de la Universidad de Colorado, para posteriormente cambiar de equipo y jugar en New Mexico tres temporadas. Fueron las encargadas de abrir la puerta a otras jugadoras como April Gross, que fue la última mujer en la historia en anotar en partido oficial, al conseguir un extra point para Kent State en 2015.

Un paso más allá que sus predecesoras fue Becca Longo, que se convirtió en la primera mujer en recibir una oferta de beca universitaria de Division II o superior para jugar al fútbol americano, pero al caer lesionada en 2018 nunca llegó a debutar. Un año después, ya en 2019, Toni Harris aceptó una beca de la Central Methodist University de Missouri, siendo así la primera jugadora de campo, no kicker o punter, en firmar una carta de reclutamiento.

Una quimera llamada Carli Lloyd

Al margen de la NCAA, el caso más sonado de mujer que podría haber triunfado en el fútbol americano profesional es el de Carli Lloyd. La jugadora de la selección de Estados Unidos de soccer, Balón de Oro en 2015 y FIFA The Best en 2016, estuvo entrenando con los Philadelphia Eagles de la NFL en 2019, llegando a asombrar a todo el mundo al ser capaz de anotar un field goal de 55 yardas en una sesión práctica. Las sensaciones que dejó la futbolista sobre el emparrillado fueron suficientes para que varios equipos de la liga profesional estadounidense se interesasen por ella.

El vídeo de aquella patada de 55 yardas se hizo viral y varias franquicias contactaron con su entrenador James Galanis para saber de primera mano las opciones reales que existían de que Lloyd llegase a la NFL. Incluso un equipo del cual no trascendió el nombre llegó a ofrecer a la jugadora un contrato para jugar la pretemporada e intentar hacerse con un puesto en la plantilla definitiva. “Ha habido interés y algunas conversaciones al respecto. Todo puede pasar. Ha sido interesante porque sólo soy una deportista más y mucha gente ha empezado a hablar de la posibilidad de que una mujer juegue algún día en la NFL. Todo puede pasar. Ya veremos qué nos depara el futuro”, declaró la propia jugadora en su momento. Al final todo quedó en un what if de esos que gustan tanto en tierras de barras y estrellas.

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