Santiago Ascacibar, con LA NACION: la Bundesliga, la distancia en los festejos, el tatuaje de Maradona, los idiomas y el curso de pesca que debe esperar

Son las 20.15 y Santiago Ascacíbar ya cenó en su casa en Berlín. La Bundesliga fue pionera en inaugurar la "nueva normalidad futbolística" y eso implica retomar rutinas. "El jueves nos concentramos y a las 7, 7.15, ya estamos comiendo. Trato de mantener los mismos horarios", expresa el volante central (23 años) en una charla telefónica con LA NACIÓN por la que se filtran los chillidos de Benicio, el bebé que nació hace tres meses y medio y le cambió la vida: "Siento emociones que nunca había vivido, un amor distinto a todo lo demás, increíble. Es verlo a él y te saca una sonrisa hasta en un mal momento".

Bundesliga: las perlas de un regreso necesario para cobrar los derechos de televisación

La Bundesliga es la locomotora del fútbol europeo que se abre paso en medio de una pandemia de coronavirus que retrocede sin desaparecer. El próximo fin de semana se disputará una nueva fecha, que se abrirá el viernes con el clásico de Berlín entre Hertha, club al que el "Ruso" Ascacíbar se incorporó en enero, y Unión Berlín.

-El viernes juegan el clásico con Unión Berlin. ¿Cómo lo esperan, qué se dice de tener que jugarlo a puertas cerradas?

-Se va a vivir de manera extraña, distinta a lo que uno conoce como un clásico. Por lo que me comentan los compañeros es uno de los clásicos más caliente de la Bundesliga junto al de Borussia Dortmund-Schalke por cómo lo viven los fanáticos (N de la R: cuando se enfrentaron por la primera rueda en noviembre, hinchas del Hertha tiraron bengalas hacia la tribuna de Unión).

-¿Después del partido del sábado les hicieron más tests para saber si alguien se había contagiado?

-Sí, el domingo. A lo noche nos dieron los resultados: todos negativos. Fue una tranquilidad enorme.

-¿El del sábado fue el partido más raro en tu carrera?

-Por la falta de público, sí, pero para mí no hubo partido más raro que cuando jugué por primera vez con VAR. Fue con el Sub 20 de la Argentina contra Inglaterra en el Mundial de Corea del Sur. Lo usaron para expulsarlo a Lautaro Martínez (primera tarjeta roja en un Mundial por la aplicación de la tecnología). Me quedó grabado, me sonó rarísimo, no estaba acostumbrado. El fútbol había cambiado, había que empezar a aceptarlo.

-El Hertha fue el equipo que menos tuvo en cuenta el protocolo de evitar abrazos en los festejos de los goles. ¿Les hicieron alguna observación o recomendación en el club para los próximos partidos?

-Sí, la DFL (Deustche Fusball Liga) baja línea con los protocolos. Y desde el club nos dijeron que tengamos consideración y que los festejos sean a la distancia. Siempre digo que el fútbol tiene estas cosas especiales; cuando uno tiene el pulso tan arriba y las pulsaciones tan altas, puede pasar que los compañeros no se percataran que el festejo tenía que ser diferente. Los tests del día siguiente demostraron que no hubo consecuencias.

-Ustedes venían del caso Salomon Kalou, separado por el club por el video que hizo en el vestuario saludando a los compañeros.

-Fue una situación particular. Cuando pasó eso estuvimos una semana en cuarentena pasando los controles de la Bundesliga. Ya habíamos empezado con los entrenamientos tácticos en grupo y tuvimos que parar. Todos los equipos habían arrancado un lunes y nosotros lo hicimos un sábado. Dimos ventaja, nos faltaron prácticas de once jugadores. A Kalou le rescindieron el contrato que terminaba en junio; no fue bueno que se fuera así. Es un futbolista experimentado, llevaba varios años en el club. Fue una decisión que tenía que tomar la Bundesliga para continuar con el proyecto de volver a jugar.

-Por tu experiencia y lo que escuchás, ¿cuál es el balance que hace la Bundesliga de la fecha que se jugó?

-Mi sensación es que salió todo muy bien. Fue productivo y positivo. Los ojos del mundo futbolístico estaban sobre la Bundesliga para ver cómo salía todo.

-Vos sos un futbolista de ir al contacto, de choque y fricción. ¿Todo esto cambia en algo tu forma de jugar?

-No, cuando entro en la cancha me olvido, no me fijo si tengo que ir al choque con un rival. Estoy tranquilo y seguro porque sé que los demás jugadores también pasaron los controles.

-¿Cambió en algo el protocolo después de la fecha que se disputó?

-Se flexibilizó la semana de cuarentena concentrados en un hotel, sin contacto con nadie fuera del staff. Ahora para jugar el viernes nos concentramos desde el jueves a la tarde.

-Estás completando la tercera temporada en el fútbol alemán. ¿Qué balance hacés?

-Ahora es bueno porque vuelvo a estar en un club de Bundesliga. Hertha tiene un proyecto interesante, que me da tranquilidad (en enero, el inversor Lars Windhorst compró el 50 por ciento del club en 224 millones de euros e invirtió 88 en refuerzos, entre ellos, los 10 por Ascacíbar). Siento que crecí como jugador y persona, en focalizarme para hacer las cosas bien.

-¿Qué te dejó la experiencia del descenso con Stuttgart?

-Las situaciones malas también sirven para crecer y darme cuenta de que cuando uno no hace las cosas bien se refleja en los resultados. No funcionamos bien como equipo y nos tocó descender. Seguí seis meses y después llegó la oferta de Hertha.

Una de las expulsiones y el descontrol

-Hace un tiempo tuviste una reacción desmedida tras una expulsión. ¿Sentís que debés controlar tus impulsos, te aconsejaron algo?

-Eso formó parte del año negativo en el que descendimos. No estaba en mi mejor momento deportivo ni con la cabeza tranquila. Me sirvió de experiencia para no repetir nunca más algo así y para entender la cultura alemana. Acá te remarcan más que en otro lado todo lo disciplinario. Me suspendieron por seis fechas, pagué el derecho de piso.

-¿Tu pase a principios de año a Hertha respondió a tu deseo de jugar en primera o hubo otros motivos?

-Me llamó Jürguen Klismann, que era el manager y después fue el director técnico. Que te llame una figura como Klinsmann para explicarte el proyecto es algo fuerte

-Pero llegás a Hertha y se va Jürguen Klinsmann. No lo podías creer. ¿Cómo estás con Bruno Labbadia?

-Son cosas que pasan en el fútbol. Decidió irse (N de la R: renunció por Facebook). Los ayudantes de Jürguen tomaron el equipo y seguí jugando. Ahora con Labbadia empecé en el banco, pero la relación es 10 puntos. Es un entrenador experimentado, que trabaja mucho.

-¿Qué te decían los compañeros de Stuttgart y ahora los de Hertha del tatuaje de Maradona?

-A veces sí. Me cargan: me dicen "hacete a Messi del otro lado". Ya dije que no me tatúo más futbolistas; si algún día llega a jugar, me hago el de mi hijo.

-Hace un par de años Javier Mascherano te elogió y señaló como un sucesor de él en el seleccionado. ¿Te ves en ese camino?

-Cuando lo escuché me puso súper feliz, pero debo ir paso a paso. Soy joven, tengo que estar tranquilo e ir tomando ritmo de competencia. Ahora los puestos están bien cubiertos, hay jugadores de calidad, como Leandro Paredes.

El video que analiza sus movimientos defensivos en Stuttgart

-¿Seguís en contacto con gente de Estudiantes, qué es lo que más extrañas?

-Extraño muchísimo, todo, el sentido de pertenencia, de familia. Es algo que nunca voy a olvidar y que quisiera seguir sintiendo en mi carrera. Me sentía parte de eso, de la felicidad de ir cada día a entrenar. Mantengo relación con "Tití" Rodríguez; somos amigos de hacer todas las divisiones inferiores juntos.

-En Estudiantes armaron un muy buen doble pivote con Damonte. ¿Ya encontraste al Damonte alemán?

-(Se ríe). No, Isra (Israel) va a haber uno solo. No lo encontré acá y creo que no lo voy a encontrar nunca. Yo me estaba formando y al lado de él aprendí un montón. Como jugador y persona es excelente.

-Sos un agradecido de Juan Sebastián Verón porque te aconsejó retomar los estudios y terminar la escuela secundaria en Estudiantes. Después te anotaste en antropología en la Universidad de La Plata. ¿Te gustaría completar alguna carrera?

-Toda mi familia me decía que terminara la secundaria y Sebastián me dio el impulso final. Lo de antropología fue una idea medio loca; cuando vi las materias me eché atrás. En este momento me gusta mucho estudiar idiomas. Además del alemán, focalizarme de lleno en el inglés, un poco de italiano, portugués.

-¿En Alemania pudiste continuar con tu hobby de la pesca?

-Está difícil porque tengo que sacar una licencia. Es un curso de cuatro meses sobre todo tipos de cañas, de reels, de peces. No tuve tiempo de hacerlo. En la Argentina pescaba en río y laguna. Me gusta estar rodeado de la naturaleza y desenchufarme un rato, aunque como era más joven no sentía presión por nada.