Salvan a un águila de ser comida por un pulpo, pero ¿hicieron bien?

Si te encuentras a un pulpo intentando comerse a un águila calva ¿la salvarías? La verdad es que es una pregunta un poco extraña, pero es la duda a la que se enfrentaron unos pescadores de salmón hace algunos días, en un vídeo que se ha publicado.

Y que ha despertado cierto debate, todo sea dicho. Porque al final tomaron la decisión de salvar al águila, lo que a muchas personas no les ha parecido bien del todo. A fin de cuentas, se trata de la supervivencia del más apto, ¿no?

Bueno, antes de seguir vamos a describir un poco la escena. Hay una parte que nos hemos perdido, que es cómo ha llegado el águila a la situación de verse atrapado por un pulpo que le intenta ahogar. Pero está claro que el cefalópodo trata de acabar con el ave, para luego comérselo.

Si fuese en tierra o en el aire, el pulpo tendría poco que hacer, pero en este caso cuenta con “el factor campo”. Los pulpos son depredadores temibles en su hábitat, así que pocas posibilidades había de que el águila se salvase sóla.

Éste parece ser el problema. Que ante un acto natural, cruel pero natural, un grupo de humanos – pescadores, nada menos – hayan actuado. “Hay que dejar que la naturaleza siga su curso”.

Y podría ser cierto. Pero no nos engañemos: el ser humano ya influye bastante, ya “impide que la naturaleza siga su curso” de manera diaria. Se trata de una sóla vez más. Y se juntan dos factores más que hay que tener en cuenta.

El primero, que las águilas calvas son animales icónicos en norteamérica. Es cierto que este caso ha tenido lugar en Canadá, y que los pescadores de salmón eran canadienses; el águila calva es el símbolo de Estados Unidos y no de Canadá. Pero aún así, sigue siendo una especie icónica.

Lo segundo, que las rapaces en general no están en su mejor momento a nivel de conservación. Vale que el caso del águila calva no es preocupante – según la clasificación internacional está en situación de “preocupación menor”, es decir, no directamente amenazada – pero no sobran precisamente individuos.

A mí me parece justo y razonable plantearse si hay que salvar o no al águila. Pensar en “dejar a la naturaleza seguir su curso”. Pero después de pensarlo, haber hecho algo. No pasa nada por interferir en un caso singular, más anecdótico que otra cosa, y en donde está implicada una especie en buen estado de conservación – el pulpo – y otra algo peor – en este caso, el águila.

Que para “dejar a la naturaleza seguir su curso” tenemos otras muchas opciones, mucho más relevantes para la conservación, la supervivencia de las especies y la nuestra propia.

Me enteré leyendo aquí.

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