Sacudida por el aumento de casos, La Liga recluta a los hijos de los jugadores como mensajeros

A medida que las tasas de infección por el coronavirus comenzaron a elevarse de nuevo en España, también lo hizo la ansiedad entre los líderes de la liga de futbol más importante del país ibérico.

Hace unos meses, La Liga logró llegar exitosamente a la conclusión de su temporada 2019-2020, la cual fue interrumpida por la pandemia y se pospuso durante varios meses debido a que el país impuso un estado de emergencia nacional. Sin embargo, al regresar a la cancha, se encontraron con un mundo distinto.

Llevar a término las semanas finales de una temporada suspendida fue una cosa, una cuestión de reglas estrictas, advertencias extremas y planeación cuidadosa. Jugar una campaña completamente nueva —ocho o nueve meses de partidos semanales, con futbolistas y equipos que atraviesen el país de un lado al otro para jugar en más de una decena de ciudades— ya les quitaba el sueño a los directivos de La Liga y los equipos.

La tasa de contagios de España ha comenzado a incrementarse de manera alarmante. El miércoles, el país registró 239 muertes, la cifra diaria más alta en meses. El viernes, se ordenaron nuevas cuarentenas para alrededor de 850.000 residentes de Madrid.

“La situación es mucho peor”, dijo Víctor Martín, jefe de Gabinete de Presidencia de La Liga.

Por ello, el lunes, La Liga organizó una videoconferencia con representantes de los equipos de las dos principales divisiones del país. Mirando fijamente sus monitores de computadora, los directivos de La Liga reiteraron lo que les habían estado diciendo a los equipos en privado en reuniones cara a cara: si esperan que la temporada de La Liga se realice hasta completarla, que los contratos multimillonarios con las televisoras se mantengan y si los jugadores y los ejecutivos del equipo, así como los miembros del personal, desean continuar obteniendo su sustento del futbol y mantener a sus familias a salvo, simplemente no pueden aflojar el paso, no pueden tomar a la ligera las precauciones impuestas para evitar que el aumento de casos de coronavirus en España abrume también a La Liga.

Explicaron la situación con estadísticas y gráficas. Sin embargo, para difundir el mensaje y para asegurarse de que los jugadores no ignoren estas nuevas advertencias de oficinistas están reclutando a una coalición atípica de mensajeros que incluye a fanáticos que se han recuperado de la COVID-19 y al menos un servicio de concierge que ya les brinda servicios de lujo. Pero tal vez la estrategia más fascinante es que han reclutado incluso a los hijos de los futbolistas.

Para hacerlo, La Liga ha dispuesto que se envíen paquetes especiales para prevenir el coronavirus a los hogares de los jugadores cada semana. Los paquetes incluyen volantes que detallan las recomendaciones sanitarias en un formato amigable con los niños, así como brazaletes y llaveros de colores brillantes con la marca de La Liga llenos de desinfectante. La esperanza es que, al presentar y reforzar buenos hábitos a través de los hijos de los jugadores y sus familiares, todos se beneficien.

“Conciencia, conciencia, conciencia”, dijo Martín para explicar la idea. “Estamos muy preocupados debido a la situación en España; hay tantas infecciones, y los niños, que en su mayoría son asintomáticos, podrían volver a casa e infectar a los futbolistas y nadie se daría cuenta”.

La videoconferencia de la semana pasada con los equipos describió el panorama del preocupante estado de España. Con la ayuda de diapositivas que detallan la situación epidemiológica cada vez peor en veinticinco ciudades y regiones, los directivos de La Liga enfatizaron que en todos los casos el ambiente al que los equipos estaban regresando en sus ciudades sede es totalmente diferente del ambiente en el que jugaron entre junio y julio, cuando ya se había controlado en gran medida la primera ola de casos de coronavirus. Una gráfica mostraba bloques enormes en forma de torre que representaban el aumento de casos diarios en contraste con los baches apenas perceptibles de cuando La Liga reinició los partidos a mitad del verano.

La Liga les dijo a los equipos que, para enfrentar la nueva realidad, va a imponer algunos de sus protocolos más estrictos contra el virus hasta la fecha. Tal vez la más significativa de las nuevas medidas está relacionada con el espacio más sagrado de los equipos: el vestidor.

Esta temporada, los vestidores en La Liga estarán casi completamente restringidos, ya que se alentará a los jugadores a ponerse el uniforme en casa. Las duchas estarán prohibidas, y las charlas del equipo, que a veces se prolongaban hasta una hora antes y después de los partidos y los entrenamientos, ahora estarán limitadas a solo algunos minutos, con un máximo de diez minutos permitidos durante el medio tiempo.

“Ya no tendrán tiempo para una misa completa”, dijo Martín, al intentar aligerar una conversación difícil con los equipos. “Tendrán que conformarse con una oración breve”.

La decisión se tomó después de que las autoridades sanitarias identificaron rápidamente los vestidores como un vector de transmisión importante, un hecho subrayado por un brote que abrumó en julio al Fuenlabrada, un equipo de segunda división, cuando veintiocho jugadores y directivos se contagiaron al mismo tiempo.

En el breve receso entre el final de la temporada pasada y el inicio de la actual campaña el 12 de septiembre, los equipos han registrado 126 casos positivos, de acuerdo con La Liga. Sin embargo, ningún equipo ha visto los casos convertirse en una situación de propagación masiva, una crisis que se ha podido evitar, según directivos de La Liga, en parte gracias a la imposición de la prohibición de ingresar al vestidor al inicio de los entrenamientos y partidos de pretemporada.

No obstante, La Liga está expandiendo su enfoque también a las vidas en el hogar de los deportistas, con un énfasis particular en sus hijos, que ya regresaron a la escuela, por lo que están expuestos a cientos de compañeros cada día. Además de los paquetes de cortesía enviados a los hijos de los futbolistas en sus hogares, los equipos organizarán que los jugadores, quienes hasta ahora han sido destinatarios de mensajes contra el coronavirus, aparezcan en videoconferencias en escuelas de toda España, incluidas aquellas a las que acuden sus propios hijos.

Un esfuerzo aparte se lleva a cabo en asociación con una compañía llamada Club del Deportista, un servicio de lujo de concierge y estilo de vida que durante los últimos dieciséis años ha complacido las necesidades y caprichos de atletas millonarios y de sus familiares. Entre las promociones en líneas de ropa de alta gama, servicios de autos y experiencias de cenas privadas que habitualmente ofrece, la compañía ahora comparte las actualizaciones más recientes sobre el coronavirus de La Liga y recordatorios de la necesidad de mantenerse cautelosos.

Martín comentó que la idea es comunicarse con los futbolistas a través de un canal que ya es popular entre ellos y no bombardearlos con meses y meses de mensajes oficiales de La Liga (durante el segundo trimestre del año, los jugadores apanicados usaron el Club del Deportista para conseguir desinfectante para manos, cubrebocas y pruebas de coronavirus, productos que entonces escaseaban).

De acuerdo con un ejecutivo de la compañía, los jugadores ya se están involucrando.

“También son personas y tienen familias; también se sienten desprotegidos y están muy preocupados”, dijo Gonzalo Moreno, un socio del Club del Deportista, en una entrevista. “El futbol es muy importante; tienen salarios elevados, así que no solo les preocupa estar sanos, sino también el negocio. Sin él, no tienen trabajo”.

This article originally appeared in The New York Times.

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