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En la ruta de la Argentina aparece Bolivia, un momento ideal para reencontrar el impulso del gol

Lionel Messi bromea con Alejandro "Papu" Gómez en el entrenamiento del seleccionado argentino durante la Copa América de Brasil
Archivo

Una metralla de 22 goles en diez años. Una metralla de 22 goles en nueve partidos. Si con alguien ha establecido la Argentina una diferencia abrumadora en la última década, es con Bolivia. Bolivia está en el sótano de la región, hace mucho tiempo que se trata del peor del continente. Y el equipo albiceleste no ha tenido contemplaciones. Se presenta una oportunidad inmejorable para la selección, que arrastra un déficit de eficacia y no logra trasladar al arco rival sus insinuaciones. En el cierre del Grupo A de la Copa América, contra un adversario eliminado, dispondrá de la ocasión perfecta para calibrar la puntería.

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Lionel Scaloni confirmó una formación totalmente alternativa, con la mirada puesta en el horizonte, cuando el próximo sábado juegue por los cuartos de final contra Ecuador, siempre que hoy la Argentina conserve la punta de la zona. Sólo un cataclismo futbolístico –perder con Bolivia, y luego, que Paraguay derrote a Uruguay– evitaría la llave contra el conjunto que dirige Gustavo Alfaro. Pero aun en esta alineación albiceleste suplente estará Sergio Agüero, un verdugo del equipo del altiplano, su peor maldición. Peor que Messi, sí. El ‘Kun’ le convirtió seis goles en estos años a Bolivia. Y por si acaso, su compinche rosarino…, otros tres. Esta noche estarán juntos.

“Los goles van a llegar. Me preocuparía no generar las situaciones. Ya van a entrar”, decía Scaloni después del empate inaugural 1-1 con Chile en la Copa América. No sucedió contra Uruguay ni con Paraguay, dos victorias mínimas en el marcador. A la selección argentina le faltan goles, esos caramelos narcóticos que siembran calma.

El DT del seleccionado argentino, Lionel Scaloni, se juega una carta importante en la Copa America de Brasil 2021
NELSON ALMEIDA / AFP


El DT del seleccionado argentino, Lionel Scaloni, se juega una carta importante en la Copa America de Brasil 2021 (NELSON ALMEIDA / AFP/)

Vaya dato: hace 25 partidos que la selección no gana por goleada en una competencia oficial. El registro retrocede hasta la era del ‘Patón’ Bauza, hasta el 15 de noviembre de 2016, cuando derrotó 3-0 a la Colombia de José Pekerman, en San Juan, en la traumática ruta al Mundial de Rusia. Convirtieron Messi, de tiro libre; Di María y Lucas Pratto. Después, nunca más. Hasta hoy. Casi cinco años que atraviesan a Edgardo Bauza, Jorge Sampaoli y Scaloni. Que atraviesan eliminatorias, Copa del Mundo, la Copa América de 2019, la Copa 2021 y otra vez una nueva ruta eliminatoria. Muchos empates, victorias por un tanto, cinco derrotas y apenas cuatro encuentros en los que pudo establecer contra el adversario de turno –Ecuador 3-1, y Qatar, Venezuela y Perú 2 a 0–, al menos una distancia de dos tantos.

Si hasta Messi extravió los caminos al gol. Tal vez por eso juegue, cuando todos los titulares saldrán esta noche. Si festeja es de penal, del rebote de un penal o de tiro libre. Los últimos seis goles de Messi en la selección nacieron a través de una pelota detenida. ¿El último de jugada? Dos a Nicaragua, en la antesala de la Copa América 2019, en uno de esos amistosos despedida donde los rivales sólo están pendientes de sacarse una foto con Messi. Para rescatar un grito oficial, por los puntos, hay que retroceder hasta el Mundial de Rusia 2018: sí, contra Nigeria, la tarde del 2-1 que se convirtió en alivio y clasificación para los octavos de final con la conquista de Marcos Rojo.

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Los goles que esta noche pudiera marcar le traerían a la Argentina un fuerte beneficio anímico, además de interrumpir unas rachas increíbles entre futbolistas con tanta pólvora. Y además, le enviaría al resto del continente un mensaje de firmeza y rotundidad en la antesala de los cuartos de final, la etapa trascendente de la Copa. La Argentina no necesita golear para recordarles a los demás su condición de candidata, pero tampoco se puede desconocer que una victoria decorada por la contundencia multiplica su resonancia.