Pocos, pero ruidosos, reciben a su amado Potro

Ramón Treviño

CIUDAD DE MÉXICO, septiembre 7 (EL UNIVERSAL).- Ya llegó el Atlante a la Ciudad de México y fue recibido por un puñado de seguidores, que se presentó en las inmediaciones del estadio Ciudad de los Deportes, previo al partido frente a los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara.

No fueron muchos, ni siquiera más de 30, pero su fidelidad por los Potros de Hierro los llevó para apoyar, a distancia, después de 13 años en Cancún. A pesar de que el mismo club les pidió ausentarse del recinto, estos seguidores decidieron arriesgarse ante la pandemia de Covid-19 por el puro amor al escudo.

Algunos jugadores, encabezados por Lizandro Echeverría, capitán azulgrana, salieron para saludar a los presentes y prometerles que harán de este estadio su casa por segunda vez. El negocio ambulante aprovechó también el retorno de los Potros de Hierro, para vender cubrebocas de tela azulgrana, por 30 pesos. No vendió mucho.

En Quintana Roo, el Atlante alcanzó muy rápido la gloria y perdió la categoría. Ahora, los seguidores cantaron y brincaron, felices de que el equipo de sus amores está de vuelta en la Ciudad de México. Aunque no es Primera División, estar cerca del equipo les da ilusión de regresar al máximo circuito.

Una hora antes del silbatazo inicial, los fanáticos abandonaron la colonia Nochebuena, para llegar a sus casas y ver el partido por televisión. Además, prometieron regresar en cada partido en el antes llamado estadio Azulgrana, hasta recibir el acceso —en cuanto lo apruebe la Liga MX— para a ver a sus Potros.