El ruido del balón y los gritos de Hummels, elementos del fútbol sin público

Berlín, 1 jun (EFE).- Los partidos a puerta cerrada, que antes eran una rara excepción, se han convertido en parte de la nueva normalidad tras cuatro jornadas jugadas en la Bundesliga alemana bajo las condiciones a las que se ha visto forzada por la pandemia del coronavirus.

Antes de que recomenzara el torneo hubo advertencias apocalípticas: el fútbol, decían, sin público no es fútbol. Lo que se ha visto es otra cosa: el fútbol sigue siendo fútbol y sin el ruido de las gradas se pueden oír y observar cosas que antes quedaban ocultas.

EL RUIDO DEL BALÓN

El ruido de las gradas ha sido reemplazado en parte por el ruido del balón que se escucha prácticamente en cada toque. No hace falta que haya un pase largo ni un disparo fuerte a puerta, el ruido se oye también en los toques cortos y sin alguien quisiera podría cerrar los ojos y contar el número de pases.

Antes de que se reiniciara el torneo algunos árbitros señalaron que algunas cosas les serían más fáciles a puerta cerrada. En ciertos duelos individuales por el balón, decían, se puede oír si el jugador tocó el balón o tocó el contrario. Los ruidos son distintos.

El ruido del balón invita a concentrarse en lo esencial, en lo que ocurre en el campo, en la lucha entre 22 jugadores.

La ausencia del público en las tribunas hace que el fútbol tienda a reducirse a su esencia.

Además del ruido del balón se oyen los gritos de los jugadores, a veces se entienden incluso a la perfección.

Los jugadores, además, se entienden entre ellos, lo que no siempre ocurre en un partido con las tribunas llenas.

LOS GRITOS DE HUMMELS

El veterano comentarista alemán, Marcel Reif, dijo tras la primera jornada después del regreso del fútbol en Alemania que para él lo más interesante había sido poder oír y seguir las instrucciones que desde el centro de la defensa le gritaba Mats Hummels a sus compañeros del Borussia Dortmund.

Para nadie era un secreto que Hummels en todos los equipos que ha jugado ha sido algo así como un representante del entrenador en el campo.

Sin embargo, ese papel se agranda con la situación actual. "Normalmente lo que digo alcanza a los otros defensas y a quienes están cinco o seis metros por delante, ahora lo que digo puede alcanzar al último delantero", explicó el propio Hummels sobre la nueva situación.

En los otros equipos también hay jugadores que asumen el papel de Hummels. En algunos casos, tal es el caso del Bayern, hay varios que lo ejercen.

Desde la línea los entrenadores, además, tienen más posibilidades de intervenir en un partido, al margen de que pueden hacer ahora cinco cambios por partido.

LOS CINCO CAMBIOS, UN RECURSO PENDIENTE

Hasta ahora la posibilidad de hacer cinco cambios ha sido usado por los entrenadores para quitarle minutos a algunos jugadores y dárselos a otros. La regla fue introducida previendo que debido a la preparación atípica podía haber más lesiones.

Sin embargo, también puede ser un recurso táctico que hasta ahora no ha sido empleado en todas sus posibilidades.

Con cinco cambios en un momento específico un entrenador puede variar el sistema y puede cambiarle la cara a un partido.

Hasta ahora no se ha visto que los cambios le den la vuelta a un partido determinado pero es algo que eventualmente podría ocurrir.

LOS FAVORITOS SON MÁS FAVORITOS

Una constante de los partidos a puerta cerrada es que, en términos generales, los pronósticos se han hecho más fáciles. Los favoritos son más favoritos. Partidos de entrada desiguales, como el Bayern-Fortuna Düsseldorf o el Paderborn-Borussia Dortmund de la última jornada, se hacen más desiguales.

Además, la regla de los cinco cambios tiende a favorecer a los grandes que no solo tienen mejores jugadores en el campo sino también tienen más fondo de armario.

Rodrigo Zuleta

(c) Agencia EFE