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Roland Garros. Saca sin mirar la pelota: la extraña técnica de Sofía Kenin, una de las finalistas en París

Alexander y Lena Kenin venían madurando la decisión desde los primeros meses de 1999. La pequeña Sofía, bien arropada en el frío moscovita, no tenía registro de lo que estaba sucediendo a nivel familiar. Sus padres decidieron emigrar a Estados Unidos, a empezar una nueva vida en Boca Raton, cerca de Miami, aunque sin soñar con lo que les depararía el destino. Nada menos que una campeona de tenis.

Sexta jugadora del mundo, con 21 años y cinco títulos conquistados, uno de ellos de Grand Slam (Australian Open 2020), Sofía Kenin jugará este sábado una nueva final de las grandes: Roland Garros. Y allí, en las canchas de París, además de mostrar su evolución y un tenis por momentos explosivo, sorprende a todos con la mecánica de su saque: contrariamente a lo tradicional y a los consejos que suelen recibir los aficionados, Kenin no mira la pelota en el momento de arrojarla hacia arriba (toss). Lo que no implica en su caso perder eficacia ni mucho menos. Una mecánica bien aceitada para hacer sencillo algo que no lo es.

La chica que saca sin mirar la pelota

La carrera de Kenin empezó a cobrar vuelo en 2019, con ascenso en el ranking incluida, cuando obtuvo sus tres primeros títulos: en Hobart, en Mallorca y en Guangzhou. Ya en enero pasado Kenin dio señales concretas de lo que era capaz: se adjudicó el Abierto de Australia, en Melbourne. Preclasificada 14a, ganó sus tres primeros partidos sin perder sets y ya en octavos despachó con un 6-0 en el tercero a Coco Gauff, la nueva joya del tenis estadounidense. No se detendría ahí: en semifinales derrotó a la N° 1 del mundo, la local Ashleigh Barty, y en la final, a la española Garbiñe Muguruza, ganadora de Wimbledon y de Roland Garros. Dos meses después, también triunfó en Lyon, hasta que la pandemia le puso freno al circuito.

Schwartzman y Podoroska se metieron en el corazón argentino

Sus progresos y algunas ausencias la llevaron a ser la 2a favorita en el reciente US Open, donde cayó en octavos de final frente a la belga Eline Mertens. Llegó a París y tuvo buenas sensaciones. Cuarta preclasificada, su andar en el torneo le reportó exigencias: cuatro de sus seis partidos los ganó en tres sets. Pero accedió a la final tras vencer a la checa Petra Kvitova por 6-4 y 7-5 y este sábado luchará por el título con la sorprendente polaca Iga Swiatek, que se clasificó sin ceder sets, con un apabullante promedio de tiros ganadores (24 por partido) y los deseos de coronar un torneo con otra actuación relevante. Al nivel de la que le permitió aplastar a la 2 del mundo (la rumana Simona Halep) y vencer sin problemas en las semifinales a la sorpresa del certamen, la argentina Nadia Podoroska.

Nadal-Djokovic: los mejores en tenis y en excusas

Kenin, la chica que se hizo conocida a los 7 años, cuando circuló un video que la mostraba extrovertida, contando que iba a ser tenista, se pasaba tres horas por día dentro de una cancha y que "se sentía capaz de responderle un saque a Andy Roddick", por entonces una de las referencias mundiales del tenis norteamericano. Ahora tendrá la chance de ganar su segundo Grand Slam. Es la misma que, pese al prematuro desarraigo, alguna vez soñó con emular a otra rusa: Maria Sharapova. "Es feroz, competitiva. Nunca se rinde. Es como un instinto ruso. Nací en Rusia y siempre la admiré. Lo mismo que a Serena Williams. Nunca podré tener un saque como el de ella", sostuvo en sus tiempos de junior. Y sin llegar a tener el saque de Serena, el propio está dando que hablar en Roland Garros. Ese servicio tan particular que muchos amateurs siguen sin entender y tratan de imitar los fines de semana. Vanamente.