La razón oculta que habría sacado a Roger Federer de Roland Garros

Roger Federer, con chaqueta y mochila al hombro, caminando por una pista de tierra batida.
Federer saliendo de la pista tras ganar su partido de tercera ronda en Roland Garros. Foto: Martin Bureau/AFP via Getty Images.

El torneo de Roland Garros, el abierto francés de tenis, ha entrado ya en su recta final y pronto conoceremos a los ganadores. En categoría individual masculina, como de costumbre, el favorito es Rafa Nadal, aunque en semifinales también hay nombres importantes como Novak Djokovic, Alexander Zverev y Stefanos Tsitsipas. Lo que puede sorprender a muchos aficionados es que otro competidor ilustre como Roger Federer dejara el torneo relativamente pronto: en octavos de final.

En esa cuarta ronda al suizo le habría tocado jugar contra el italiano Matteo Berrettini, pero se retiró de la competición antes de saltar a la pista de tierra batida de París. El motivo que adujo fue el desgaste físico: ya en la eliminatoria anterior contra el alemán Dominik Koepfer había tenido que batallar durante más de tres horas y media para imponerse en cuatro sets, todos ellos ajustadísimos en el marcador. Roger consideraba que, a sus 39 años, tras dos operaciones de rodilla recientes y un año de rehabilitación, someterse a más esfuerzos sería contraproducente de cara a la temporada en hierba, que es su gran objetivo.

Así lo anunció, la organización misma de Roland Garros entendió la situación, agradeció su presencia y, aunque surgió alguna que otra voz crítica (sobre todo por la comparación de su caso con el de Naomi Osaka), todo el mundo dio por buena su versión. O casi todo. Porque un pez gordo como Mats Wilander cree que la razón tras la salida de Federer del torneo es otra muy diferente.

El presidente de la federación francesa de tenis entrega un trofeo de forma cuadrada a Mats Wilander, que lo recoge con una sonrisa.
Mats Wilander (izquierda), en 2017, recibiendo un trofeo de homenaje en Roland Garros por los tres títulos conseguidos en ese torneo durante su carrera. Foto: Jean Catuffe/Getty Images.

Wilander, antiguo tenista profesional sueco ganador de siete Grand Slams durante los años '80, una de las grandes leyendas vivas de este deporte y actualmente comentarista de televisión, aporta otro punto de vista. Está convencido de que Roger se largó para evitar una humillación. Porque, tal como estaba configurado el cuadro, de haber ganado a Berrettini y haber avanzado a cuartos de final le habría tocado medirse ni más ni menos que a Djokovic.

En una entrevista para el medio especializado Punto de Break, Wilander expone su visión: "Creo que tomó una buena decisión. Habría tenido opciones contra Berrettini. Pero claro, entonces se podría haber encontrado con Djokovic y podría haberse dado que el serbio le hubiera derrotado de manera contundente. Y antes de Wimbledon, él no quería eso".

"Él llegó a Roland Garros no con la idea de ganar, sino de jugar varios partidos. Seguro que ganó más de lo que se esperaba. Pero claro, ¿qué debía haber hecho? ¿Retirarse cuando tuvo match point? Federer no ha jugado en Roma ni en Madrid. ¡Necesitaba una victoria! A mí me parece bien lo que hizo", continúa el veterano campeón nórdico. "Federer sabía que, jugando ese partido tan largo [contra Koepfer] había opciones de no recuperarse al otro día, pero necesitaba ganarlo para su confianza".

Precisamente por estos motivos Wilander cree que Federer, pese a sus problemas físicos, puede hacer un papel muy digno en Wimbledon. "Estar ahí, en la medianoche fría, con una pista pesada, hacer eso... La gente ha visto siempre a Federer, pero no todos se han dado cuenta de lo que Federer tiene dentro. Todavía tiene ese fuego dentro de él. Además, no hay demasiados especialistas en hierba. Hay buenos jugadores que no tienen ni idea de cómo jugar en esa superficie. No hay demasiadas amenazas para él. En Roland Garros sí habría 40 jugadores que le podrían hacer daño, pero en Wimbledon solo se me ocurren cinco o seis que podrían ponerle en complicaciones, no muchos más".

Si esta hipótesis de Wilander fuera cierta, se podría debatir hasta qué punto apartarse no por imposibilidad de jugar sino por miedo a quedar ridiculizado es un comportamiento digno para un gran campeón como Federer. El propio sueco justifica la excusa, que siendo pragmáticos y sabiendo que sus intereses se centran en la temporada en pistas de hierba, puede comprenderse. Otra cosa es que a la afición, particularmente a la francesa, le siente bien o se considere menospreciada.

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