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Roger Federer, en la Argentina: "Mantenerse en la cima es cualquier cosa menos fácil"

Federer visita la Argentina por segunda vez en su vida

"¡Rrroooooogeeeerrr..!" Un puñado de turistas estadounidenses desciende de un ómnibus, en el hotel Hilton, en Puerto Madero. Es mediodía y el cemento arde. Una mujer mayor, integrante del contingente, queda aturdida ni bien pone un pie en el suelo. Al mismo momento, Roger Federer, una leyenda del deporte, sale caminando del hotel, al que prácticamente acaba de arribar, luego de viajar toda la noche desde Londres. Son 150, 200 fanáticos que están apiñados contra las vallas de metal. Hay histeria, euforia, lágrimas. Como en muchos puntos geográficos que visita, pero potenciado. El suizo, actual número 3 del mundo (eternamente número 1 para muchos), está en Buenos Aires. Llegó a la Argentina por segunda vez en su vida, siete años después del debut en este rincón sudamericano, en 2012. Está aquí para jugar una exhibición, este miércoles, en Parque Roca. Esta vez no lo hará con Juan Martín del Potro, sino con el alemán Alexander Zverev, el 7° del ranking, que admira, desde un costado y con fascinación, lo que provoca ese ídolo del tenis, de 38 años.

Federer dio entrevistas a medios locales

Fue una temporada con altibajos emocionales para el gran Roger. Compitió, mayormente, con éxito (53 victorias, 10 derrotas). Alcanzó el título número 100 en su carrera (en Dubai) y otros tres trofeos (Miami, Halle y Basilea). Pero perdió las finales de Indian Wells y, especialmente, la de Wimbledon, ante Novak Djokovic, tras desperdiciar dos match points con su saque. Esta situación lo angustió durante semanas. También se amargó hace unos días, al caer en las semifinales del Masters, en Londres, cuando soñaba con ganar su séptima corona de maestros. Pero esa misma noche se reunió con su equipo en una habitación para tratar de pensar cómo mantenerse competitivo ante el empuje de las nuevas generaciones. Ganó todo, ¿qué lo sigue motivando? "En parte, jugar en nuevos lugares, ser creativo en cuanto a mis sesiones de entrenamiento y cuidado físico -expresa Federer, en uno de los salones del hotel, tras almorzar un buen asado-. Es importante tener un buen equipo a mi alrededor. Pasamos muchos momentos juntos, así que uno quiere estar rodeado de gente buena. La familia es lo más importante de mi vida. Me pone bien que mis hijos estén bien cuando estoy de gira, que tengan amistades. Estoy muy contento con cómo logré criar a los chicos junto con mi esposa [Mirka]. No tienen que ser los más exitosos del mundo, pero sí buenas personas. En el tenis, la motivación me brota cuando entro en un estadio con 15 o 20 mil personas. Así es fácil motivarse. Lo difícil sería que haya poca gente en el estadio. Me emociona jugar contra los buenos jugadores; esa es una gran sensación, la disfruto muchísimo. Trato de seguir aprendiendo. Siempre trato de mantener mi mente joven. Quiero mantener el nivel de éxito contra los jóvenes. Voy a tratar de sostenerme arriba hasta el último aliento de mi carrera".

Siete años pasaron desde el primer viaje de Federer al país. El suizo todavía tiene muy presente la visita a las Cataratas del Iguazú, en una escala del tour. "Fue de lo más increíble que vi en mi vida. Amé cada minuto que estuve ahí". En su memoria conserva, además, el calor que le brindó el público durante las dos noches de exhibición en Tigre: "Fue algo único cómo la gente cantó mi nombre. Usualmente no tenemos ese tipo de público en el tenis. Todavía recuerdo ese momento como algo único, unas 20 mil personas vitoreando mi nombre... Intenté regresar antes que ahora, pero tuve muchos compromisos, problemas en la rodilla. Tampoco podía volver muy rápido, porque tengo mucho trabajo con mi familia y cuando hago estas giras tengo que estar totalmente comprometido. Espero que sea un gran festival de tenis". Históricamente, tuvo vínculo con tenistas argentinos. Pero, ¿qué golpe elegiría de uno de todos los rivales albicelestes que enfrentó? "La derecha de Delpo. Me causó muchos problemas desde que era joven. Si tuviera ese tiro, mi carrera sería todavía mejor".

Con Del Potro, que en un principio iba a ser el rival de la exhibición de este miércoles, lo une una buena relación, que se fue construyendo con los años. ¿Qué le genera a Federer que el tandilense siga padeciendo obstáculos físicos? "Estuvimos conversando ahora, está lidiando con su recuperación, es una lucha de verdad, espero que lo veamos pronto. Tuvo tantas heridas y lesiones que queremos que se sienta bien de una vez, que pueda volver y tener éxito. No puedo imaginarme lo difícil que debe ser el proceso de recuperación. Ha tenido grandes batallas a lo largo de los años. Espero que haya más partidos en el futuro. Me gustaría volver a jugar otra vez contra Juan. Él ha sido muy bueno para el deporte argentino, ha tenido un peso muy grande sobre sus hombros. Ahora yo estaba emocionado de jugar contra él, pero la salud viene primero".

El jugador de fútbol americano Tom Brady (42 años). El basquetbolista LeBron James (34). El bahiense Manu Ginóbili (42). Son, apenas, tres deportistas "veteranos" que Federer admira. ¿Por qué? "Disfruto de cualquier deportista que pueda estar en la cima por un largo tiempo, rompiendo récords, siendo una inspiración para grandes y chicos. Ginóbili es un referente. Mantenerse en la cima es cualquier cosa menos fácil. Fui inconsistente de chico y fue difícil cambiar. Tener a Rafa [Nadal], a Djokovic, a Murray tanto tiempo arriba, provoca admiración. Sé que la nueva generación va a apuntar más alto de lo que hicimos nosotros", comenta. Evidentemente, con Zverev, también con Stefanos Tsitsipas, Daniil Medvedev, Dominic Thiem, Matteo Berrettini y tantos otros, el recambio generacional está sucediendo. "No sé qué pasara el próximo año. Me gustaría saberlo. Es una época interesante del tenis en este momento, con los jóvenes dando un gran empuje. No me sorprendería ver a nuevos campeones de Grand Slam. Yo estuve tan cerca de ganar Wimbledon este año; ojalá pueda recrear ese momento y ganarlo. Pero puede ser que el año próximo los jóvenes dominen el juego; es natural, son muchos y buenos. Tenemos distintos tipos de jugadores, con todos tipos de tiros. Pero a nosotros, los más experimentados, también nos inspira ver lo que hacen los jóvenes. Es un efecto en cadena".

Una y otra, Federer es consultado sobre su futuro. Es, más que una pregunta vinculada al deseo de tener una primicia periodística, una sensación de melancolía, de saber que el final está cerca. Pero él se distiende. "Lo más gracioso es que en 2009, cuando gané Roland Garros y a las pocas semanas después lo hice en Wimbledon, ahí la gente empezó a preguntarme cuándo me retiraría. Siempre trato de manejar la respuesta. Voy a jugar hasta que deje de jugar", explica. Y añade, dejando en claro la situación: "Muchos jugadores se retiraron de distintas maneras; no hay reglas. Uno lo hace como se va sintiendo. No sé si lo voy a anunciar repentinamente, dependerá de mi salud, de los resultados. Mientras me sienta pleno y disfrutando, no veo ninguna razón para detenerme. Con la edad todo se torna más difícil. Pero con la experiencia también saboreo mejor mi rendimiento. Será algo emotivo y lindo. Espero que sea un lindo proceso". Eso mismo añoran los millones de fieles que ostenta en el mundo. Por lo pronto, el violinista sigue tocando.

Las primeras horas en Buenos Aires y el viaje a Chile:

Roger Federer y Alex Zverev arribaron este lunes a las 9.20 al sector de vuelos privados del aeropuerto de Ezeiza. Al mediodía disfrutaron de un asado en un restaurante de PuertoMadero. El suizo entra y sale del hotel por la puerta principal: desde Fenix Entertainment Group, la organizadora del evento, le ofrecieron manejarse por una opción alternativa, de proveedores, pero el helvético dijo que no porque quiere saludar al público que está, prácticamente, acampando allí.

Saludo en la conferencia de prensa

Este martes viajará a Chile, donde jugará una exhibición por la noche, en Santiago. Y el miércoles regresará a Buenos Aires, para jugar, desde las 18, en Parque Roca, también frente a Zverev.

Acompaña a Federer en esta gira su fisioterapeuta, Daniel Troxler. También Tony Godsick, su manager y socio de la agencia Team 8 (además de ser el marido de la extenista Mary Joe Fernández).