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River, sin contagios: la intimidad de la burbuja santiaria y por qué la rompen ahora

Cuando el miércoles empezaba a llegar a su final, a las 22.54 llegó la esperada información oficial: River anunció en su cuenta de Twitter que todos los testeos PCR que se habían realizado en la delegación de la burbuja santiaria habían dado negativo. Se trató de un alivio total para poder mantener los entrenamientos colectivos después de haber retomado las actividades este martes, al conocer que los primeros estudios del lunes también habían dado todos negativo.

La burbuja sanitaria de River, que se repartía entre el hotel Holiday Inn de Ciudad Evita y el predio de Ezeiza, con una distancia de 4 kilómetros, sufrió un golpe el jueves pasado al conocerse el caso positivo de Adrián Olivieri, entrenador de arqueros. Desde ese momento, los jugadores e integrantes del plantel quedaron aislados en sus habitaciones, recién volvieron a hacer trabajos livianos e individuales (bicicleta, trotes y elongación) en las inmediaciones del hotel el sábado mediante un "corredor seguro" y hasta tener los resultados de los hisopados el martes no pudieron volver a entrenarse en grupo.

Ninguno tuvo síntomas, pero con los testeos realizados ayer se buscó evitar que alguno pueda estar incubando el virus, tal como ocurrió con Olivieri: se le realizó el PCR el sábado 22 de agosto e ingresó a la burbuja el lunes 24, pero se cree que ya estaba incubando la enfermedad, por eso tuvo sus primeros síntomas el miércoles 26. Al comprobarse que hoy ninguno está contagiado y frente al masivo contagio en la burbuja de Boca, LA NACION accedió a una serie de detalles de la intimidad de la burbuja que terminó resguardando al plantel millonario. Pese a eso, el círculo hoy ya se rompió: tras la práctica matutina, todos retornaron a sus hogares y retomarán el esquema que se inició el 10 de agosto en el predio de Ezeiza.

Los detalles de la burbuja

En primer lugar, tanto River como Boca realizaron la burbuja pese a que no estaba contemplada entre los protocolos de la AFA y la Conmebol y no era el método recomendado por los infectólogos. Y, además, corrieron un riesgo ya que no pudieron realizar los siete días mínimos de aislamiento que se estiman como necesarios entre los dos testeos PCR para poder ingresar con total certeza de que no haya nadie incubando el virus. Así, ambos clubes testearon entre viernes y sábado y el lunes ya estaban en sus respectivos hoteles.

Copa Libertadores: los positivos de Boca no modifican la hoja de ruta que se trazó la Conmebol

Pero hubo decisiones que terminaron siendo fundamentales. Desde un primer momento, los integrantes de la delegación millonaria no compartieron las habitaciones, no utilizaron vestuarios ni en el hotel ni en el predio, todos se cambiaban y se aseaban en sus respectivas habitaciones de forma individual y se tomaron estrictas medidas de prevención en los espacios comunes. Todos estaban obligados a circular con barbijo y, además, a la hora de las comidas en un salón del hotel, las mesas que eran para ocho personas se preparaban solo para cuatro para respetar la distancia. Eso se modificó tras el positivo de Olivieri: no comieron más en el comedor, sino que cada uno lo hizo en su habitación.

Además, no hubo contacto directo en ningún momento con los empleados del hotel y, a la hora de trasladarse al predio de Ezeiza, los futbolistas viajaban divididos en grupos y con distintos medios de transporte: un grupo se movía con el micro del plantel, mientras que otros dos viajaban en combis. A la hora de entrenar, hasta la burbuja había grupos divididos según las posiciones en el campo. Luego, durante los primeros días, todos practicaron de forma conjunta, pero eso se modificó en los últimos días, al volver a dividir el plantel en grupos.

River podría retomar la burbuja el lunes 14 de septiembre antes de jugar el jueves 17 frente a San Pablo en Brasil por la Copa Libertadores.

Ahora bien, pese a que todos los hisopados dieron negativo, los jugadores, el cuerpo técnico y los empleados ya retornaron a sus casas. ¿Por qué? Primero porque estaba pautado que la burbuja durara siete días y finalizara el 30 de agosto, pero se extendió debido al aislamiento tras el caso de Olivieri. Pero, además, se decidió desarticularla por la recomendación de infectólogos, por lo que, a partir de ahora, todos deberán cumplir un estricto protocolo sanitario en sus residencias y volverán al esquema inicial: irán únicamente de su casa al predio de Ezeiza para entrenar.

De cara al juego del jueves 17 de septiembre frente a San Pablo en Brasil por la Copa Libertadores, y aunque restan definiciones, la idea de River es retomar la burbuja el lunes 14 de septiembre después de realizar nuevamente los hisopados correspondientes. Tras el viaje, tendrá que volver a Buenos Aires para luego emprender camino hacia Lima, ya que el martes 22 se medirá con Binacional. Finalmente, al retornar al país tras el segundo partido, se romperá otra vez la burbuja y los futbolistas volverán a sus hogares.