Rentistas, un cuento uruguayo: cómo salir campeón contra los gigantes con un técnico que por las tardes es escribano

Una frase, de puño y letra del entrenador, ilustró el desafío: "Tenemos la hermosa oportunidad de hacer historia". El pizarrón es el habitual espacio que utilizan los directores técnicos para repasar con flechas hacia arriba, abajo o en diagonal los movimientos tácticos del equipo, también para refrescar datos acerca de la distribución de las marcas en las jugadas de pelota parada y hasta cómo es el orden en el que se deben posicionar los jugadores en una barrera. En el vestuario del estadio Centenario, de Montevideo, donde se preparó un modesto plantel de fútbol para jugar el partido más importante de los 87 años del club, no se necesitaban directivas de juego ni tácticas, sólo faltaba un último empujón espiritual para convertirse en héroes. Alejandro Cappuccio, el entrenador, fue quien dejó el mensaje claro y contundente; del resto se encargaron los protagonistas en el campo de juego y Rentistas construyó con justicia y esfuerzo su obra cumbre: gritó por primera vez campeón al ganar el torneo Apertura, después de derrotar en el partido desempate a Nacional.

El barrio montevideano de Cerrito de la Victoria se iluminó con los fuegos de artificio, se llenó de gritos de alegría, de lágrimas y de emoción. Antes, en la sede, ese espacio que cumple una función social, los chicos jugaron al metegol, mientras los mayores caminaron con nerviosismo mientras observaban las imágenes de las formaciones destacadas de los Bichos Colorados que cuelgan de las paredes o recordaban quienes habían conquistado los trofeos que engalanan la modesta vitrina.

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Alguna vuelta de cerveza helada en el bufet para distraerse y no pensar en el partido, aunque ningún simpatizante de Rentistas -esos que se denominan poco, pero fieles- tuvo en la noche del 14 de octubre de 2020 otra misión más importante que acompañar, a la distancia, a su equipo en la cruzada del Centenario. Si hasta Los Pumas Sub 23, que se concentran en el hotel Hampton, by Hilton, para jugar el Sudamericano Cuatro Naciones, empujaron al equipo con cánticos, cuando la delegación partía para el estadio Centenario.

Era el sueño, pero también el momento de quitarse aquella espina de hace 22 años, cuando en la última fecha Rentistas cayó en su estadio del Complejo Perrone por 2-0 con Danubio y la derrota le posibilitó a Nacional alzarse con el torneo Apertura 1998. Casi como ahora, aquel plantel que condujo Martín Lasarte y en el que se destacaban Santiago Ostolaza y Mario Rebollo se armó con el objetivo de mantener la categoría. Si aquella campaña emocionó, imaginar este presente resultó un cuento: si todavía estaba fresco el ascenso del 14 de diciembre del año pasado, después de lograr la tercera plaza frente a Villa Española.

Lejos del ruido que provocan los nombres rimbombantes, la Sociedad Anónima Deportiva que maneja el fútbol profesional de los Bichos Colorados desde 2018 -el contrato se firmó por 15 años- ajustó el presupuesto para darle continuidad al ciclo Cappuccio y se reforzó con Alexis Rolín, ex Boca y de último paso por la Universidad de Concepción de Chile; el arquero Yonatan Irrazábal, proveniente del fútbol mexicano; Gonzalo Vega, de la cantera de Nacional -debutó con Marcelo Gallardo-, y autor del gol del triunfo. En el grupo hay varios nombres reconocibles para los argentinos: el capitán Andrés Rodales (Tigre y Atlético Rafaela), Mathias Abero (Atlético Rafaela, Tigre, Atlético Tucumán, Patronato), Santiago Romero (Rosario Central) y dos juveniles de Talleres de Córdoba: Mauro Valiente y Carlos Villalba.

El técnico, el escribano

"Soy escribano y abogado, preparador físico y director técnico de la Primera División del Club Atlético Rentistas", reza en la cuenta de Twitter de Cappuccio, el conductor del sueño. "Con mucha pasión y con mucho amor", comenta a quienes le consultan cómo hace para desarrollar las tareas en paralelo, esas que por la mañana lo ocupan con el club y por la tarde, con el notariado. La vuelta de Rentistas a la elite se demoró más de lo imaginado -descendió en 2016- y para el estreno el fixture le ofreció una prueba de carácter: Nacional, el campeón defensor. Y fue victoria 2-0, con rigor defensivo y un juego veloz como credenciales. Sería el inicio de una fantasía que en el Centenario y frente al mismo rival se convirtió en realidad.

Cuando la pandemia mundial de Covid-19 detuvo el certamen, Rentistas marchaba invicto y con puntaje ideal, tras tres partidos: River Boston (3-2) y Deportivo Maldonado (4-1) se sumaban a la lista de victorias. Durante el parate, Cappuccio tomó cursos, se perfeccionó y además estuvo encima de sus jugadores. "Para mí fue duro, pero ellos lo sufrieron mucho más. Por ejemplo, en el aspecto económico", subrayaba.

"El sustento emocional y la capacidad de emocionarse del equipo y de poder seguir fabricando sueños hizo que todo sea más llevadero. Tuvimos encuentros por Zoom más que nada humanos, más allá del trabajo que le mandaban los profesores. Se formó un grupo muy lindo y al que veíamos triste o con alguna frustración momentánea se intentaba asistirlo en lo emocional, moral y económico", explicó quien mantiene una relación cercana con el plantel y desde la consagración asoma entre los posibles reemplazantes de Gustavo Munúa, el DT cesanteado por Nacional.

"Si me llama Nacional me cambia la vida, como a cualquier ciudadano. Lamentablemente los técnicos somos descartables, eso no me preocupa. Me preparé toda la vida para cumplir sueños y este es uno de ellos", dijo Cappuccio al programa 100% Fútbol, de Sport 890. Para entonces ya se habían secado las lágrimas de emoción, después de que Vega empalmara con el pie izquierdo el centro de Rodales y marcara el 1-0 apenas comenzado el tiempo suplementario. Las que afloraron otra vez cuando el capitán levantó la copa de campeón y se hicieron incontenibles al momento que todo el grupo lo lanzó al aire una y otra vez durante el festejo.

Invicto ante los grandes -con Peñarol empató 2-2, después de estar dos goles abajo en el marcador-, se repuso de la salida de su mejor jugador -el juvenil Cristian Olivera (18 años) fue transferido a Almería hace un mes-, el gigante en la final del torneo Apertura del fútbol uruguayo fue Rentistas. El equipo cumplió un sueño y Cappuccio, después de los festejos, lo reflejó en el pizarrón: "Hicimos historia".