El regreso de las carreras a San Isidro: alivio, aire fresco y un jockey que repitió lo que había logrado en Palermo

Carreras sin público, la nueva normalidad en San Isidro, tras 201 días sin correrse allí
Fuente: LA NACION - Crédito: Hernán Zenteno

"Volver a empezar, que aun no termina juego, queda mucho por andar. Y que mañana será un día nuevo bajo el sol", decía, palabras más, palabras menos, una canción de Alejandro Lerner de 1997. Y algo de eso se sintió en este 2020, tras 201 días sin competencia en el hipódromo de San Isidro.

Fue un alivio, un bálsamo, una brisa de aire fresco como el que se pudo respirar durante toda la jornada. Es que San Isidro debió esperar un mes más que Palermo para volver a correr y la situación para el personal vinculado a la actividad se estaba volviendo desesperante.

La vuelta de la competencia en San Isidro, en un hipódromo casi vacío
Fuente: LA NACION - Crédito: Hernán Zenteno

Ya con el protocolo aprobado, pero sin la posibilidad de ingreso de público y con la única posibilidad de realizarse apuestas telefónicas y en las agencias habilitadas, sólo fue cuestión de respetar las nuevas reglas y tomar lo que se puede hacer en estos tiempos tan difíciles debido a la pandemia del Covid-19.

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Apenas al ingresar, donde a todo aquel que llega a las puertas de la Avenida Márquez se le mide la temperatura, se puede palpar ese intento de transición desde la desolación total hacia un cierto alivio que deriva rápidamente en un medido optimismo.

Como en Palermo, William Pereyra (10) ganó la primera carrera que se corrió en San Isidro tras la larga suspensión
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Lo expresa Tito, el vendedor de las revistas de carreras que trabaja allí desde diciembre de 1979 y cobra comisiones. Cuenta que estaba desesperado y que para ganar unos pesos realizó esporádicamente algunos trabajos de herrería que le encargaban sus vecinos.

"Fue desesperante, tengo toda una vida acá y trabajo a comisión, con lo cual todo este tiempo no hice un peso", contó a LA NACIÓN mientras pasado el mediodía iba entrando en calor y recuperando esa sensación de estar activo que no experimentaba desde el 14 de marzo.

Realista respecto de la posibilidad de venta, ya que por protocolo no puede haber más personal que el permitido, o sea sólo aquel que esté estrictamente involucrado en el desarrollo de la jornada, valoró la chance de volver a trabajar: "Hoy tengo cero expectativas porque no hay público, pero al menos estar acá ya me despeja la cabeza".

A San Isidro, en la reapertura sólo pudieron ingresar jockeys, cuidadores, peones, empleados y un cupo limitado de prensa
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Para el personal que debe ingresar es necesario gestionar el PUIP (Permiso Único de Ingreso y Permanencia), donde se provee un código QR para presentar en la puerta. Durante esta reapertura, sólo pueden ingresan, con tapabocas obligatorio y respetando distancia social, jockeys, entrenadores, peones, personal del hipódromo y un limitado grupo de prensa. Aclararon también desde el club que no pueden ingresar personas en grupo de riesgo. En el lugar, funciona una ventanilla donde los presentes pueden hacer sus apuestas.

"Hoy es un gran día", expresó Rosalía, que trabaja en la boletería de San Isidro desde hace 40 años y vio un auspicioso movimiento a pesar de no haber podido ingresar público a las carreras. Como profesora de literatura se sostuvo económicamente durante todos estos meses sin carreras, pero esperaba este regreso y por nada del mundo quiere que haya una vuelta atrás. "Todo depende de la responsabilidad individual de la gente para que esto vuelva a funcionar", agregó.

A diferencia de Palermo, en San Isidro hubo una boletería abierta para los que podían ingresar
Fuente: LA NACION - Crédito: Hernán Zenteno

A las 13.35 se largó la primera carrera, la que se esperó durante seis meses y medio. Apenas cruzaron el disco se oyó un grito eufórico de parte del entorno del ganador: "¡Pereyra viejo nomás!". Con Bless Candy, ganó en la reapertura el formoseño William Pereyra, el mismo que el 28 de agosto pasado había ganado la primera y otras cuatro en el regreso de la competencia en Palermo.

La primera carrera en la reapertura de San Isidro

El nacido en Ibarreta hace 26 años, que fue descubierto y convencido por el goleador José Sand de irse a vivir a Buenos Aires, celebró ante LA NACION no sólo el hecho de ganar una carrera, sino también volver a la actividad de la que vive: "La verdad que estoy muy contento porque volvimos a trabajar después de mucho tiempo esperando. Y la alegría es aún mayor porque se pudo comenzar ganando acá también".

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"Había tenido la suerte de ganar también la primera que se corrió en Palermo y ese día terminé ganando cinco. Esta vez tuve la suerte de volver a ganar la primera en San Isidro, que la verdad tuvo una organización espectacular respetando todos los protocolos", agregó el jinete, que se llevó además uno de los clásicos, con la yegua Framea.

El clásico que ganó Pereyra, en San Isidro

El jockey cobra solamente cuando corre, y es por ello que no cuesta demasiado imaginarse lo difícil que debe haber sido para todos aquellos que tienen esa profesión. Sin embargo Johnny, como le llaman quienes lo conocen, contó que su situación fue bastante buena a pesar del parate: "Gracias a Dios la pasé bien económicamente porque tengo unos patrones muy buenos que siempre me dieron una mano. Y desde luego que estoy muy agradecido con ellos".

Hubo sol, hubo aire fresco y, por supuesto, un volver a empezar en San Isidro.