Reclamos a caballo: sin respuestas, la industria del turf tomó la calle

"Necesitamos correr". Son las dos palabras más repetidas en el turf durante el confinamiento por la pandemia de coronavirus y las que, además de ser pronunciadas, este viernes aparecían en las pancartas de las movilizaciones que hizo parte de la industria, fundamentalmente por las calles de San Isidro y Palermo. Los trabajadores, sin competencia en Buenos Aires desde el 17 de marzo, realizaron una protesta en reclamo del regreso de las carreras, porque sin ellas no hay ingresos. De los premios hípicos dependen en cadena todos los involucrados, desde el jockey y el peón hasta el transportista. Decenas de oficios y empleos.

El sector mantiene una parálisis casi absoluta debido a la emergencia sanitaria. Las jornadas de Río Cuarto, del 26 de junio, y Tucumán, de este jueves, fueron un par de charcos en medio del desierto, autorizadas por las autoridades provinciales. Los protocolos que funcionan en casi todo el mundo, donde se corre frecuentemente sin espectadores, en la Argentina fueron presentados y no tuvieron eco más allá de esas dos fechas realizadas únicamente con ejemplares y profesionales de sus propias villas hípicas.

"Todas las personas relacionadas con el cuidado y el entrenamiento de un caballo pueden movilizarse y la mayoría de los caballos es entrenada en la misma pista en la que luego compite. Sin embargo, no se autoriza la competencia, cuando nosotros estamos proponiendo un protocolo como el que se utilizó antes de la cuarentena, cuando hubo reuniones sin público. Queremos que se corra para tener ingresos, que son los que oxigenan a la actividad, y que habiliten las agencias de apuestas y la industria vuelva a operar, que tenga herramientas", enfatizó Julio Menditeguy, titular del haras Abolengo, la cuna del campeón Candy Ride, y presidente de Criadores Argentinos del Sangre Pura de Carrera. "Si un propietario se lleva su caballo a un campo, hay un grupo de gente que se queda sin trabajo", precisó.

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La manifestación resultó un refuerzo visible a un puñado de reuniones -de las que trascendió poco- con autoridades de la provincia y de la ciudad de Buenos Aires. Según los gremios, había habido una promesa de volver en agosto o antes, si era posible, y los hipódromos, incluido La Plata, diseñaron las programaciones con la anticipación que requiere el sistema de preparación. Pero no hubo señales. "Sentimos que no estamos en el radar y por eso nos vimos obligados a hacer esto. Como el turf no fue incluido en ninguna fase de las que tienen en carpeta para las reaperturas, nos indignamos", explicó el entrenador Pablo Díaz, que participó en dos encuentros con el ministro de Desarrollo Económico y Producción de la Ciudad, José Luis Giusti. "Nos recibió bien, nos escuchó, entendió y dijo que haría lo posible por incluirnos en la próxima etapa. Pero bueno, necesitamos una fecha", agregó. Eso ya no depende exclusivamente de su área, sino también de Lotba, organismo que tiene la potestad sobre Palermo. El diálogo entre ellos es nulo. Por eso, representantes de diferentes entidades y trabajadores tomaron la iniciativa. Se planteó que las carreras, por ejemplo, sean incluidas cuando sean habilitados los deportes al aire libre.

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Juan Noriega es uno de los jockeys más ganadores y eso le permite capear el temporal con ahorros. Los jinetes, salvo los muy pocos que tienen un sueldo, viven del 10% del premio que ganan corriendo. Desde marzo no cobran y, encima, los hipódromos bonaerenses deben premios desde diciembre, porque el pago correspondiente a la Ley del Turf, que sale de las ganancias de los bingos, fue discontinuándose. "Vengo algunas veces a montar y veo cómo la pasan los peones. Son ellos y los propietarios los que están bancando este momento. Nosotros nos vamos a nuestras casas y dormimos en habitaciones calentitas. Pero hay muchos muchachos a los que he visto usar las mantas de los caballos para taparse y dormir en lugares que la gente ni puede imaginar. Está en juego la subsistencia de 80.000 familias que dependen del turf", advirtió el piloto cordobés.