Ranieri, otra víctima en el juego de poder del fútbol

Después de la gesta que logró la temporada pasada, muchos pensaban que Claudio Ranieri entrenaría a Leicester por el resto de su carrera.

El timonel italiano condujo a un plantel formado por jugadores desconocidos y descartados hasta el título de la liga Premier, en una campaña que pareció sacada de un cuento de Disney. Renieri hizo realidad algo casi imposible, y convirtió a Leicester en la historia más entrañable de un deporte en el que el dinero dicta casi todo.

Por eso su despido el jueves produjo tanta sorpresa y consternación. La junta del club le anunció la decisión inmediatamente después de regresar a Inglaterra tras perder 2-1 en su visita a Sevilla por los octavos de final de la Liga de Campeones.

La opinión generalizada es que el veterano entrenador merecía algo mejor.

"Imperdonable", tuiteó Gary Lineker, un exjugador de Leicester y de la selección inglesa.

"Ingleses Malagradecidos", tituló la portada de la edición del viernes del diario deportivo italiano Gazzetta dello Sport.

Sin embargo, un análisis en frío revela que la decisión de los dueños tailandeses de Leicester era casi inevitable. Sencillamente, Ranieri fue la más reciente víctima de una lucha de poder.

En pocas palabras, el plantel había dejado de responder a Ranieri. El fin de semana pasado, el técnico acusó a su equipo de no tener "corazón y deseo" al perder 1-0 ante Millwall de la tercera división en un partido por la Copa de la FA. Las virtudes que ayudaron al equipo a conquistar el más improbable título en la historia del fútbol inglés —espíritu colectivo, orden y trabajo incansable— habían desaparecido.

El viernes, algunos medios británicos reportaron que jugadores de peso en el vestuario dijeron a los dueños del club después del partido contra Sevilla que la situación era insostenible con Ranieri.

El italiano aparentemente quedó a merced de sus jugadores, con el equipo cerca de la zona de descenso en la liga Premier.

"Había mucha frustración debido a los resultados", dijo el técnico asistente de Leicester, Craig Shakespeare, quien quedó a cargo del equipo de forma interina. "Pero él (Ranieri) no había perdido al vestuario".

La influencia de los jugadores le ha costado el puesto a otros técnicos en el pasado.

En diciembre de 2015, José Mourinho fue despedido por Chelsea siete meses después de ganar el título de la liga Premier. Al igual que Leicester ahora, Chelsea estaba apenas un punto por encima de la zona de descenso en ese momento. Días antes del cese, Mourinho dijo tras un revés 2-1 en Leicester que se sentía "traicionado" por sus jugadores.

Algo similar le sucedió a Roberto Mancini en 2013 con Manchester City, también despedido menos de un año después de ganar la liga.

"No es justo que los jugadores decidan si despiden a un técnico", comentó el viernes el timonel de Chelsea, Antonio Conte. "Si esto sucede, significa que el club es débil, que no tiene poder. No creo esto, no confío en esto. No quiero escuchar estas historias, porque es frustrante para un técnico pensar que los jugadores pueden decidir tu futuro".

"CAMPEON DE INGLATERRA y EL MEJOR TÉCNICO DEL AÑO DE LA FIFA. Despedido", publicó Mourinho el jueves en su cuenta de Instagram. "Así es el fútbol de ahora Claudio. Sigue sonriendo".

En una conferencia de prensa el viernes antes de la final de la Copa de Liga, Mourinho, ahora técnico de Manchester United, escribió las iniciales "CR" en su camiseta de United, y dijo que era un "homenaje a alguien que escribió la historia más linda en la historia de la liga Premier".

"Cuando me despidieron el año pasado, siendo campeón, pensé que era algo inmensamente negativo", dijo Mourinho. "Ahora entiendo que no fue nada comparado con lo que le pasó a Claudio".

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Steve Douglas está en www.twitter.com/sdouglas80