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Gran Premio de Azerbaiyán: cómo es la curva más traicionera de la Fórmula 1

Charles Leclerc (Ferrari) sale de su Ferrari después de estrellarse durante la clasificación para el Gran Premio de F1 de Azerbaiyán, en el circuito de la ciudad de Bakú, en abril de 2019; una de las víctimas de la curva 8
Clive Mason

El golpe seco contra las protecciones, un silencio sepulcral y poco después… el lamento. “Soy un estúpido, soy un estúpido… Lo arruiné todo”. La voz de Charles Leclerc por la radio sonaba casi como una súplica de perdón para con el equipo Ferrari; el monegasco acababa de pegarse contra la famosa curva 8 del circuito de Bakú, “la Curva del Castillo”, tramo que será una de las atracciones del Gran Premio de Azerbaiyán, de regreso este domingo en el calendario de Fórmula 1, después de que se cancelara el año pasado por la pandemia.

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Hace dos años, Leclerc sufría la rigurosidad de ese sinuoso y traicionero tramo, considerado por muchos el más complicado de toda la temporada. Luego de liderar todas las sesiones libres, partía como favorito para la pole. Pero en la Q2 de la clasificación del GP de Azerbaiyán 2019, al piloto del principado se estrelló en el codo de esa curva y terminó quejándose al cielo, misma desgracia que para el polaco Robert Kubica (Williams) en la Q1. Lo irónico es que en abril de 2020 –en plena inactividad de la Fórmula 1- Leclerc tuvo en los videojuegos un accidente en el mismo sector y con idéntica consecuencia: el coche quedó destrozado. Aunque entonces, desde la silla ergonómica de su casa, se lo tomó con humor y tuiteó: “También virtualmente”, frase que acompañó con un emoji llorando.

En esta apasionante pelea del campeonato de pilotos, que luego de cinco fechas exhibe luchando mano a mano a Max Verstappen (Red Bull) y Lewis Hamilton (Mercedes), hasta el conductor más avezado podría ser víctima de la curva del castillo, en un circuito urbano de 6 kilómetros de extensión y con una recta que puede pisarse a fondo y superar los 320 km/h. Las primeras cuatro curvas se presentan a 90 grados, pero pronto se aproxima la que acumuló fama en los cuatro años que se disputó esta carrera: la curva Nº 8, que tiene apenas 7,6 metros de ancho, en donde ni siquiera entrarían cómodos tres autos de Fórmula 1, sino pegados rueda a rueda y saliéndose de la pista. Una gran diferencia respecto de una curva normal del Gran Circo, que normalmente posee el doble de ancho.

Los 7,6 metros de ancho de la curva
Los 7,6 metros de ancho de la curva


Los 7,6 metros de ancho de la curva

George Russell, el piloto de Williams al que el mundo del automovilismo le ve destino de campeón en un futuro –aunque en otra escudería-, opinó: “Bakú es un circuito urbano, pero tiene una dinámica diferente a la de Mónaco. Hay fuertes zonas de frenada y es difícil atacar las curvas. También pasas por la sección del castillo, que tiene la curva más complicada del calendario de F1; es muy estrecha y puedes ganar o perder mucho tiempo ahí. Tengo sentimientos encontrados de Bakú, siempre ha sido uno de mis mejores circuitos, pero nunca he tenido mucha suerte allí”.

A mediados de 2017, la FIA decidió eliminar los bordillos de plástico de la curva 8 y los reemplazó con una versión pintada. La modificación, que se hizo antes de la principal carrera de Fórmula 2, llegó tras un debate que los pilotos tuvieron con el entonces director de carreras, Charlie Whiting. Sucedió que tanto Sergio Pérez (Force India) como Jolyon Palmer (Renault) se chocaron violentamente allí en los libres y el mexicano fue uno de los que presionó para que tomaran una decisión. “El bordillo es muy difícil, muy estrecho y resulta fácil cometer un error ahí”, dijo el mexicano. Finalmente, el bordillo del vértice se acortó y el borde de la pista se volvió a alinear, además de añadir una fila adicional de barreras TecPro en la primera parte.

El piloto mexicano Sergio Pérez conduce su Red Bull durante la primera sesión de prueba para el Gran Premio de Azerbaiyán de la Fórmula Uno, en el circuito callejero de Bakú, Azerbaiyán
El piloto mexicano Sergio Pérez conduce su Red Bull durante la primera sesión de prueba para el Gran Premio de Azerbaiyán de la Fórmula Uno, en el circuito callejero de Bakú, Azerbaiyán


El piloto mexicano Sergio Pérez conduce su Red Bull durante la primera sesión de prueba para el Gran Premio de Azerbaiyán de la Fórmula Uno, en el circuito callejero de Bakú, Azerbaiyán

En los últimos tiempos hubo una nueva modificación: el bordillo interior elevado se eliminó del interior de la esquina, dejando una entrada más plana. Sin embargo, queda un muro de hormigón que desaconseja a los conductores de intentar tomar demasiada velocidad en esa sección tan estrecha. Ahora podrían agregar velocidad 16 km/h en la entrada de la esquina, pero la salida cerrada aún representaun reto significativo detrás del volante. Más allá de los cambios, ese tramo sigue siendo una amenaza.

Al margen de esa sección, se trata de un trazado tentador para alcanzar velocidades máximas. “Es un circuito que supone un desafío, en el que los pilotos necesitan confianza en el auto para encontrar el ritmo adecuado y quieren empezar a ir rápido ya desde el viernes por la mañana”, opinó Toto Wolff, director de Mercedes, que viene de sufrir en Mónaco un doble dolor de cabeza: el pobre 7º puesto de Hamilton y el episodio de la tuerca que tardaron 43 horas en sacar del auto de Valtteri Bottas, quien abandonó tras ese enorme contratiempo en boxes.

Toyoharu Tanabe, director técnico de Honda, que viene de la alegría del triunfo de Verstappen en el principado, apuntó sobre Bakú: “Es uno de los circuitos más largos del calendario; el primer y segundo sector son los típicos de muchas pistas urbanas, con curvas de 90 grados, mientras que en el tramo final, los coches están todo el tiempo con el acelerador a tope. Además, es importante encontrar el equilibrio correcto en términos de configuración del coche para las curvas de baja velocidad y la larga recta. Respecto a la unidad de potencia, tener una buena maniobrabilidad es un gran factor para la aceleración prolongada en la recta”.

Carlos Sainz se ilusiona con su Ferrari: viene de un segundo puesto en Mónaco
NATALIA KOLESNIKOVA


Carlos Sainz se ilusiona con su Ferrari: viene de un segundo puesto en Mónaco (NATALIA KOLESNIKOVA/)

A orillas del mar Caspio, la pista de Bakú recorre la plaza Azadliq, la Avenida Neftchilar, parte de la Casa de Gobierno y la Torre de la Doncella, lugares de interés turístico de la ciudad para la carrera. Pero no hay muy buenos recuerdos de lo que ocurrió en el fin de semana del GP de Azerbaiyan 2019; sobre todo por la improvisación y algunos dislates organizativos que obligaron a cancelar la primera sesión de práctica.

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Para lo que significa la Fórmula 1 y su calidad de competencia, las escenas de hace dos años fueron dantescas: una tapa de alcantarilla del circuito urbano no estaba sellada y se levantó al paso de los monoplazas. La peor parte se la llevó George Russell, porque la parte baja de su FW42 fue golpeada por un pedazo de alcantarilla y su coche quedó destruido, impidiéndole salir a pista en los segundos entrenamientos. Una situación muy peligrosa que se agravó con el incidente que luego protagonizaron los comisarios de Azerbaiyán: la grúa que remolcó el auto de Russell golpeó torpemente contra uno de los puentes del circuito y se rompió el brazo hidráulico de la máquina. Ante tal panorama, la FIA canceló la sesión y dejó a los equipos prácticamente sin probar. Pero después, los organizadores tuvieron que indemnizar a Williams por los daños causados. “Nos aseguraremos de que esto nunca vuelva a suceder”, se disculparon en un comunicado. Y el sábado llegarían los accidentes de Kubica y Leclerc.

Este último viernes y en la segunda sesión de prácticas, Leclerc volvió a chocarse contra las barreras de Bakú, pero en la curva 15, un impacto que no le impidió seguir y terminar 4º. El domingo, a la hora de la verdad, se verá en qué medida la Curva del Castillo puede constituirse como una provocación, aunque sin dudas les seguirá exigiendo a los pilotos una máxima precisión.