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El plan de reforma de la Liga Premier busca remodelar el fútbol inglés

Si se les toma en conjunto, las propuestas representan los cambios más importantes para el fútbol inglés en más de un cuarto de siglo. Una Liga Premier de dieciocho equipos. Cientos de millones de dólares en pagos adicionales de los clubes de la Liga Premier a sus rivales más pobres. Y el fin de un pago directo a los clubes descendidos del máximo circuito.

El plan de reforma —una ocurrencia de los dueños estadounidenses de los dos clubes más grandes y exitosos de Inglaterra, el Manchester United y el Liverpool— remodelaría la estructura que gobierna las cuatro ligas profesionales del fútbol inglés, y la remplazaría con un modelo más sustentable, según quienes han propuesto la idea.

Los cambios de mayor envergadura serían la reducción de la Liga Premier, de los veinte equipos que tiene actualmente a dieciocho, tal vez en 2022, y la transferencia del poder crucial de la toma de decisiones en las ligas, del modelo basado en el consenso, que ha sido su núcleo durante tres décadas, a uno en el que un puñado de los equipos más ricos tendrán una mayor influencia.

The Daily Telegraph informó primero sobre los detalles y, el domingo por la mañana, dos personas familiarizadas con las conversaciones se los confirmaron a The New York Times. Estas personas se rehusaron a ser identificadas debido a que las pláticas están en curso y son de una naturaleza delicada.

Funcionarios de la Liga Premier, el Liverpool y el Manchester United no respondieron a la solicitud de ofrecer comentarios. Sin embargo, Rick Parry, presidente de la English Football League (EFL), la organización que representa a los 72 clubes que están por debajo de la Liga Premier, quien ha estado involucrado en las conversaciones, dio su respuesta en el artículo de The Telegraph.

Aunque altos funcionarios del Liverpool y el Manchester United habían intercambiado ideas en secreto durante varios años antes de armar una propuesta tentativa, otros clubes importantes y la Liga Premier entraron al diálogo apenas a finales de la semana pasada.

La Liga Premier reaccionó con frustración el domingo, al emitir un comunicado donde mencionó que las conversaciones se debieron llevar a cabo de una manera más abierta e incluyente, aunque señaló que apoyaba “una discusión de mayor envergadura sobre el futuro del juego, incluidas sus estructuras de competencia, calendario y financiamiento general”.

No obstante, mencionó que, “en la opinión de la Liga Premier, varias de las propuestas individuales en el plan publicado hoy podrían tener un impacto perjudicial en todo el juego y nos decepciona ver que Rick Parry, el presidente de EFL, haya dado su apoyo de manera oficial”.

El gobierno británico también expresó su disgusto al acusar a los clubes detrás del plan de haber maquinado “acuerdos secretos” que, según un vocero del departamento responsable de los deportes, iban a “crear una empresa cerrada en los círculos más altos del juego”.

El aparente rechazo gubernamental de la idea llega en medio de quejas que lo acusan de haber hecho poco para apoyar al debilitado sector deportivo.

John W. Henry, el multimillonario dueño del Liverpool, y su homólogo del Manchester United, Joel Glazer, guardan la esperanza de aprovechar el caos que ha creado la pandemia del coronavirus en el fútbol profesional de Inglaterra —con millones de dólares en pérdidas para los equipos más importantes y la amenaza para la viabilidad financiera de algunos de los más pequeños— para cristalizar sus ideas e impulsar los cambios que desean.

El plan actual compromete 250 millones de libras (326 millones de dólares) a un financiamiento de emergencia de la Liga Premier para las tres divisiones profesionales que están inmediatamente debajo de ella, e incluye una promesa de que esas ligas recibirán el 25 por ciento del ingreso total que haya obtenido la Liga Premier en la primera temporada bajo el nuevo modelo, lo cual los promotores del plan de reforma esperan que ocurra en la temporada 2022-2023.

En la actualidad, la Liga Premier necesita el consentimiento de 14 de sus 20 clubes para aprobar decisiones grandes y pequeñas, un arreglo que ha tensado el vínculo entre los equipos más grandes y el resto. De acuerdo con la nueva propuesta de reforma, un grupo de hasta nueve de los miembros que más tiempo han estado en la Liga Premier tendría una mayor influencia sobre la manera de manejarla, incluido el derecho a vetar a los nuevos dueños para que no compren el control de los clubes en la liga.

Para hacer atractivo el acuerdo, el plan también promete compartir dinero con otra parte interesada clave: la Asociación de Fútbol de Inglaterra (FA, por su sigla en inglés). Para garantizar su aprobación, o al menos eludir su oposición, la FA, la cual regula el deporte en Inglaterra, recibiría un pago único de 100 millones de libras (130 millones de dólares) a fin de mitigar el daño que ha infligido la pandemia en sus finanzas.

El hecho de que el Liverpool y el Manchester United estén en el centro del movimiento de reforma de inmediato generó críticas en redes sociales, donde los aficionados y los comentaristas sugirieron que los dos clubes buscan fortalecer todavía más sus intereses y lugares en la cima del fútbol mundial.

La iniciativa para reducir la liga a dieciocho equipos es un reflejo de las ideas de Andrea Agnelli, el presidente del campeón de Italia, la Juventus, y líder de la influyente Asociación de Clubes Europeos, un grupo cabildero para equipos de las máximas divisiones. Agnelli ha mencionado que está a favor de reducir el tamaño de las ligas nacionales a fin de crear espacios para partidos más significativos entre los equipos de la élite europea, pero también ha sido uno de los más grandes partidarios de trasladar el poder del fútbol europeo a los clubes que lo dominan.

Más allá de aumentar el poder de los equipos más acaudalados, uno de los motores detrás de la propuesta de la Liga Premier es reducir los casos de riesgo entre los clubes de la Championship de segunda división que intentan obtener la promoción al máximo circuito. El acceso puede producir enormes recompensas, en la forma de ingresos por patrocinios, transmisiones televisivas e incluso los llamados pagos paracaídas —con un valor de decenas de millones de dólares durante años— si vuelven a descender a la Championship.

Según el fútbol inglés, el problema es que los equipos impacientes a veces acumulan inmensas pérdidas con la esperanza de construir una escuadra capaz de llegar a la Liga Premier o competir con rivales que lo han logrado, tras cosechar ese fruto caído, y luego han regresado.

De conformidad con la propuesta de reforma, se eliminarían los pagos paracaídas y el dinero anual proveniente de la Liga Premier se repartiría de manera más equitativa con los equipos de la segunda división. Los clubes en las otras dos divisiones también se beneficiarían, con cerca de un 25 por ciento del total compartido por la Liga Premier que estaría reservado para ellos.

Los cambios descritos en el plan de reforma de Inglaterra llegan en un momento de un debate más amplio en el fútbol mundial sobre el futuro del juego, en el que representantes de la FIFA, el órgano rector del fútbol en el mundo, y la UEFA, su homóloga de Europa, están trazando sus propios mapas para el futuro. Algunos de los principales equipos ingleses ya han expresado su interés en jugar un torneo más grande y reestructurado de la Liga de Campeones, la competencia de los clubes élite de Europa que será reformada para la temporada 2024.

Parry, el presidente de la EFL, sugirió que era inevitable un cambio y que apoyaría la propuesta porque los clubes que él representa se iban a beneficiar de ella.

“¿Qué hacemos?”, cuestionó Parry, de acuerdo con The Telegraph. “¿Dejarlo tal como está y permitir que mueran los clubes más pequeños? ¿O hacemos algo al respecto? Y no se puede hacer nada sin que algo cambie”.

This article originally appeared in The New York Times.

© 2020 The New York Times Company