Philip Mulryne, el futbolista que dejó todo para hacerse cura

Philip Mulryne, exfutbolista y hoy sacerdote católico. Foto: PA
Philip Mulryne, exfutbolista y hoy sacerdote católico. Foto: PA

El fútbol como carrera laboral tiene grandes ventajas; por ejemplo, los profesionales trabajan en la que (normalmente) es su pasión desde niños y, a poco que destaquen, se llevan a fin de mes una nómina más que generosa. Pero también tiene un inconveniente: cuando llega el momento de la retirada aún son jóvenes para jubilarse y deben buscarse un empleo alternativo. Los hay que siguen ligados al mundo de la pelota, ya sea como entrenadores, directivos, comentaristas en prensa o cualquier otra alternativa que ofrezca el sector. Otros aprovechan el dinero ganado para montarse su propio negocio, que manejan con mayor o peor fortuna.

Sin embargo, la alternativa que ha escogido Philip Mulryne sorprende por lo poco habitual. Este mediocentro norirlandés hoy tiene 39 años, aunque dejó el balompié hace ya varias temporadas, en 2008. Un año después, a sus 31, optó por un cambio radical en su vida: ingresó al seminario con la intención de ordenarse sacerdote católico.

Es ahora cuando hemos conocido la historia gracias a la revelación de medios ingleses, si bien el padre Philip se hizo fraile en 2016 y accedió al sacerdocio en julio de 2017; de hecho, el día 10 ofició su primera misa en una iglesia de Belfast, su ciudad natal. Pertenece a la orden de los dominicos y ha completado sus estudios en Dublín y en el Colegio Pontificio Irlandés de Roma.

¿Por qué un cambio tan radical? ¿Qué llevó a un hombre que, en sus mejores momentos, ganaba 600.000 libras anuales (unos 675.000 euros, 800.000 dólares) a hacer voto de pobreza y vivir en la austeridad? “No me gustaba el estilo de vida de los futbolistas, el dinero, las fiestas nocturnas, la atención de las mujeres. Eso estuvo bien durante un tiempo, pero cuando me acercaba a los 30 años empezaba a sentirme vacío e insatisfecho. Me gustaba el juego y los entrenamientos, pero el estilo de vida me daba placeres no duraderos. Me compraba tres o cuatro coches al año porque me aburría y siempre quería más. Lo mismo me pasaba con la ropa y las casas”, dijo a la prensa británica.

​Mulryne en su época de jugador del Manchester United. Foto: 90min.
​Mulryne en su época de jugador del Manchester United. Foto: 90min.

“Empecé a preguntarme: ‘¿por qué estoy haciendo esto?’, y básicamente la respuesta es que nada era nunca suficiente. Jamás estaba contento, pese a que se suponía que esta vida tenía que hacerme feliz”, añadió. Eso, y una serie de lesiones en sus últimos años en activo que le impedían rendir a su mejor nivel, le llevaron a entrar en el seminario diocesano de San Malaquías, en la misma Belfast.

La trayectoria como futbolista de Mulryne, sin resultar tan brillante como la de otros, es digna de mención. Producto de la cantera del Manchester United, llegó a debutar con el primer equipo en 1997, pero aunque su posición en el campo era muy versátil (podía actuar también como volante derecho o incluso como delantero), la presencia de grandes estrellas como Beckham, Butt, Scholes, Andy Cole o Solskjaer le cerraron todas las puertas de Old Trafford. En 1999 fichó por el Norwich City, entonces en segunda categoría, con el que logró el ascenso a la Premier League en 2004. Un par de experiencias en equipos menores completan su historial, en el que destacan también 27 partidos y 3 goles con la selección de Irlanda del Norte.

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