PETA pide no usar "gallina", "rata" o "cerdo" como insultos y la polémica está servida
La organización PETA (People for the Ethical Treatment of Animals o Personas por un Trato Ético de los Animales) es una activa y con frecuencia controversial defensora de los derechos de los animales que realiza una crítica constante en contra del maltrato, la explotación y la denigración que personas, empresas y sociedades hacen en contra de las especies animales del planeta.
Su lema es “Los animales no son nuestros para experimentar en ellos, comerlos, vestirlos, usarlos como entretenimiento o abusar de ellos en cualquier otra forma”, promueve el veganismo y combate el especismo, definido como la discriminación basada en la pertenencia a una especie (o la noción de que una cierta especie es más importante que otras).
Para PETA, el devorar, maltratar o explotar a animales se origina en la suposición de que los humanos son superiores y por ello pueden disponer de otras especies a su antojo.
Las campañas y posiciones de PETA en contra del abuso, maltrato y explotación de los animales buscan con frecuencia tener un alto impacto mediático y, en contrapartida, han sido criticadas a veces por su radicalismo y otras por llegar a compromisos con empresas para lograr cambios graduales.
Así, una de las más recientes posiciones de PETA, que ha causado a la par apoyos y críticas, reconocimientos y burlas, es la de dejar de utilizar en el lenguaje el nombre de animales de modo especista, es decir dejar de asociar el nombre de animales a significados despectivos o negativos.
PETA critica, por ejemplo, el uso de la palabra rata como sinónimo de ladrón, de gallina como sinónimo de cobarde o de cerdo como sucio.
Y señala que usar el lenguaje de ese modo especista refuerza la noción de que los animales son inferiores y, por ende, de que los humanos tienen el derecho de explotarlos, incluso de los modos más crueles.
Words can create a more inclusive world, or perpetuate oppression.
Calling someone an animal as an insult reinforces the myth that humans are superior to other animals & justified in violating them.
Stand up for justice by rejecting supremacist language. pic.twitter.com/HFmMWDcc5A— PETA (@peta) January 26, 2021
Con todo, es cierto que el lenguaje tiene raíces hondas, que van más allá de las nociones contemporáneas y, en gran medida, se han forjado con la civilización misma, con todas sus virtudes y defectos. Y así como hay palabras, que corresponden a animales, que son usadas con connotaciones negativas las hay con connotaciones positivas. En la coloquialidad, por ejemplo, se oye decir que alguien es un águila para aludir a una persona de gran agudeza y fuerza, o un león para una persona poderosa y valiente.
Incluso, un usuario en redes sociales señaló que asociar características o peculiaridades humanas con animales en realidad colocan a los humanos y los animales en una condición de igualdad.
There's a number of animal names that are used as compliments, as well. It's not about the animals being considered inferior, it's about associating the most distinctive traits of said animals with human ones. In a way, it actually puts us in the same level as them.
— Edoardo (@Edoardo09537594) January 31, 2021
Y a veces las cosas resultan engañosas: PETA propuso no decir “chicken” y en cambio usar la palabra”coward”, pero se ha replicado que la palabra “coward” (al igual que cobarde) se originó en la palabra francesa couard, que a su vez proviene del francés medieval coart, que se originaría en coue, o cola, proveniente del latín cauda, también cola, y que aludiría a la cola entre las patas de un perro cuando siente miedo. Es decir, PETA misma recomendó usar una palabra que en la superficie parecía inocua pero que tiene, en su misma lógica, una dura raíz especista.
Muchos no llegan a tal profundidad etimológica, pero criticaron con humor la posición de PETA.
I’m glad someone finally is doing something about this, the animals must feel very offended when someone is called a chicken
— Matthew (@_matthewmorgan_) February 1, 2021
En todo caso, PETA busca con frecuencia que sus campañas causen escándalo y revuelo, y esta no ha sido la excepción. Muchos han reaccionado con sorna, responden que leer los reclamos de PETA les hace desear comerse un bistec o critican prácticas anteriores de esa organización (como el muy alto índice de eutanasia de animales que se dio en uno de sus albergues para animales abandonados).
6 years vegan, please stop making us look ridiculous.
— Jessica (@jessicakeogh) January 26, 2021
I legitimately can’t tell if this is satire or not.
— Goresh (@Goreshx) January 28, 2021
Can I still call my boyfriend a 'Tiger' in bed or will it make humans feel sexually inferior to animals?
— Kajol Srinivasan (@LOLrakshak) January 28, 2021
Otros defienden los planteamientos de PETA señalando que se requiere un giro drástico de conciencia, lenguaje no especista y veganismo incluidos, para abatir la explotación y maltrato de los animales e impulsar que se les reconozca su igualdad de todas las especies, que no existe la superioridad de los humanos.
Agree 100% Thank you for standing with animals PETA. Hopefully @NicolaSturgeon takes note and actually puts this into law once we get independence.
— SNP #INDYNOW (@IndynowSnp) February 2, 2021
Y hay quienes, quieran o no servirse una chuleta, consideran que discutir sobre el uso de nombres de animales para aludir a cuestiones negativas es una distracción, una suerte de discusión en Bizancio sobre el sexo de los ángeles mientras el enemigo derriba las puertas de la ciudad, que en poco o nada ayuda a la promoción y defensa de los derechos de los animales y a detener las crueldades y atrocidades que, en efecto, los humanos con frecuencia cometen contra otras especies y el medio ambiente.
La polémica está puesta y, en ese sentido, la campaña de PETA logró motivar la discusión, aunque es incierto aún si logrará con ello su objetivo.