PERFIL- La corrupción, la bala que atravesó la coraza de Rajoy

Mariano Rajoy saluda a la salida del Congreso durante un descanso de la moción de censura que podría arrebatarle la presidencia del Gobierno, Madrid, 31 de Madrid de 2018. REUTERS/Sergio Pérez

Por Carlos Ruano

MADRID (Reuters) - Pese a liderar el ejecutivo con menos escaños de la democracia, ni el rescate bancario ni la intervención de Cataluña fueron capaces de hacer descarrilar la paciente tenacidad tractora de Mariano Rajoy que, finalmente, tendrá que renunciar a la presidencia del Gobierno acosado por los casos de corrupción que han sacudido al partido que preside.

"La gravedad de la sentencia por el caso Gürtel y la inadmisible ausencia de asunción de responsabilidades políticas por parte del Partido Popular" fue el primer argumento esgrimido por el PNV, la última formación política que acabó por validar el jueves la moción de censura presentada por el PSOE.

Hasta Ciudadanos, el único gran partido que no respaldó la moción, coincidió en dar por terminada una legislatura "muerta por la corrupción" mientras se dirigía al asiento vacío de su socio para criticar que se "ausentase de su propia moción".

El líder gallego, que llegó a ser apodado el "ministro del chapapote" cuando en 2002 gestionó sin apenas despeinarse el desastre ecológico que propició el vertido por el hundimiento del petrolero Prestige, es considerado un superviviente nato que ha resistido estoicamente azotes electorales, conspiraciones en su propio partido y que fue capaz de aguantar con un gobierno en funciones 316 días.

Madridista declarado, Rajoy tuvo que digerir el mismo día la coincidencia de la antinatural mayoría del Congreso en su contra con la inesperada dimisión del entrenador del Real Madrid que acaba de conquistar la decimotercera Liga de Campeones para el club.

Considerado por muchos como el profesional de la indefinición que la cultura popular atribuye a los gallegos, Rajoy se sobrepuso en los últimos años a la publicación de mensajes de apoyo a corruptos condenados o a la primera cita de un presidente del gobierno ante los tribunales en una investigación cuya primera sentencia ha sido la que acabó por decapitarle.

En una decisión inesperada por su contundencia, la Audiencia Nacional declaró la semana pasada penas de prisión de 351 años para 29 de los 37 acusados en el caso Gürtel, en un fallo que condenó al PP a título lucrativo y certificó la existencia de una caja B en el partido y una compleja trama de corrupción.

Con todo, pese a la tormenta de críticas y a la coincidencia de los grupos políticos en la necesidad de desalojar La Moncloa, Rajoy estuvo a punto de volver a sobrevivir a la "condena" parlamentaria que solo se confirmó en el último momento, cuando sus habituales socios del PNV confirmaron que apoyarían la moción de censura.

Pero a pesar de las evidencias en su contra y de defenderse en el debate contra su gobierno con un discurso que sonó a despedida, el sexagenario aficionado al ciclismo podría todavía estar reservándose para un último sprint.

Negada por sus próximos la posibilidad de una dimisión en el último momento que impidiese a su rival Pedro Sánchez tomar el poder, cabe la posibilidad de que Rajoy tire de carácter y asuma impasible la moción de censura pero siga al frente del Partido Popular y se mantenga como líder del partido desde la oposición. "Con Rajoy, no puedes dar nunca nada por sentado", solía decir en privado un antiguo ministro bajo su mandato.

Y es que, a lo largo de su carrera, algunos han cometido el error de menospreciarle al confundir la paciencia de un hombre acostumbrado a preparar oposiciones con una falsa indolencia. No en vano, la todopoderosa Angela Merkel alabó su resistencia: "Mariano, en Alemania diríamos que tienes la piel de elefante".