A Pelé le gustaría que se quede, pero Sampaoli se irá de Santos a fin de año y Racing aparece en el horizonte

En Santos todos se callan y prestan atención cuando el que habla sobre algún aspecto del equipo es Pelé, una gloria insuperable del club. El oráculo al que nadie deja de escuchar. Hace poco, O'Rei expresó que le gustaría que Jorge Sampaoli se quede porque disfruta con el juego del equipo, que con un presupuesto inferior comparado con otros rivales, y en medio de no pocas turbulencias entre el DT argentino y el presidente, está tercero en el Brasileirao, casi clasificado para la Copa Libertadores del próximo año.

El deseo de Pelé difícilmente modifique la salida de Sampaoli en diciembre, cuando se completen las cinco fechas que restan del Brasileirao, y a pesar de que le queda un año más de contrato en el club Peixe. ¿Seguirá Sampaoli a partir de enero en ese fútbol brasileño que mayoritariamente lo reconoce, o buscará desafíos en otros países? La gente de su confianza no tiene la respuesta: "Es Jorge. Puede ir a cualquier lado". ¿Ese cualquier lado podría incluir a Racing, que se quedará sin Eduardo Coudet?, por lo cual Diego Milito haría un sondeo con el entrenador nacido en Casilda. En este caso, el aspecto económico podría ser un condicionante por lo restringido que está el mercado argentino.

Mientras tanto, el nombre del extécnico del seleccionado es coreado por los hinchas en cada partido en Vila Belmiro. El ambiente futbolístico y la prensa brasileña valoran su trabajo, tanto como el del portugués Jorge Jesus, entrenador del poderoso e inalcanzable Flamengo. Ambos integran la corriente de DT extranjeros a la que muchos se agarran para criticar a los técnicos brasileños. En los ardientes debates, algunos se cuestionan si el próximo entrenador del seleccionado brasileño no debería ser, por primera vez en la historia, alguien de otra nacionalidad.

Sampaoli hace meses que no se habla con el presidente José Carlos Peres, a quien inclusive en alguna oportunidad criticó públicamente. Los cuestionamientos del casildense apuntan a una política deportiva que debilita al plantel. Y también porque renunciará el director deportivo Paulo Autuori, enfrentado con el presidente y considerado por Sampaoli como el mayor respaldo en el cuerpo directivo. El último y determinante cortocircuito entre Autuori y Peres fue por el caso Christian Cueva, el volante peruano con varios episodios de indisciplina en su vida nocturna. Hasta tres veces se agarró a trompadas en los boliches.

Sampaoli no consideraba futbolísticamente a Cueva, lo tenía relegado. Cuando Autuori decide excluirlo del plantel por su falta de profesionalismo, el presidente le exigió que permaneciera en el plantel para que no se desvalorizara. La respuesta de Autuori fue la dimisión, postura que también tomará en breve Sampaoli. Entre otros motivos, porque el presupuesto para el fútbol se reducirá en un 30 por ciento y se venderán entre tres y cuatro jugadores. En estos momentos, a los futbolistas se les adeuda tres meses por derechos de imagen.

Si bien algunos medios brasileños informan que por contrato está estipulada una multa de casi dos millones y medio de dólares en caso de rescisión anticipada, desde el entorno de Sampaoli lo desmienten, aseguran que no hay ninguna cláusula.

Santos recibirá en la última fecha, el 7 de diciembre, a un Flamengo que en este momento es líder, con 13 puntos de ventaja sobre Palmeiras y 16 sobre el Peixe. El equipo de Sampaoli fue puntero en algún momento de la primera rueda. El esquema habitual es el 4-3-3, con puntos fuertes en los dos zagueros centrales (Gustavo y Lucas Verissimo), los dos extremos (el venezolano Soteldo y Marinho) y el volante uruguayo exRiver Carlos Sánchez.

Como se trata de un fin anunciado el de Sampaoli en Santos, en las últimas horas hubo rumores de que está en la agenda de San Pablo, Palmeiras, Atlético Mineiro y hasta Flamengo, porque es muy factible que Jorge Jesús se vaya a fin de año. En medio de todo esto, a Sampaoli le tocó lidiar con un malentendido por la presencia del presidente Bolsonaro en un partido. Algunos pusieron en boca del entrenador argentino de que se negaba a darle la mano al primer mandatario y que si lo obligaban estaba dispuesto a renunciar. En conferencia de prensa, Sampaoli aclaró que no era quién para meterse con la investidura presidencial y que valoraba la vida en democracia porque en la Argentina había vivido en tiempos de dictadura militar.