Pésimo arranque en noche para el olvido

Gerardo Velázquez de León, enviado

ARLINGTON, EU., julio 11 (EL UNIVERSAL).- México inició mal, muy mal la Copa Oro.

El resultado, empate a cero goles con Trinidad y Tobago fue lo de menos, lo grave fue el terrible golpe que sufrió Hirving Lozano, por lo que fue mandado al hospital y los gritos de carácter homofóbico que se presentaron y que provocaron que el juego fuera detenido en dos ocasiones, lo que puede traerle serias consecuencias a la Selección.

Decir que la entrada al "Chucky" Lozano fue con dolo, con alevosía y ventaja, con la intención de provocarle ese golpe y ese corte en la ceja, sería exagerar, pero hoy más que nunca se debe de dejar de lado que los futbolistas centroamericanos, y sobretodo los caribeños, son inocentes, porque la fuerza excesiva trae estas consecuencias, poniendo la carrera de un futbolista, la vida de un joven con prometedor carrera, en serio peligro.

No habían pasado ni quince minutos de juego cuando el partido cambió para México, que lleno de coraje se fue por el gol y por la venganza. Cuando el cuadro mexicano se tranquilizó, intentó por todos lados, por todos los sectores, con remates de Funes Mori, Herrera, Corona, y después Orbelín que entró de cambio, todos o la mayoría, rechazados por el portero rival, Marvin Phillips.

Vino un centro de Jesús Gallardo, que fue rematado por Funes Mori para el gol, que fue anulado por fuera de lugar. Una noche terrible para la Selección Nacional.

Las próximas horas serán vitales para saber el estado de salud de Lozano, y para intuir de qué manera puede modificar eso el rostro del Tricolor, que está obligado a ganar el título pero que sale tocado por este empate, y sobretodo, el golpe anímico.

Los directores técnicos

Gerardo Martino, quien estuvo en la tribuna, le movió por todos lados para tratar de abrir el marcador. Trinidad sólo se defendió.