Las ‘altas’ temperaturas en Moscú obligan a recurrir a la nieve artificial

Moscú sin nieve en Navidad es una estampa inusual difícil de asimilar y que las autoridades moscovitas no estaban dispuestas a tolerar. Por eso, estos días han estado vertiendo nieve artificial en algunos puntos clave de la ciudad tanto para el turismo como para los lugareños. Al final, y pese al cambio climático -culpable como era de imaginar de que no haya nieve- Moscú la logrado teñirse de blanco para recibir el Año Nuevo.

Así lucía la Plaza Roja hace 12 meses. Este año las autoridades han recurrido a la nieve artificial. (Foto: AP Photo/Alexander Zemlianichenko)
Así lucía la Plaza Roja hace 12 meses. Este año las autoridades han recurrido a la nieve artificial. (Foto: AP Photo/Alexander Zemlianichenko)

No es que no haya nevado en ningún momento en las últimas semanas en Rusia, el problema, como explican en la BBC, es que las temperaturas durante el pasado mes de diciembre han sido tan inusualmente altas para la zona que han provocado que la poca nieve que ha caído no cuaje. Dicen en la cadena británica que el diciembre de 2019 ha sido el diciembre más ‘caluroso’ desde 1886.

Traducido en grados, lo que ha ocurrido es que en lugar de marcar varios grados centígrados negativos -la media es de unos -6ºC, según The Moscow Times- el termómetro ha registrado temperaturas por encima de los cero grados. El récord estuvo en los 5,6ºC del 18 de diciembre.

Ante un panorama nada blanco así, los funcionarios decidieron ponerle remedio y acudir a zonas emblemáticas como la avenida Tverskaya y la Plaza Roja para cubrirlas con nieve artificial cortándolas al tráfico para poder efectuar los trabajos de acondicionamiento invernal-navideño. Cumplido su cometido, el funcionario del Ayuntamiento, Alexei Nemeryuk, citado por BBC, anunció orgulloso que en la mencionada calle habían colocado “una pequeña cantidad para crear una colina de snowboard a tiempo para las celebraciones de Año Nuevo”.

La ausencia de nieve en estas fechas en la capital rusa es una evidencia más de los efectos producidos por el cambio climático. El climatólogo ruso Vladimir Semyonov explicaba hace unas semanas que estos “inviernos son una consecuencia directa del calentamiento global” y que “ocurrirán con más frecuencia”.

La media de la temperatura ha aumentado en las últimas décadas en 4 grados y, en palabras del propio Vladimir Putin, en Rusia el aumento del termómetro ha sido más del doble de la subida a nivel mundial.

“Tenemos ciudades enteras dentro del Círculo Polar Ártico construidas con permafrost [capa de suelo siempre congelado]. Si eso comienza a derretirse, ¿te imaginas cuáles podrían ser las consecuencias para nosotros? Muy graves”, explicó el presidente ruso hace unas semanas. De ahí que anunciase que harían los esfuerzos necesarios para “minimizar las consecuencias de estos cambios”.

Aunque en esa misma conferencia de 19 de diciembre también aseguró que nadie sabe a qué se debe el cambio climático en una especie de intento por desligarlo de la actuación del hombre ya que considera que "evaluar la influencia que puede tener la humanidad contemporánea es muy difícil, incluso imposible".

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