Las neuronas televisivas de Sandra Barneda y su Premio Planeta

Como una no lo puede saber todo, y menos en mi profesión, no sabía yo de la gravísima enfermedad de la que adolecemos unos cuantos compañeros. Esa que asocia la cantidad de minutos de exposición a las cámaras con la pérdida neuronal. Chas, chas, chas. Se desvanecen, una tras otra, en una incesante cascada de devastación sináptica.

¿Tú, cuántos minutos has pasado delante de una cámara? ¿Doscientos mil? Pues, venga, ahí queda tu cociente intelectual. Bien cortito. Como el café. Que le aproveche.

¿Cómo ha descrito la medicina esa patología?

¿Elitismoalgia aguda, decís? ¿Prejuicitis degenerarativa, he oído?

(Photo by Samuel de Roman/Getty Images)
(Photo by Samuel de Roman/Getty Images)

Que, oiga, que si un abogado se pasa a la escritura pues qué bien. O una profesora. O la reina del baile. Bienvenidos al fascinante mundo de la edición literaria. No importa si antes limpiabas cristales o bailabas en el Bolshoi. Oye tú, que es que siempre has llevado un escritor dentro. A veces, bien escondido, en el sigue buscando de las tapas de los yogures.

Ay, ¡cuántos corazones rotos en las últimas horas! Que una presentadora de televisión no sólo se atreve a escribir sino que ha quedado finalista del Premio Planeta.

(Photo by Miquel Benitez/Getty Images)
(Photo by Miquel Benitez/Getty Images)

Que igual estaría bien, digo yo, por sugerir, que esperarais a leer el libro. Y luego ya, si no os gusta, uséis los plenonasmos que haga falta. Sin freno.

Sacudíos un poco ahí, en el hombro, que se os cae la caspa y queda feo.

Bonus track:

Y lo de separar la obra del artista, ¿dónde queda? Los que os llenáis las exclamaciones con quítame allá ese violador si mira qué maravilla sus libros, ¿se os atraganta ahora un programa de televisión?

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