¿Qué se necesita para ser como Mike? 1264 talones de boletos

Andrew Goldberg con más de 1000 de sus boletos coleccionados de los juegos de Michael Jordan, en su casa en Lake Worth, Florida, el 16 de junio de 2021. (Saul Martinez/The New York Times)
Andrew Goldberg con más de 1000 de sus boletos coleccionados de los juegos de Michael Jordan, en su casa en Lake Worth, Florida, el 16 de junio de 2021. (Saul Martinez/The New York Times)

Para convertirse en el coleccionista preeminente de un tipo muy específico de objeto de recuerdo de baloncesto del mundo, Andrew Goldberg ha tenido que explorar minuciosamente el internet y utilizar mucho los teléfonos. Ha pasado 6 años nutriendo una hoja de cálculo que detalla los objetos que posee y tiene una red de fuentes de la industria que le avisan cada vez que encuentran algo que podría necesitar.

La magia se da en las ventas de garaje, en eBay y en áticos polvorientos.

“He disfrutado la cacería”, dijo Goldberg. “No sé si alguien pueda disputarme el hecho de que quizás tenga la colección más grande del mundo de talones de boletos de los juegos de Michael Jordan”.

En un momento de creciente interés por los artículos coleccionables deportivos, Goldberg ha encontrado un nicho mientras persigue su meta de poseer un talón de boleto de cada juego de la legendaria carrera de Jordan (miembro del Salón de la Fama) como jugador. Los que tiene los mantiene dentro de fundas protectoras y los guarda en cajas de cartón en su casa de Palm Beach, Florida. Goldberg asegura que no se detendrá hasta conseguir los 1264 talones de boleto.

“Su nivel de compromiso es una locura”, afirmó Patrick Powell, fundador de Booger’s Stubs, una comunidad en línea de coleccionistas de boletos.

Goldberg, un consultor de organizaciones sin fines de lucro de 47 años y desde siempre fanático de los Chicago Bulls, afirma que le encanta el hecho de que cada boleto tenga una historia y un marcador final vinculado a él, que haya compartido el “mismo aire” con Jordan durante un par de horas y que ahora sea una pieza de la historia del parqué que no pueda replicarse. Eso sí, desearía que los acomodadores del antiguo Boston Garden hubieran sido más cuidadosos con su oficio.

“Ni siquiera seguían las líneas de las perforaciones”, dijo Goldberg. “Fueron famosos en los años 80 por rasgar sus boletos de forma horrible. Simplemente horrible”.

Parte de la colección de Andrew Goldberg de más de 1000 boletos de los juegos de Michael Jordan, en su casa en Lake Worth, Florida, el 16 de junio de 2021. (Saul Martinez/The New York Times)
Parte de la colección de Andrew Goldberg de más de 1000 boletos de los juegos de Michael Jordan, en su casa en Lake Worth, Florida, el 16 de junio de 2021. (Saul Martinez/The New York Times)

Goldberg creció en las afueras de Chicago, razón por la que se vinculó a los Bulls. Dice haber tenido la suerte de que su padre, Perry, tuviera abonos de temporada junto a un grupo de amigos. Cuando acompañaba a su padre, su ritual previo al juego era cenar en Greek Islands, un restaurante que estaba cerca del estadio. En la era previa a Jordan, su jugador favorito era Artis Gilmore por su altura (Goldberg era alto para su edad) y porque compartían las mismas iniciales.

Sin embargo, la dinámica alrededor del equipo cambió cuando Jordan llegó a Chicago como novato en 1984. Fue un fenómeno desde el principio, lo que hizo que Goldberg comenzara a considerar guardar los talones de boletos de los juegos de los Bulls a los que asistía. Le aconsejó a su padre que hiciera lo mismo. Incluso en aquel entonces, ya Goldberg se preocupaba por la integridad de los talones de los boletos.

“Le decía a mi padre que no los doblara”, dijo.

Parte del sueño de Goldberg tuvo un origen pragmático. Había sido un ávido coleccionista de cartas deportivas y cómics durante muchos años, pero le molestaba mucho el desorden.

“De repente, pensé: ‘¿Sabes qué? Los boletos no ocupan mucho espacio’”, dijo. “Pero con el tiempo me he dado cuenta de que si tienes muchos, igual ocupan mucho espacio”.

En poco tiempo, Goldberg decidió apuntar alto y coleccionar los 1264 talones de boletos de toda la carrera de Jordan, que se compone de 930 juegos de temporada regular con los Bulls, 142 juegos de temporada regular con los Washington Wizards, 179 juegos de eliminatorias y 13 apariciones en el Juego de las Estrellas. Goldberg tiene 986 de ellos.

Le falta una de las potenciales gemas de todo el lote: un boleto del debut de Jordan en la temporada regular de 1984. Esto es meterse en las aguas profundas del mundo del coleccionismo de boletos, pero los Bulls produjeron diferentes tipos de boletos esa temporada, dijo Goldberg. Había rojos y azules para los abonados, una versión diferente en la taquilla y otro generado por Ticketron. El boleto rojo es el más codiciado ya que tiene el color del equipo, dijo Goldberg, y uno de ellos había sido vendido hace dos años por 33.000 dólares. Goldberg no ha visto otro disponible para la compra desde entonces. ¿Cuánto estaría dispuesto a desembolsar para adquirir uno?

“No creo que pueda contarles algo que pueda publicarse y seguir casado”, dijo Goldberg, quien tiene un par de hijos gemelos de un año con su esposa, Barbara.

Goldberg todavía puede conseguir boletos de juegos de Jordan comunes y corrientes por alrededor de 5 o 10 dólares, dijo. Y, que quede registrado, su pasatiempo se ha financiado prácticamente por sí solo: vendió sus cómics por alrededor de 2000 dólares para tener capital inicial y ahora con frecuencia intercambia o vende boletos duplicados para llenar los vacíos en su colección (los duplicados, dijo, son útiles a la hora de hacer tratos con otros coleccionistas).

En estos tiempos, el boleto impreso se está convirtiendo en una reliquia. Aunque muchos equipos deportivos los siguen produciendo para quienes tienen abonos de temporada, el suministro general se ha reducido en la era de los boletos digitales. En la actualidad, la mayoría de los aficionados simplemente tienen un código en sus teléfonos celulares que es escaneado por los acomodadores cuando ingresan a la arena.

En cuanto a su colección, Goldberg ha descubierto que la publicidad —como el artículo que hicieron sobre él en el Midway Minute, un boletín deportivo de Chicago— a veces ayuda. Ha sido contactado por extraños que le comentan sobre sus viejos boletos olvidados para ver si Goldberg tiene algún uso para ellos.

“Uno espera que la gente salga de la nada”, dijo Goldberg, quien confía en que logrará completar su colección. “Simplemente, no sé cuánto tiempo más tomará”.

Una vez que lo logre, planea contactar a directivos del Salón de la Fama del Baloncesto y del United Center, el estadio donde los Bulls juegan sus partidos en casa, para ver si estarían interesados en exhibir una selección de sus boletos al público.

“Creo que para muchos sería un paseo nostálgico por la historia”, dijo.

© 2021 New York Times News Service