Nadia Podoroska, semifinalista de Roland Garros: la tenista que llegó silbando bajito a París y vive el mejor sueño de su vida

En el Philippe-Chatrier como si fuera en su Fisherton natal. En el court central de Roland Garros y frente a una Top 5 como si se tratara de cualquier cancha perdida en un barrio de la Argentina. Nadia Podoroska hizo magia con raqueta en la cima del mundo. Que nadie la despierte de este viaje por París; que nadie se anime a pellizcarla. La argentina de 23 años, que arribó al Bois de Boulogne silbando bajito y sin antecedentes en el cuadro principal del Abierto de Francia, rompió con todo. Es semifinalista del mundial sobre polvo de ladrillo. Se ganó un sitio entre las mejores cuatro del último Grand Slam de la temporada. Que nadie la despierte a Nadia. Derrumbó a la ucraniana Elina Svitolina, la tercera favorita, derrotándola por 6-2 y 6-4, en 1h19m. La esperan Iga Swiatek (Polonia; 54°) o Martina Trevisan (Italia; 159°).

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Si alguien, con la piel erizada frente a la TV, creyó que transitar por los pasillos internos de Roland Garros hasta llegar a la última puerta y verse de frente con el court de tierra anaranjada sería motivo de pánico para Podoroska, se equivocó. Es verdad que la jugadora entrenada por Emiliano Redondi y Juan Pablo Guzmán empezó sirviendo y la europea (semifinalista en Wimbledon y US Open 2019) le quebró el saque en ese game inicial, pero a partir de allí la rosarina se despojó de los demonios. Fue como si interiormente se liberara. Le costó poco hacer la transición. Con reveses paralelos hirientes y drops artísticos, Podoroska irritó a Svitolina. Logró desplazarla, incomodarla, hacerla dudar y maldecir. Nadia le quebró el saque a la novia del tenista francés Gael Monfils cuatro veces y, en 34 minutos, terminó adueñándose del primer set (6-2, con 17 winners).

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El segundo parcial fue un manojo de nervios. La tensión se derramó en el Philippe-Chatrier y se trasladó de un brazo al otro. La pesada carga anímica provocó errores, pero en ese contexto inédito para ella, Podoroska jugó con personalidad. Logró aislarse de lo que estaba en juego. Fueron siete quiebres en total, es verdad. Pero qué importa, dirá la argentina. Logró hacer que una Top 5 como Svitolina padeciera el partido. Nadia cerró su obra maestra con un drive. La noticia recorre el mundo del deporte. El tenis nacional vuelve a tener una semifinalista en un cuadro individual de Grand Slam por primera vez en 16 años (Paola Suárez en el Abierto de Francia 2004, el mismo torneo del título de Gastón Gaudio ante Guillermo Coria). Que nadie la despierte a Nadia.

Ya nada será igual para Podoroska.Llegó a París con el que era su mejor ranking (131º) y se marchará, al menos, siendo Top 50. Una posición que le permitirá ingresar en los torneos del WTA Tour. La llegada a las semifinales, además, le reportará un ingreso de 425.250 euros, que representan unos 500.000 dólares. Sólo estas semanas en París le alcanzaron a Podoroska para ganar más dinero de todo lo que había reunido previamente en su carrera: US$ 301.547. Un monto que le permitirá a Podoroska invertir en su carrera, en su desarrollo (desde hace tiempo se radicó en Alicante, España, buscando mayores oportunidades para su carrera).

"Sé que hay mucha gente en Argentina viendo mis partidos, siguiéndome, quiero agradecer enormemente. Argentina está pasando un momento difícil por la pandemia, es un honor darle esta alegría", alcanzó a decir Podoroska, en el court central, entrevistada por el ex tenista francés Fabrice Santoro. Campeona de los Panamericanos de Lima 2019, clasificada para los Juegos Olímpicos de Tokio, Podoroska no deja de generar sacudones para el tenis femenino de la Argentina, aquel que Gabriela Sabatini puso en lo alto. La última jugadora que superó la clasificación y que llegó a las semifinales de un torneo de Grand Slam había sido la estadounidense Alexandra Stevenson en 1999, en Wimbledon.

Que nadie la despierte de este viaje por París a Podoroska. Que nadie se anime a pellizcarla.