Canelo vs. Jacobs: mucho glamur, poco interés

Canelo Álvarez celebra su triunfo con Fernanda Gomez en el KAOS Nightclub At PALMS de Las Vegas, luego de vencer por decisión unánime a Daniel Jacobs. (Photo by Denise Truscello/WireImage)
Canelo Álvarez celebra su triunfo con Fernanda Gomez en el KAOS Nightclub At PALMS de Las Vegas, luego de vencer por decisión unánime a Daniel Jacobs. (Photo by Denise Truscello/WireImage)

Daniel Blumrosen, enviado

LAS VEGAS, EU., mayo 5 (EL UNIVERSAL).- Es la mutación inspirada por el chico de la barba pelirroja más famosa en la Ciudad del Pecado.

La noche apenas empieza, después de la función en la lujosa Arena T-Mobile aguardan los centros nocturnos, las fiestas privadas, los espectáculos con artistas de renombre o -en el peor de los casos- los adictivos casinos. Eso explica que las banderas tricolores, las camisetas de la Selección Nacional o incluso las que tienen estampado el rostro de Saúl Álvarez funjan como especie de careta por encima de vestidos de cóctel o camisas de diseñadores.

Es la mezcla del orgullo que generan las raíces y la suntuosa vida en una urbe donde la noción del tiempo se pierde con facilidad… Al igual que el dinero.

Velada para presumir que se es mexicano, con “El Canelo” como pretexto ideal, sin olvidar que hay vida después de un sábado por la noche en Las Vegas.

Algunas butacas de la T-Mobile lucen vacías cuando Álvarez y Daniel Jacobs ya intercambian golpes arriba del cuadrilátero. Es cierto que el tapatío es un gran negocio, pero requiere a un coestelar con cierto cartel. “El Hombre Milagro” no lo es, a diferencia de Gennady Golovkin. Ni qué decir de Julio César Chávez Jr., a quien el apellido le basta para atraer espectadores.

Pero es lo de menos para un público que goza el deporte y el glamur. Lo que le interesa es ver a la máxima figura del pugilismo nacional en la actualidad y lucir bien para la selfie. Hay quien no presta mucha atención al combate. De los siete anteriores, ni hablar.

Lo que sí atrapa su atención es escuchar los acordes del legendario “México lindo y querido”. Es el tema con el que “El Canelo” sale hacia el ring. Entonces sí la piel se eriza y el glamur es hecho a un lado, en pos de presumir lo mexicano. El éxtasis se alarga cuando el baladista Carlos Rivera interpreta el himno nacional.

Y de lo que suceda más tarde, porque Las Vegas nunca duermen, pero los corazones teñidos de verde, blanco y rojo se quedaron en la T-Mobile.