Michel y el fantasma de Valdano en Tenerife
Los aficionados al fútbol que nacimos en los 80 en España le tenemos casi el mismo respeto a Tenerife que a Saddam Hussein o al hombre del saco. Cada una de estas personas o lugares sobrevoló nuestras pesadillas infantiles y nos creó un trauma difícil de superar. Ver caer bombas sobre Bagdad en el telediario hacía preguntarnos quién era Saddam Hussein y por qué se portaba tan mal con sus ciudadanos. Oir pronunciar la palabra Tenerife era como mentar al diablo, sobre todo si eras hincha del Real Madrid.
Tenerife: La isla maldita
Mientras La Quinta del Buitre daba sus últimos coletazos de fútbol 24 quilates y Cruyff plantaba la semilla de su fútbol total en el FC Barcelona, el equipo merengue disputó dos ligas (una con Leo Beenhakker y otra con Benito Floro como entrenadores) que manejó tremendamente bien durante todo el campeonato, pero que concluyeron en tragedia. Ambas en Tenerife y ambas con un enemigo íntimo como gran villano: Jorge Valdano.
La primera de ellas fue quizás la más sangrante. El equipo de Beenhakker (Radomir Antic había sido cesado meses antes cuando iba líder distanciado del Barça porque el equipo “no jugaba bonito”) se adelantó en el marcador por 0-2, con goles de Hierro y Hagi, pero en una funesta segunda parte, el equipo entrenado por Jorge Valdano dio la vuelta al marcador y se impuso por 3-2. Ganaba el Barça así su segunda liga consecutiva de la era Johan Cruyff.
Un año después, mismo verdugo mismo lugar. Esta vez el Tenerife fue muy superior desde el principio del partido y se impuso por 2-0, con goles de Dertycia y Chano, pero Gracia Redondo –árbitro del encuentro– desató la polémica al no señalar dos penaltis claros en el área tinerfeñista. Otra Liga, la tercera consecutiva, para el Barça de Cruyff que un año después cerraría su propio círculo de títulos in-extremis con el famoso penalti fallado por Djukic que privó al Deportivo de La Coruña del que hubiera sido su primer título de Liga.
En ambos encuentros el número 8 del Real Madrid era Michel. Uno de los jugadores históricamente venerados en el Bernabéu, se desempeña ahora como entrenador del Málaga, equipo ante el cual el Real Madrid de Zizou se juega la Liga en la última jornada del campeonato.
Michel y la polémica
Las situaciones son diferentes, por supuesto: Aquel Tenerife era un equipo que despuntaba en España y acabaría clasificado para el Copa UEFA en 1993, con jugadores de la calidad de Fernando Redondo, Ezequiel Castillo, Oscar Dertycia o Felipe Miñambres. El Málaga de la actualidad ha tenido una temporada para olvidar, aunque desde la llegada de Michel al banquillo y la recuperación de Sandro –su gran aval frente a la portería contraria– el equipo parece haber mutado en otro.
Además, si aquel Real Madrid era uno de vacas sagradas en sus últimos coletazos dentro del fútbol de élite y de estrellas venidas a menos (Hagi, Prosinecki, Ricardo Rocha), el de Zidane es el actual campeón de Europa, clasificado para la final por segundo año consecutivo, y cuenta con quizás la mejor plantilla del planeta.
Si el Málaga viene de una buena racha, ganando 6 de sus últimos 7 partidos, el Real Madrid no le va a la zaga: su racha en esos últimos siete encuentros es exactamente la misma, perdiendo sólo ante el FC Barcelona en el último segundo de partido gracias a la genialidad de Messi. Pero es que en toda la segunda vuelta no ha perdido otro encuentro y sólo ha empatado dos, ante Las Palmas y el Atlético de Madrid. Si además añadimos su trayectoria en Champions League, ante rivales como Nápoles, Bayern o Atlético de Madrid, es sencillo entender que los blancos lleguen preparados moralmente y confiados al partido definitivo de La Liga.
Michel se encuentra, eso sí, en el ojo del huracán. Hace unas semanas, quizás creyendo que la Liga ya se habría definido a estas alturas, comentó con sorna que él era mucho más madridista que Jorge Valdano. Luego, se ha pasado las semanas asegurando que su equipo se va a dejar todo en el campo ante los madridistas, porque ese es su deber profesional. De una manera u otra, Michel se llevará palos –como siempre en su carrera– tras el partido, pero el madrileño parece encajar los golpes con mucha elegancia. Quizás, y volviendo al símil con lo ocurrido hace 25 años en Tenerife, al estratega le valga la pena recordar que tras quitarle dos ligas al club merengue Jorge Valdano fue nombrado entrenador del Real Madrid en 1994.
Zidane por su parte se siente fuerte. Sabe que tiene un equipo a tope y concentrado en no dejar escapar una Liga que se encuentra a sólo un punto de distancia. Ronaldo está desatado con 13 goles en los últimos 10 partidos, el 4-4-2 ha balanceado al equipo dándole el timón a Isco tras la lesión de Gareth Bale en el Clásico, y los blancos han demostrado ante el Sevilla y el Celta de Vigo que tienen mucha pegada y que, además, saben sufrir cuando toca.
El año pasado, en idéntica situación por la definición del campeonato, el FC Barcelona venció al Málaga para hacer inútil el esfuerzo blanco tras su victoria ante el Deportivo de La Coruña. Quizás ese ejemplo más reciente sirva de bálsamo a todo el madridismo, que espera como agua de mayo un título de Liga que se resiste desde hace seis años.
Ganar el título sería un buen síntoma para el equipo de cara a la final de la Champions League en Cardiff dentro de dos semanas, y un gran alivio para esa generación de madridistas nacidos en los 80 que fueron atormentados con nombres propios como Tenerife, Valdano, Ezequiel Castillo, Dertycia o Saddam Hussein.
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